Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 6 de marzo de 2003
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Mundo
Los países árabes, cada vez más divididos

Amplio intercambio de insultos durante la cumbre islámica

ROBERT FISK

Bienvenidos a la unidad árabe: el delegado iraquí, Izzat Ibrahim al Douri llamó "mono y traidor" al alto delegado kuwaití en la cumbre de Doha, por interrumpirlo. Antes, los kuwaitíes habían dicho que la dirigencia iraquí debería considerar la opción del exilio, y éstos respondieron llamando a Saddam Hussein "el verdadero gigante".

Todos los representantes de la región del Pérsico dijeron que Hussein debe renunciar, lo cual no es ninguna sorpresa ya que es el único líder árabe que -sin importar cuán equivocadas sean sus razones- ha luchado contra Estados Unidos.

Ayer, en la Organización de la Conferencia Islámica, en Doha, Qatar, el jeque Mohammed Sabah al Salim al Sabah interrumpió la sesión para hablar de las "mentiras" de Irak. ¿La respuesta iraquí? Al Douri fue muy directo: "Cállate mono, traidor. Que sobre tu bigote caigan maldiciones".

El jeque Ahmed Fahd al Ahmed, ministro de Información kuwaití, se puso de pie de un salto, ondeó su pequeña bandera de Kuwait y exigió se le concediera el uso de la palabra.

Pero el presidente de la sesión, jeque Ha-med Bin Khalifa Bin Al Saadi, representante de Emiratos Arabes Unidos, mostró determinación: "No estamos aquí para que se den este tipo de intercambios".

Volviéndose hacia Douri, el presidente señaló: "Usted comenzó su discurso con un verso del Corán que dice que debemos estar unidos por la palabra de Dios. Eso no es más que hipocresía y falsedad".

No es de extrañar que la mayoría de las naciones árabes declinó la invitación a Doha. Incluso Líbano envió una delegación de bajo nivel.

La democracia no existe realmente en el mundo musulmán. Sólo Turquía la ejerce en cierta medida y es por eso que, para la inmensa vergüenza de los árabes, rechazó que ingresen a su territorio las tropas estadunidenses que invadirán Irak, a pesar de que al menos cinco estados árabes sí las aceptaron.

Turquía, como sabe todo árabe, es aliado de Israel. Pero -el muy odiado centro del imperio otomano- representa a los árabes de la misma forma en que el presidente francés, Jacques Chirac, ahora representa a la mayoría de los británicos.

La cumbre en Doha nunca iba a influir en los gobiernos de Europa o en el de Estados Unidos, pero era una oportunidad, muy ne-cesaria, para que el mundo árabe mostrara alguna forma de oposición madura contra la guerra en Irak.

¡Ay los árabes! Las tribus del golfo y de Irak -"las tribus con bandera", como los llamó el gran historiador británico de las cruzadas- no iban a dar muestra de unidad.

De la misma forma en que el coronel Kadafi, de Libia, y el príncipe heredero Abdullah, de Arabia Saudita, se escupieron veneno el uno al otro en la cumbre de la Liga Arabe en Charm el Cheij el pasado fin de semana, los iraquíes y sus adversarios de la región tenían que demostrar su odio mutuo.

  Periodista irlandés especialista en Medio Oriente, corresponsal de The Independent

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

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