La Jornada Semanal,   domingo 9 de marzo del 2003        núm. 418
Antología

Denisa Comanescu*

(De Barca sobre las olas, 1987)
Hibernación

Necesito un verso
dame tú uno.
El fuego llamea en la hierba.
Inventaría una deidad
pero mi mente es estéril.
Tampoco mi alma duda ya
yerma.
¡Mal arrendatario! ¿Quién te ha puesto la vida en las manos?
Con piedras y terrones.
La tierra traga huellas de fuego.
Denme un verso.

El pez

Mi antiguo amante llama a la puerta
estoy con mi amigo (se oye una voz)
y la luz de la lámpara deslumbra
al que está al otro lado del cristal
mi antiguo amante se disculpa y se va
a la salida del bloque un gitano con una carpa china de 8 kilos
habría pagado lo que fuera
sólo por sentir
bajo el brazo entumecido
pesado
casi irreal
el pez
después de llevar el cadáver por toda la ciudad
lo cuelga en la cocina
la mano es segura
la carne se desprende sola
(estos son hechos, aquí debería empezar
el poema, pero mi cerebro está cansado y prefiero preguntar:
¿por qué tanto esfuerzo por un sueño reposado?)

Tierra

Tan inmóvil
una noche
como un muerto
yo la velo
como un ataúd abierto
tras el último clavo clavado por la aurora
ten cuidado de no pisar muy fuerte
pues pasarás sobre mí.

Ars amandi

Estoy buscando la tumba de Ovidio
está aquí
en Constanza
cuánto néctar
cuánta cicuta
antigua copa griega
adjudicada por los romanos
cartas al emperador
esquelas de enamorado
arrojadas con la botella
a un agua muerta.
Ovidio
doctor en desesperación
y aprobado por los getas
y los tracios
honor
media moneda de allende los mares.
"Bajo esta piedra yace
el cantor del amor cortés
muerto a manos de su talento.
Tú que pasas por aquí,
si alguna vez amaste,
ruega por él
que duerma en paz."
Todos hemos entrado
en el ardor revolucionario
todos hemos rogado
y al emperador no hemos hallado
pero la compasión tiene mil brazos
como un ferroviario ante una estación desierta
la tumba de Ovidio rescata
otra vez nuestra esperanza
esa prehistórica visión
inventada en algún sitio
de nuestro país.

La mujer a los treinta años

Soñando con himenópteros
se unta el cuerpo.
Pequeñas anestesias.
El pensamiento la rodea
de quimeras,
como no quiere abandonarla
el año comete herejías.

Su movimiento 
es un tesoro
devuelto al aire.
Oh, ménade,
le diría,
al verte a ti
los segundos cobran vida.

Pero sus propios ojos
olvidaron mirarla.

Medea (antes)

El silencio tiene orejas rojas
de liebre recién parida
serpiente insomne
el amor me nutre
con semillas de manzana.
Tiempo abismal, 
no rompas
con la gota celosa 
de la mandrágora
el disco solar
de mi corazón.

Desde Sibiu

Un palomo y una paloma
de metal
ruedecitas visibles
del intelecto puro.
El secreto de arena del amor
no lo destruye la vida
ni el misterio sagrado del vuelo
les funde las alas.
Para alimentarlos
m(ircea) i(vanescu)
me envía diariamente
dos bolsas de plástico
con migajas de poesía.

(De Cuchillo de plata, 1983)
Ejercicio de exorcismo

yo no existo
he sido por un momento
una hoja que se creía raíz
dulce y pasajera carne
una ola, una fresa (¡qué sensación,
tus labios rojos mordiéndola!)
ea, he de afrontar esto: por la noche
sólo con la cama me uniré
seré el borrachín insomne
que se promete no más beber
la vieja del cuadro que te gustaba
ha avanzado hoy un centímetro
como si quisiera asegurarse
de que aún puede gustarle a alguien
búho licencioso, mirona desvergonzada,
lo sabía
tomaré unas tijeras y la cortaré
pues yo existo
soy un abeto con las raíces en tu corazón
qué expresión de benévola complicidad tiene la vieja en la mirada
acabo de darme cuenta
la mano que me tiendes son las mismas tijeras.

Encuentro con un Playboy

La hormiga laboriosa ha encontrado en mí
  un depósito seguro
  otra vez una lluvia de oro
  otra vez el cuerpo entumecido se electriza
  como un gato ante la carne
  me miro al espejo
  no reconozco mi rostro: demasiado brillo 
  demasiado triunfo (como si me hubiese lavado con una yema
  y durante la noche se me hubiese vuelto espeso el pelo)
  ¿Cómo entender, cómo comprender
  que es un balón que tapo con cuidado
  para que no se pinche con los objetos punzantes que lo rodean?
  No tengo bastantes manos, bastantes pechos y bastantes labios
  para salvarlo
  playboy, playboy, apiádate de esta mujer
  que no puede reinventarse si no es por medio de
  su amor.

(De Expulsión del Paraíso, 1979)
Convalecencia

Cuánto tardan en curarse mis heridas.
Con cuánta perfidia se esconden
entre los pliegues del cerebro
para brotar de pronto
como una apoplejía.
Cuánto tardan en curarse mis heridas.
(La piel del animal aún está caliente,
su sangre aún está viva.)

Las noches

Las presentíamos como a jardines prohibidos.
Aquellas noches tortuosas
como un barrio de gitanos
nos dejaron muertos a los dos
y muertos nos hemos arrastrado
por la última estación.

 

Versiones del rumano de Joaquín Garrigós
* Denisa Comanescu nació en 1954 en Buzau, Rumania. Es licenciada en Filología, redactora jefe de la editorial Univers, de Bucarest, escritora y traductora de poesía en lengua inglesa. Publicó su primer libro en 1975. Sus poemas están traducidos al inglés, francés, alemán, ruso y sueco.

1 Poeta rumano. N. del T.