Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 7 de marzo de 2003
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Política

Jaime Martínez Veloz

Por menos cayó Nixon

La coyuntura política de hoy es inédita y polar: estancamiento en cuestiones de fondo y un desfile diario de tales desfiguros presidenciales que consume la capacidad de asombro.

La reforma del Estado está pospuesta y sin plazo, y el Presidente la República es el principal responsable, aunque no el único; pero sí lo es de haber convertido la cotidianidad política en catálogo de anécdotas personales, que empezaron siendo bufas para tornarse desconcertantes, luego preocupantes y ahora, como método de gobierno, son un peligro para la nación.

Emocionalmente inmaduro para enfrentar la frustración que le originan sus errores, Vicente Fox es incapaz de recapacitar, porque supone que todos sus críticos son sus enemigos: empezó desdeñándolos, luego los llamó conspiradores y ahora los amenaza sin darse cuenta de que se acorrala a sí mismo; parte del supuesto infalible de que "Dios existe", es "panista" y "votó por él".

Fox es un defecto político que demuestra la perfectibilidad de la democracia, pero miente al insistir en que dio inicio a una nueva era. ƑQué tal sus recientes loas a Fidel Velásquez? ƑY su convencimiento de que es un apto capitán de navío cuando ni siquiera ha podido integrar una tripulación confiable? Es un hecho que confunde el timón con la manivela, el cambio con la chunga y el jocoque con leche descremada.

Fox es el enemigo más despiadado de Fox, no aquellos que "beberán una sopa de su propio chocolate" por vaticinar la debacle de "la pareja presidencial", estampa prejuarista propia de una visión zarzuelera de la nación. Claro, los 70 años de corrupción priísta tienen excepciones: Elba Esther, una de ellas según la oenege (ro)Vamos México.

Los enredos de Fox ya son mayúsculos, su inopia académica no tiene recato y compite con la avidez de su lengua, que no titubea al contradecirse: del "no hay crisis en el campo" pasó sin rubor al "sin rollo ni cotorreo llegó la hora del campo". Según el vulgo popular compite con la Chimoltrufia (con perdón de Chespirito). Su estilo personal se ha tornado en el principal obstáculo para el desarrollo político, ya que representa el entronizamiento de la incapacidad gubernativa, la ausencia de proyecto nacional y la improvisación como regla cotidiana.

Fin de la fiesta. Del primero de diciembre de 2000, cuando arrancó con el "ahí te voy, Mijares", ya no queda ni un confeti y las promesas incumplidas llenan un tomo similar al que recopila las metidas de pata que a todos sonrojan, menos al Presidente.

Al desgaste presidencial ahora se suma, como inoportuno parto de abuela en familia numerosa y hacinada, el descomunal escándalo llamado "operativo de Estado" por quien orquestó el rescate bancario.

A Eduardo Fernández lo acusa el gobierno de violar el secreto bancario, no de mentiroso. La acusación tiene su origen en los documentos denunciados por Enrique Jackson en 2000 acerca del financiamiento extranjero a la campaña de Fox. Por ello Vicente Fox se colocó la soga en el cuello, porque si Fernández resulta culpable de la filtración de documentos oficiales, será una comprobación pública de la veracidad del financiamiento ilegal, lo cual implicará que el Presidente será sujeto de un proceso similar al de Fernández. Por menos cayó Nixon

Para esclarecer la presunción delictiva de Fernández y González sin permitir el escamoteo de la investigación de "los dineros de Fox", es imprescindible reconocer que la Procuraduría General de la República, debido a su dependencia jerárquica, no garantiza transparencia en las indagaciones. El Congreso de la Unión tiene la palabra.

Vicente Fox quiere intimidar con gesticulaciones de confianza sobrada para minimizar una evidencia que lo tiene aterrorizado; del berenjenal en que lo metió su audaz ambición saldrá con la epidermis convertida en falda hawaiana. Ojalá que sus acciones no lo obliguen a presentar su renuncia, sería desastroso para México, porque al final de cuentas lo que está en juego no es la personalidad del Presidente, sino todo un país.

PD 1: Si Lino Korrodi no es facineroso, šqué desperdicio de cara!

PD 2: Por una democracia sin principios, título del próximo libro de Enrique Krauze.

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