Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 2 de marzo de 2003
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MAR DE HISTORIAS

Como está la situación

CRISTINA PACHECO

Angélica se dirige a la única mesa vacía. Al sentarse ve una revista de espectáculos y se vuelve a la pareja que ocupa la mesa contigua: "ƑEs suya?" La mujer le responde: "No. Cuando llegamos ya estaba allí. Alguien la olvidó". El hombre sobrepone su voz a la de su mujer: "Señorita: la cuenta". Angélica se alegra de que sus vecinos estén a punto de irse, así podrá conversar libremente con Elsa en cuanto llegue.

La pareja revisa la cuenta. El deja la propina. Su mujer le reprocha en voz baja: "ƑDiez pesos? Pero si nada más tomamos café". Incómodo, el marido protesta: "Es mi dinero, yo sabré". Su esposa lo liquida con otro argumento: "Allá tú si quieres gastarlo a lo tonto, pero luego no te quejes".

Angélica no puede evitar la curiosidad y se asoma a la mesa recién desocupada. Allí descubre una moneda de cinco pesos. Siente tristeza de pensar que la pareja seguirá discutiendo por la propina hasta que lleguen a su casa: pequeña, repleta, olorosa a comida, sin huecos para el silencio ni refugio para el amor.

Para huir de una realidad que conoce tan bien, Angélica vuelve a hojear la revista. No logra concentrarse. A cada momento mira hacia la puerta. Cuando al fin aparece su amiga, va a su encuentro:

-šElsa! Creí que ya no vendrías.

La recién llegada se despoja de la bolsa que cuelga de su hombro y la deposita en una silla:

-No sabes cómo pesa esta mugre-. Elsa se masajea el hombro: -Vengo desde La Pastora: tenía que entregar un pedido de zapatos.

-ƑY por qué no me lo dijiste para que nos viéramos otro día?

-Porque anoche, cuando me llamaste, te oí nerviosísima.

-Es que suceden tantas cosas-. Angélica ve acercarse a la mesera. -ƑTe pido un café?

-Lo que sea. Dime Ƒqué pasa?-. Elsa se adelanta: -ƑDe nuevo tuviste problemas con Joel?

-Le propuse que dejáramos de vernos un tiempo.

-šOtra vez!

-Esta es la definitiva. No te rías: hablo en serio.

-ƑYa lo pensaste bien?

-Sí, y además han sucedido otras cosas, pero no sé cómo decírtelas-. Angélica se cubre los ojos: -Tengo la cabeza revuelta.

-Cuando una mujer dice eso, seguro que hay otro hombre.

-ƑCómo lo sabes? ƑTe dijeron algo?

-ƑPero quién?

-Tú luego les vendes maquillajes y zapatos a mis compañeras de la fábrica.

-Entonces šes por allí la cosa!- Elsa sonríe con malicia: -ƑConozco al fulano?

Angélica contiene la respiración y se muerde los labios antes de responder:

-Sí, por lo menos lo has visto... es
Mario.

-ƑMario? Allí el único Mario es el gerente de la fábrica-. Elsa se cubre la boca: -šNo me digas que...! ƑY qué quiere?

-ƑQué va a querer? Pues que andemos-. Angélica rectifica: -Claro que no me lo dijo así, pero me invitó a salir.

-ƑHace mucho que te pretende?

-Desde principio de año noté que me saludaba por mi nombre y me sonreía. Luego me sondeó Felipe, su chofer-. Angélica enciende un cigarro: -Ƒte acuerdas de la tarde en que no pudimos vernos porque me quedé trabajando horas extras?

-Sí, fue en diciembre.

-šExacto! Terminé de empacar esferas como a las once. Te juro que hasta me dolían las manos. Iba saliendo cuando me encontré a don Mario... Bueno, a Mario porque ya no le gusta que le diga "don"-. Angélica mira sonreír a su amiga: -No te burles.

-Es que... bueno, perdóname. ƑY
luego?

-Me dijo: "Es peligroso que ande tan noche en la calle". Llamó a Felipe y le ordenó llevarme a mi casa. El chofer se pasó todo el tiempo diciéndome que el patrón me aprecia mucho y me preguntó cómo me caía. Le contesté la verdad: "Muy bien porque al menos es amable y siempre saluda. No que otros ni nos miran. Pasan y se hacen a un lado como si tuviéramos lepra".

-Seguro que el Felipe se lo contó al patrón para quedar bien con él.

-Creo que sí porque, como a la semana, Mario me llamó para decirme que sabía que mi trabajo era muy bueno y que estaba pensando en darme planta

 

-Le pregunté si nomás a mí o a todas las del departamento y se rió como diciendo: "no te pases, gordita".

-Vamos por partes, pero me dices la verdad: ƑMario te gusta?

-Pues más o menos.

-No me vengas con cuentos: en estas cosas no hay más o menos-. Ve sonrojarse a su amiga: -Que no te dé pena. Es natural que te guste. El tipo ha de oler muy bien, tiene lana.

-No soy una interesada-. Angélica mira a la distancia: -Me gusta porque es amable y... šay, no sé!

-Para mí lo que decidas está bien, pero no te claves. Piensa que don Mario tiene familia; en cambio Joel es soltero, puede casarse contigo.

-šEstás loca! Joel nunca me habló de matrimonio. Según él, a como está la situación, es mejor que cada quien siga en su casa, al fin podemos irnos al hotelito cuando queramos.

-Discúlpame, pero con don Mario lo único que vas a hacer es ir al hotelito.

-No me hago ilusiones: a Mario le gusto y ya.

-Joel te quiere, lo reconozco y conste que no es santo de mi devoción. Elsa toca la mano de Angélica: -Piénsalo bien antes de decidirte.

-Mario me invitó a salir el viernes. Le dije que sí, pero ahora ya no sé que hacer. šAconséjame!

-Si dudas, dale largas, pídele que te deje pensarlo.

-ƑY si me agarra ojeriza por desairarlo? Hasta puede quitarme la chamba y entonces, Ƒcómo le hago? Si ahorita las cosas están de la patada, Ƒte imaginas lo que pasaría con mi familia sin mi sueldo?

-ƑCómo va lo de tu hermano Darío?

-Pésimo. Ya se llevó a su mujer y a sus cinco hijos a vivir con nosotros porque no encuentra trabajo-. Angélica baja la voz: -Cuando alguien sale del reclu nadie le tiene confianza. Y no es justo. Darío es bueno para los números. šNo sé cómo fue a cometer la pendejada de robarse un coche! El pobre está bien arrepentido.

-Pues que tu cuñadita busque trabajo, aunque sea de sirvienta.

-No, porque entonces mi mamá tendría que cuidarle a los cinco escuincles. No te imaginas cómo está la casa: todo encimado, revuelto, cochino, parece que la bombardearon.

-šQué horror!-. Elsa chasquea los dedos: -Oye, si don Mario te aprecia tanto, Ƒpor qué no le pides chamba para tu hermano?

-šCómo crees!

-ƑQué tiene de malo?

-Si llega a pasar algo entre nosotros, Mario creerá que lo hice para sacarle provecho a la situación.

-Dirás que soy cínica, pero mira: te gusta Mario y acabarás acostándote con él; si aparte de darte el gusto sacas algo bueno para Darío, šqué mejor! -Elsa impide que Angélica la interrumpa: -Hay otra cosa que me preocupa más: Ƒsi Joel vuelve y te pide que se casen?

-No lo aceptaría-. Angélica mira la mesa que antes ocupó la pareja: -Allí estuvo un matrimonio. El iba a poner 10 pesos de propina. Ella se molestó y le ordenó que dejara cinco. šPor eso discutieron! Si me caso con Joel viviré mil veces la misma historia. Al menos con Mario, mientras dure lo nuestro, será distinto.

-Los hombres son volubles: a lo mejor un día se cansa y hasta la chamba te quita. ƑVas a correr el riesgo?

-Como está la situación, Ƒqué otra cosa puedo hacer?

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