Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 2 de marzo de 2003
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Política
BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

De la blix-krieg a la blitzkrieg: la "guerra compleja" de Bush

Tensión civiles/militares en el ejército de EU

El ataque a Irak, parte de un esquema mayor

LA PALABRA BLITZKRIEG significa en alemán "guerra relámpago" (krieg, guerra, y blitz, relámpago) y fue muy usada por los estrategas del ejército alemán durante la primera mitad del siglo XX, para luego caer en desuso y ser resucitada por los "civiles" inexpertos en asuntos militares del equipo Bush (más que por sus militares profesionales, válgase la tautología, sobre lo que volveremos), quienes han prometido una "guerra relámpago" de exactamente seis semanas. ¿Como le harán para calcular con antelación la exactitud cronológica de una contienda?

EN ESPERA DE la inexorable blitzkrieg sobre Irak, diseñada desde hace 12 años por el grupo de Cheney, el equipo Bush ha usado el montaje hollywoodense de los inspectores de la ONU, encabezados por el pusilánime sueco Hans Blix, quien se ha prestado a todas las maniobras prebélicas (no en forma tan ofensivamente flagrante como lo hizo el australiano anglosajón Richard Butler, quien resultó un vulgar espía de la CIA y el Mossad). Inclusive, el canciller ruso, Igor Ivanov, con justa razón denunció que Blix le estaba haciendo el juego al equipo Bush, que opera así una blix-krieg, es decir, la "guerra de Blix" preliminar, para luego aplicar la blitzkrieg, su prometida "guerra relámpago" (¿con armas nucleares?), de modo de no incomodar demasiado a los "mercados", que han empezado a sacar sus cuentas alegres sobre el alza de 30 por ciento en el índice industrial Dow Jones. Por medio de la blix-krieg preliminar, para eliminar el mayor número de armas iraquíes y así facilitar la captura de Bagdad, se destruiría, en forma por demás controvertida, los misiles Al Samoud 2, desmantelando al máximo a Irak (de por sí ampliamente diezmado por los bombardeos de la planta nuclear Osirak/Tammux por la aviación israelí en 1981 y por la guerra de la coalición encabezada por Estados Unidos en 1991), prácticamente sin resistencia creíble, para luego poder aplicar cómodamente la blitzkrieg bushiana, en plena coordinación con los "mercados" bursátiles.

NO SE DEBE SOSLAYAR que la segunda guerra contra Irak ha sido diseñada por la plutocracia petrolera texana que practica el modelo fundamentalista económico del "ofertismo fiscal" (supply-side economics), es decir, el summum del radicalismo neoliberal, que versa primordialmente sobre la disminución de los impuestos a las clases pudientes, dizque para estimular la economía, por lo que los "civiles" inexpertos en asuntos militares (principalmente el cuarteto filolikudista Cheney-Rumsfeld-Wolfowitz-Perle) están chocando, como nunca se había visto en los anales de Estados Unidos, previamente a una empresa bélica, con los militares profesionales. Se acaba de escenificar una controversia pública entre el "civil" subsecretario de Defensa, el israelí-estadunidense Paul Wolfowitz, y el jefe de Estado Mayor del ejército de Estados Unidos, general Eric Shinseki, quien pegó en el mero blanco al considerar que para ocupar todo Irak, un país de 434 mil kilómetros cuadrados (27 veces mayor que Kuwait), "se necesitan cientos de miles de soldados" (The Financial Times, 28 de febrero de 2001), lo que desmonta de tajo todo el "plan Wolfowitz" de la pretendidamente inocua balcanización medio-oriental a partir de Irak. El mismo Wolfowitz (en estos asuntos trascendentales el pobre Baby Bush ni pinta) salió a refutar a Shinseki sobre costos, despliegues y alcances del "post Irak", que en el mejor de los casos apunta a un caos regional: ¿no será, acaso, lo que busca deliberadamente el "plan Wolfowitz", para provocar una alza desmedida del petróleo y someter al euro, al yen y al yuan?). Como medida coercitiva, el septuagenario Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, había anunciado en forma descortés con un año de anticipación la jubilación del rebelde general (de quien se insiste fue nombrado por Clinton), para quitarle decoro y poder, debido a sus constantes colisiones con Wolfowitz.

LA GUERRA EN IRAK también ha dividido al mundo entre valientes y cobardes, lo cual es más notorio en el seno de la tragicómica Liga Arabe, de 22 países, que lo mejor que encontró en las confortables playas de Sharm El-Sheikh fue aprobar la artimaña estadunidense de exiliar a Saddam. Naturalmente que el punto de vista del valiente general Shenseki, aún en funciones, marca un hito en la historia de Estados Unidos y exhibe la fractura entre los militares profesionales y los ultrahalconazos "civiles" filolikudistas, quienes en su vida no han disparado una sola bala (el mismo Baby Bush evadió el servicio militar gracias a la ayuda paternal de la CIA).

EL 11 DE FEBRERO pasado, ante el camaral Comité de Relaciones Exteriores, nada menos que el general retirado Anthony Zenni, anterior cabeza del Comando Central, que cubre Irak, el Medio Oriente y Afganistán (cargo que hoy ocupa el general Tommy Franks, candidato a convertirse en el gobernador militar del protectorado del post Irak), manifestó su rotunda oposición a la guerra debido a las previsibles consecuencias desfavorables ("no será una guerra corta" y la "permanencia militar será prolongada"), que no han sido sopesadas por los diseñadores "civiles". Como punto nodal de su notable exposición, Zinni reiteró que la "guerra contra Irak" iniciada en 1991 "no ha cesado" 12 años después: la existencia de las zonas de exclusión aérea, los bombardeos intermitentes, la presencia de 23 mil soldados y las intercepciones de operaciones marítimas lo demuestran.

TAMBIEN EL GENERAL Norman Schwarzkopft, quien expulsó a las tropas iraquíes de Kuwait, alertó sobre el probable empantanamiento al estilo Vietnam, y el mismo Pentágono advirtió a la opinión pública sobre la alta probabilidad de "una contienda sangrienta", a diferencia de Afganistán (The Daily Telegraph, 19 de febrero). El Pentágono, incluso, ha llegado a filtrar a The New York Times información sobre el amplio abanico de escenarios desfavorables que tienen preocupados a los militares profesionales, en contrapunto con el insólito desparpajo de los "civiles" filolikudistas, quienes cómodamente dan órdenes burocráticas que han empezado a indisponer a un segmento nada despreciable de militares.

LOS "CIVILES" FILOLIKUDISTAS, alertas al malestar militar cada vez más visible públicamente, le (im)pusieron a Baby Bush como libro de cabecera el Supremo comandante, del israelí-estadunidense Stephen Cohen, que pone en relieve las virtudes del liderazgo civil sobre los militares, quienes deben obedecer sin tapujos, y que repite un libro anterior al respecto del ultrahalconazo Samuel Huntington. No importa que Baby Bush haya leído un solo libro en su vida, pero su lectura obligada en el rancho de Crawford sobre la indiscutible supremacía del comandante "civil" sirve para estimular y confirmar (para "cukltivar", dirían los sabios yucatecos) sus pretendidas dotes únicas de líder mundial espiritual, como nuevo profeta paleo-bíblico del Antiguo Testamento, al estilo del profeta Isaías y sus imprecaciones furibundas contra la "meretriz Babilonia" de hace 2 mil 500 años.

LOS FINANCISTAS PETROLEROS, desesperados por la quiebra económica de la globalización financiera, que buscan como sea una "guerra preventiva y permanente" para encubrir y, quizá, resarcir, sus descomunales pérdidas bursátiles, están ofendiendo peligrosamente el orgullo militar del ejército de Estados Unidos, a grado tal que el general Colin Powell ha renegado en la práctica real de su propia "doctrina Powell" que, en caso de ser rigurosamente aplicada en la coyuntura presente, prohibiría la aventura militar multidimensional que ha emprendido Estados Unidos en forma sincrónica en el Medio Oriente, Asia Central y Filipinas (adonde acaba de enviar 3 mil soldados para enfrentar a la guerrilla fundamentalista islámica de Abu Sayaf, otro artefacto de la CIA).

PERO LOS "CIVILES" israelíes-estadunidenses Paul Wolfowitz y Richard Perle, desde sus influyentes cargos en el Pentágono, desean la guerra cuanto antes y como sea. En un reciente artículo en The Philadelphia Inquirer, Wolfowitz asegura que el derrocamiento de Saddam promoverá la "democracia en todo Medio Oriente", como sucedió en Alemania, Japón y la "liberación de Francia" (lo cual fue retomado una semana después en el insulso discurso de Baby Bush ante los fundamentalistas neoliberales del American Enterprise Institute, controlado por la dupla Cheney-Rumsfeld), aunque ninguno de los dos haya especificado si sería al mismo precio de millones de víctimas y del lanzamiento de dos bombas nucleares como en Hiroshima y Nagasaki.

SEA LO QUE FUERE, para las necesidades de la pax americana, Peter Schweizer, un investigador de la archiconservadora Hoover Institution, formula la imperativa necesidad de crear una "Legión Extranjera Estadunidense" de 20 mil soldados (The New York Times, 18 de febrero), al estilo de la colonial Legión Extranjera Francesa, que incorporó a migrantes y desempleados de los países "aliados" (si es que no lo han hecho aún, ¿los primeros en enrolarse serían Zedillo y Castañeda Gutman, el flamante representante del megaespeculador y criminal convicto George Soros?; por lo visto, todos los juniors del PRI y del PAN representan intereses trasnacionales y metanacionales, y entonces, ¿quién diantres representa los intereses "nacionales" de México?).

"EL DESTINO DE Estados Unidos es ser el policía del mundo" (The Financial Times, 17 de febrero), nos advierte en forma ominosa Max Boot (investigador Olin, al igual que Huntington, adscrito al Consejo de Relaciones Exteriores que "representa" en México el filobélico del ITAM Fernández de Castro), quien coloca en la lista a Norcorea y a Irán después de Irak.

CON MAYOR CRUDEZA que todos, el centro de pensamiento Stratfor (25 de febrero), con sede en Austin, Texas, y muy cercano a las huestes bushianas, delata que "en el análisis final, la paz interna de Irak no le interesa a Estados Unidos. Por consiguiente, la decisión de desplegar varias centenas de miles de tropas tiene que ver con el posicionamiento militar en Irak, desde donde se pueda aplicar una enorme presión a otros países que preocupan a Estados Unidos como Irán, Arabia Saudita y Siria", lo que demuestra que se trata de una "guerra regional". En forma obscena, Stratfor se adhiere a nuestro concepto de "guerra multidimensional" y devela que "se ha levantado el encubrimiento de la realidad de la posguerra en Irak. El Congreso ha sido advertido de lo que debió haber sabido antes: que la guerra en Irak es simplemente una campaña dentro de una guerra compleja más duradera".

¿ENTENDIDO, MISTER FOX y mister Gil Díaz?, quienes han sido lastimosamente engañados, para no decir controlados, por la presión brutal de la jauría bushiana, de que la vigencia de la moribunda globalización financiera pasa por el derrocamiento de Saddam y la instauración de un protectorado militar de Estados Unidos. Aunque fuese el peor régimen del mundo el de Saddam, lo cual no es evidentemente cierto, siempre será mejor que un protectorado militar extranjero, en particular uno liderado por Baby Bush y los ultrahalconazos del clan fundamentalista texano-israelí.

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