La Jornada Semanal,   domingo 9 de marzo del 2003        núm. 418
Joaquín Garrigós

Literatura del gulag

Naturalmente, tras la caída del régimen autoritario se han publicado numerosos libros sobre aquellos años. Dichos libros pueden dividirse en varios géneros: testimonios carcelarios, diarios, memorias, novela ficción, novela autobiográfica... Trataré de sintetizar y menciono lo que, a mi juicio, es más característico y de más calidad en cada uno de esos géneros.

En lo tocante a diarios, el que a mí más me ha impactado es el de Pericle Martinescu, Siete años que valen por setenta. El autor es un escritor de segunda fila y traductor. Entre 1948 y 1954 llevó un diario de los acontecimientos que se iban produciendo en el país, la rusificación, las depuraciones, la represión, etcétera. Es un documento muy vivo, pues el autor sabía que se jugaba la cabeza sólo por llevar el diario y refleja toda la angustia que sentía ante esos acontecimientos, su propia inseguridad (él mismo fue depurado de su trabajo), las arbitrariedades del régimen, las detenciones de amigos, la muerte de los padres (a quienes el régimen desposeyó de sus tierras), el terror generalizado, la sequía cultural, la vana esperanza de una intervención occidental... Este diario permaneció inédito hasta 1996. Es el único que yo he leído escrito en esos años que aborde la situación político-social ya que, como antes digo, hacer algo así podría acarrear consecuencias muy graves y no creo que haya muchos más. Tiene unas quinientas páginas, pero creo que podrían reducirse en un veinte por ciento suprimiendo algunas anotaciones de menor interés.

No está traducido a ninguna lengua. A mí me parece un documento histórico y político y un testimonio humano de una importancia excepcional que por razones de idioma es totalmente desconocido. El autor todavía vive, con noventa y un años. La pasada primavera hablé con él y accedería a la publicación.

Memorias. Las más interesantes son las de Monica Lovinescu. Era uno de los líderes del exilio rumano de París, intelectual de altos vuelos y jefe de las emisiones rumanas de Radio Europa Libre. Tiene dos volúmenes, el primero va hasta 1960. Recientemente ha aparecido el segundo, hasta 1980. No obstante, el primero recoge el periodo que quizá sea más interesante: la instauración del régimen y la represión más dura por lo que podría publicarse independientemente. Hay que tener en cuenta que ella se exilió en París en 1947, es decir, que contempla la situación desde el exilio. No está traducido. La gran talla de su autora vuelve imprescindibles sus memorias.

También son muy interesantes las memorias de Silviu Brucan, La generación perdida. Este hombre fue director del periódico del pcr, Scinteia, y embajador en Washington. Disidente en los últimos años de Ceaucescu y comentarista político en la actualidad. No ahorra autocrítica a su pasado estalinista. No sólo habla de los años de la república popular sino que entra también en la revolución de diciembre del ’89 y en acontecimientos inmediatamente posteriores. No está traducido.

Testimonios carcelarios. El mejor es el de Paul Goma, Gherla. Está escrito en forma de novela. Se trata de un escritor disidente rumano al que Ionesco calificó como "el Solzhenitsin rumano". En sus obras, la mayor parte autobiográficas, traza una pintura descarnada y brutal de lo que fue el gulag rumano, que superó en crueldad al de cualquier otro país del Este y que aquí es totalmente desconocido. Tras encabezar un movimiento de apoyo a la Carta 77 de los disidentes checoslovacos, Goma fue obligado a exiliarse a Francia en 1977 (precisamente de ese acontecimiento, su detención, torturas y exilio, escribió un libro que podemos calificar de memorias donde además señala la insolidaridad de los escritores e intelectuales rumanos con él. Es un libro que también valdría la pena traducir. En Francia lo publicó Seuil, Le tremblement des homes); posteriormente sufrió dos intentos de asesinato por parte de la Securitate y publicó allí toda su obra, la cual fue también traducida a otras lenguas como alemán, inglés, sueco y holandés. Como es lógico, en su país no pudo publicarse hasta después de 1989. Todas sus novelas están escritas originalmente en rumano.

Gherla es una novela autobiográfica de los dos años pasados por Goma en la cárcel de Gherla por haber dado su apoyo a la revolución húngara de 1956. Ahí aparece todo un universo carcelario de presos, guardianes, comisarios políticos, torturadores, chivatos, oficiales de prisiones... Goma hace uso del humor en numerosas ocasiones, sobre todo cuando pone de relieve la candidez de muchos presos que creían inminente la llegada de los americanos para liberarlos. No sólo describe el régimen penitenciario, las relaciones entre verdugos y víctimas con retratos personales extraordinarios, sino que es un documento de historia contemporánea. El autor, tras ser torturado, dice: "No me vengaré, sino que no olvidaré y sobre todo, NO ME CALLARÉ." Gherla es un referente rumano del Archipiélago Gulag (se escribió en 1972 y es anterior a ésta), la primera incursión en los subterráneos de un régimen de la Europa oriental; es todo un inventario de horrores que da a conocer "al mundo capitalista" la cara desconocida "del otro bloque". Fue publicada en Francia por Gallimard, en 1976, con el mismo título.

Novela ficción: Los perros de la muerte, también de Paul Goma. En este caso, si bien no es autobiográfico, sí trata –con personajes de ficción y algunos reales– de hechos auténticos. Se refiere al "experimento Pitesti". En esa cárcel, durante los años ’48 al ’52 se llevó a cabo un proceso de "reeducación" de presos políticos. Ante la promesa que les hizo la Securitate de la liberación, un grupo de presos se convirtieron en torturadores de sus compañeros hasta conseguir, mediante la destrucción psíquica y física, que las víctimas se convirtieran a su vez en verdugos de otros presos. Como los horrores de Pitesti transcendieron a Occidente, el régimen acabó con el experimento fusilando a los principales torturadores bajo la acusación de "contrarrevolucionarios que querían desprestigiar al pcr". En francés, Les chiens de mort, L’Hachette, 1981.