Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 7 de marzo de 2003
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Política

Luis Javier Garrido

El desconcierto

El abierto rechazo a la guerra en Irak, que se escucha en todos los rincones del planeta, ha dejado perplejos a los gobernantes de derecha de muchos países de América Latina, y es el caso de Vicente Fox, quien no oculta su pasmo ante las protestas, consciente del grave daño que le hace a México con el manejo que ha tenido de la política internacional.

1. Los gobernantes mexicanos, al igual que los grandes empresarios, están más perplejos que nunca ante la creciente oposición mundial a la guerra en Irak y la decisión de los republicanos estadunidenses de terminar con el régimen de Bagdad y de controlar militarmente esa región. Los acontecimientos los han rebasado y a Fox, entrampado en su discurso de autopropaganda, al no saber cómo salir del atolladero en que se metió por su afán protagónico de intervenir en el escenario internacional, lo único que se le ha ocurrido para encubrir sus torpezas es llamar a "la unidad nacional" (5 de marzo), que ha sido el viejo recurso al que han acudido en momentos críticos los gobiernos autoritarios de América Latina.

2. La guerra contra Irak se anunció en un momento en el que Estados Unidos se erigía como única superpotencia militar y económica en el mundo de inicios del siglo xxi, pero la ausencia de argumentos de Bush para la intervención armada y las evidencias de que el objetivo fundamental es el petróleo iraquí y el control geopolítico de Medio Oriente y de Asia central, a fin de alcanzar absoluto dominio de los recursos estratégicos del planeta, le han concitado un rechazo no sólo de los pueblos del mundo, que repudian las mentiras grotescas de Bush y su desprecio por los derechos de los pueblos, sino de gobiernos europeos que han entendido con honda preocupación que la pretensión estadunidense de romper los frágiles equilibrios y erigirse como superpotencia sin límites afecta los derechos de todos.

3. La guerra no puede traer como consecuencia sólo la derrota del régimen de Saddam Hussein, y sea cual fuere su resultado, desde ahora entraña una derrota para todos los pueblos, pues significa el fin del orden jurídico internacional que se intentó construir en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial con la creación de Naciones Unidas, y sobre todo una claudicación de la humanidad ante la política de dominio de una potencia imperial.

4. Estados Unidos tiene hoy la fuerza, pero no ha logrado alcanzar la hegemonía que pretende porque no tiene la razón, y ése es el primer saldo del conflicto. Meses atrás, aprovechando el pasmo mundial tras el 11 de septiembre e imponiendo su lógica militar con las políticas del miedo, Washington pasó sobre el orden jurídico internacional, y a pesar de que se sabía que la ocupación de Afganistán y de Irak se había planeado mucho antes del ataque a las Torres Gemelas y el Pentágono, en nombre de una supuesta lucha contra el terrorismo libró una guerra genocida contra el pueblo afgano y logró imponer en Afganistán un régimen pelele sin que hubiese protestas significativas ni oposición de los gobiernos europeos, pero hoy las cosas son muy distintas, y ello ha sumido en la perplejidad a muchos gobiernos, como el de Fox.

5. Las grandes multinacionales y los gobiernos de derecha de varios países han empezado a dudar del posible éxito de la aventura de Bush en Irak, en particular luego de los largos preparativos sobre la guerra más costosa de la historia, que evidenciaron las mentiras de los republicanos, como de sus posibles repercusiones, tanto en la economía mundial como en las relaciones internacionales, tan difíciles de prever, y no parecen tan seguros de confiar que ésta se resuelva en beneficio de todo el gran capital, y cuestionan de manera abierta un sistema de poder que permite a un demagogo inepto como Bush Jr. tomar las decisiones que afectan el destino de todos. Están en la más absoluta orfandad.

6. El caso de Fox es de los más patéticos, pues el rechazo mundial a la guerra lo ha confrontado con su servilismo al gobierno de Bush, lo que ha buscado resolver pretendiendo que es un hombre "de paz". Fox no ha cesado, desde el inicio del conflicto, de avalar los argumentos de la Casa Blanca sobre el régimen iraquí, pidiendo la caída de Saddam y aceptando la intervención estadunidense mientras clama por la paz, pretendiendo no darse cuenta de que así avala la ruptura del orden internacional y contradice la tesis histórica de México de "no intervención", que es también una defensa de los derechos nacionales.

7. Un hombre no gobierna sólo en función de los intereses económicos que representa, y si el presidente francés Jacques Chirac, un hombre de derecha, se ha opuesto a la guerra no es sólo porque no conviene a los intereses de Francia, sino porque él, detenido cuando joven por una protesta contra la guerra en Indochina, la rechaza, mientras Fox, ex empleado de Coca Cola y partidario cuando joven de las intervenciones de Washington, cree que es buena para las multinacionales.

8. La guerra de Estados Unidos contra Irak, sea cual fuere su resultado final, constituye una derrota moral y política para Washington, que ya no podrá mantener una hegemonía mundial y que ha sumido en la desazón a los grandes capitalistas de nuestros países, que saben que el poder imperialista de Estados Unidos ha quedado, como en pocas ocasiones, al desnudo.

9. La guerra de Estados Unidos contra Irak se ha saldado ya, en consecuencia, con una derrota personal para Fox, quien obnubilado por su vanidad creyó con afán protagónico poder figurar en el plano internacional, y sólo logró evidenciarse aún más como un individuo inepto y débil, carente no sólo de principios, sino de una idea de lo que significa hacer política, lo cual en momentos en que es señalado por graves actos de corrupción con los Amigos de Fox le deja profundamente debilitado para el resto de su sexenio. Fox ya tenía el repudio de amplios sectores por su política servil hacia Washington, y sean cuales fueren los futuros votos de México en el Consejo de Seguridad ahora ha quedado distanciado de la Casa Blanca, ante la que se mostró como un individuo poco confiable. Los intereses de México no le importaron y creyó poder utilizar la guerra para hacerse propaganda personal, pero salió trasquilado.

10. Lo más grave es que el torpe y malintencionado manejo de Fox de la política internacional de México buscando capitalizarla en provecho propio, no sólo lo dañó a él, sino al país, que no tiene una política económica y social para enfrentar la situación que viene.

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