Antología
Denisa
Comanescu*
(De
Barca sobre las olas, 1987)
Hibernación
Necesito un verso
dame tú uno.
El fuego llamea en la hierba.
Inventaría una deidad
pero mi mente es estéril.
Tampoco mi alma duda ya
yerma.
¡Mal arrendatario! ¿Quién
te ha puesto la vida en las manos?
Con piedras y terrones.
La tierra traga huellas de fuego.
Denme un verso.
El
pez
Mi antiguo amante llama a la puerta
estoy con mi amigo (se oye una voz)
y la luz de la lámpara deslumbra
al que está al otro lado del cristal
mi antiguo amante se disculpa y se va
a la salida del bloque un gitano con una
carpa china de 8 kilos
habría pagado lo que fuera
sólo por sentir
bajo el brazo entumecido
pesado
casi irreal
el pez
después de llevar el cadáver
por toda la ciudad
lo cuelga en la cocina
la mano es segura
la carne se desprende sola
(estos son hechos, aquí debería
empezar
el poema, pero mi cerebro está
cansado y prefiero preguntar:
¿por qué tanto esfuerzo
por un sueño reposado?)
Tierra
Tan inmóvil
una noche
como un muerto
yo la velo
como un ataúd abierto
tras el último clavo clavado por
la aurora
ten cuidado de no pisar muy fuerte
pues pasarás sobre mí.
Ars
amandi
Estoy buscando la tumba de Ovidio
está aquí
en Constanza
cuánto néctar
cuánta cicuta
antigua copa griega
adjudicada por los romanos
cartas al emperador
esquelas de enamorado
arrojadas con la botella
a un agua muerta.
Ovidio
doctor en desesperación
y aprobado por los getas
y los tracios
honor
media moneda de allende los mares.
"Bajo esta piedra yace
el cantor del amor cortés
muerto a manos de su talento.
Tú que pasas por aquí,
si alguna vez amaste,
ruega por él
que duerma en paz."
Todos hemos entrado
en el ardor revolucionario
todos hemos rogado
y al emperador no hemos hallado
pero la compasión tiene mil brazos
como un ferroviario ante una estación
desierta
la tumba de Ovidio rescata
otra vez nuestra esperanza
esa prehistórica visión
inventada en algún sitio
de nuestro país.
La
mujer a los treinta años
Soñando con himenópteros
se unta el cuerpo.
Pequeñas anestesias.
El pensamiento la rodea
de quimeras,
como no quiere abandonarla
el año comete herejías.
Su movimiento
es un tesoro
devuelto al aire.
Oh, ménade,
le diría,
al verte a ti
los segundos cobran vida.
Pero sus propios ojos
olvidaron mirarla.
Medea
(antes)
El silencio tiene orejas rojas
de liebre recién parida
serpiente insomne
el amor me nutre
con semillas de manzana.
Tiempo abismal,
no rompas
con la gota celosa
de la mandrágora
el disco solar
de mi corazón.
Desde
Sibiu
Un palomo y una paloma
de metal
ruedecitas visibles
del intelecto puro.
El secreto de arena del amor
no lo destruye la vida
ni el misterio sagrado del vuelo
les funde las alas.
Para alimentarlos
m(ircea) i(vanescu)1
me envía diariamente
dos bolsas de plástico
con migajas de poesía.
(De
Cuchillo de plata, 1983)
Ejercicio
de exorcismo
yo no existo
he sido por un momento
una hoja que se creía raíz
dulce y pasajera carne
una ola, una fresa (¡qué
sensación,
tus labios rojos mordiéndola!)
ea, he de afrontar esto: por la noche
sólo con la cama me uniré
seré el borrachín insomne
que se promete no más beber
la vieja del cuadro que te gustaba
ha avanzado hoy un centímetro
como si quisiera asegurarse
de que aún puede gustarle a alguien
búho licencioso, mirona desvergonzada,
lo sabía
tomaré unas tijeras y la cortaré
pues yo existo
soy un abeto con las raíces en
tu corazón
qué expresión de benévola
complicidad tiene la vieja en la mirada
acabo de darme cuenta
la mano que me tiendes son las mismas
tijeras.
Encuentro
con un Playboy
La hormiga laboriosa ha encontrado en mí
un depósito seguro
otra vez una lluvia de oro
otra vez el cuerpo entumecido se
electriza
como un gato ante la carne
me miro al espejo
no reconozco mi rostro: demasiado
brillo
demasiado triunfo (como si me hubiese
lavado con una yema
y durante la noche se me hubiese
vuelto espeso el pelo)
¿Cómo entender, cómo
comprender
que es un balón que tapo
con cuidado
para que no se pinche con los objetos
punzantes que lo rodean?
No tengo bastantes manos, bastantes
pechos y bastantes labios
para salvarlo
playboy, playboy, apiádate
de esta mujer
que no puede reinventarse si no
es por medio de
su amor.
(De
Expulsión del Paraíso, 1979)
Convalecencia
Cuánto tardan en curarse mis heridas.
Con cuánta perfidia se esconden
entre los pliegues del cerebro
para brotar de pronto
como una apoplejía.
Cuánto tardan en curarse mis heridas.
(La piel del animal aún está
caliente,
su sangre aún está viva.)
Las
noches
Las presentíamos como a jardines
prohibidos.
Aquellas noches tortuosas
como un barrio de gitanos
nos dejaron muertos a los dos
y muertos nos hemos arrastrado
por la última estación.
Versiones del rumano
de Joaquín Garrigós
* Denisa Comanescu nació
en 1954 en Buzau, Rumania. Es licenciada en Filología, redactora
jefe de la editorial Univers, de Bucarest, escritora y traductora de poesía
en lengua inglesa. Publicó su primer libro en 1975. Sus poemas están
traducidos al inglés, francés, alemán, ruso y sueco.
1
Poeta rumano.
N. del T. |