DISQUERO
Pablo Espinosa
Música de la diáspora
Orient & occident
BAJO
EL EMBLEMA de ''Música de la diáspora" es posible englobar
los sistemas esféricos que sustentan el pensamiento sonoro contemporáneo.
A la caída del bloque comunista se sucedieron una serie de migraciones,
acomodos y movimientos que dejaron al descubierto una serie de minas de
joyas culturales que se habían desarrollado a pesar de la opresión
del régimen, cegado por el poder al punto de incidir sobre la mismísima
creación artística y en renglones tan abstractos (es decir
apolíticos) como la música.
DE ENTRE ESA pléyade, baste por lo pronto
citar una tríada de creadores rusos que produjeron su obra inicial
en su patria y luego, acosados por el régimen, emigraron para consolidar
afuera obras de granito: Sofia Gubaidulina (1931), Alfred Schnittke (1934-1998)
y Arvo Pärt (1935). Apenas rebasado el conocimiento de la obra de
este trío de genios por el pequeño círculo de iniciados,
sus obras ya empiezan a poblar el atrilerío de las salas de concierto
del mundo y se aproximan a fenómenos de consumo cultural tan insólitos
como los millones de copias que se han vendido (sobre todo entre los jóvenes)
de la grabación discográfica (con Dawn Upshawn) de la Tercera
Sinfonía del polaco Henryk Gorecki (Silesia, 1933). Detengámonos
por lo pronto en el caso de Arvo Pärt, compositor estonio de quien
supimos hace 15 años en México gracias a poetas y personas
cuya solvencia está a la altura de la música de Pärt:
Andrés Ruiz, Alberto Blanco, David Huerta. A discos anteriores,
verdaderas obras maestras, como Fratres (grabado por el propio Pärt,
con su amigo Alfred Schnittke en el piano, al igual que Keith Jarrett y
el violinista Gidon Kremer), Arbos, Miserere, Passio,
De Profundis Clamavavi. entre otras muchas, se suma ahora la más
reciente grabación con música de Part que ha llegado a nuestro
país, con un título lleno de guiños: Orient &
Occident (ECM)
Alina
A
ESTA GRABACION, que nos habla del Pärt sinfónico-coral,
sumemos en retrospectiva el disco inmediatamente anterior a Orient &
Occident y de bello título, espejeante con su contenido: Alina
(ECM), que retrata de cuerpo entero y en su absoluta desnudez el pensamiento
sonoro de Arvo Pärt, claramente dibujado como un ser que cayó
a la Tierra con una misión específica: producir belleza,
conectarnos con el cosmos y con la divinidad.
ASI COMO ERIK Satie gustaba de sonreír con
sus ejecutantes al poner, en lugar de los obligados allegro, andante,
etcétera, indicaciones en sus partituras como ésta: ''Toque
esta nota rascándose la nariz", Arvo Pärt en contraparte indica
a los músicos en su partitura Alina esto: ''Calmado, exaltado,
en trance de escuchar su yo interior".
EN ESTE DISCO está también de cuerpo
entero el concepto que inventó Pärt a propósito de una
parte de su obra, a la que llama ''tintinábuli" (tintineante) y
que está constituida por una sola nota, a lo mucho dos o tres, que
se repiten alternadas con largos silencios en los que cae el cuerpo desnudo
de la belleza más pura, estremecedora, anhelante, angélica,
enaltecedora. Una hermosa música desnuda, más bella que una
madonna de Botticelli.