Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 10 de marzo de 2003
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Política

La responsabilidad política no es delegable, señala a Fox la diputada priísta

En varias áreas del gobierno no hay capacidad ejecutiva: Beatriz Paredes

CIRO PEREZ SILVA Y ROBERTO GARDUÑO

Sólo cuando se tiene una noción clara del Estado se entiende que la responsabilidad política no es delegable, afirmó Beatriz Paredes Rangel, luego de señalar que en varias áreas del gobierno no hay capacidades ejecutivas "y la sociedad mexicana lo que tiene que hacer es no dejarse confundir, porque no es legítimo que el gobierno culpe a otros, eluda su responsabilidad y además haga de eso una bandera electoral".

La diputada priísta dijo que por ello sería "muy saludable" que el Presidente de la República dedique su trabajo al ejercicio de su responsabilidad institucional y no a hacer proselitismo. "Cuando eran oposición, el PAN, el PRD y los otros partidos exigieron a las autoridades que no mezclaran las cuestiones de su investidura con el proselitismo electoral; simplemente hay que ser consecuente con un discurso histórico, sobre todo si se ha pretendido llevar a cabo un proceso de transición democrática", apuntó.

Cuestiona además la tendencia del gobierno foxista de promover el escándalo mediático en torno a cuestiones de carácter judicial y advierte sobre la necesidad que tienen partidos políticos e instituciones de recuperar la credibilidad frente a la sociedad.

A casi tres años del primer gobierno panista, sostiene que lo que en el país ha generado resistencias no es el tema del funcionamiento institucional de los poderes o de lo niveles de gobierno, sino que las grandes discusiones se han dado en la agenda de cambios estructurales sin que el gobierno pueda conciliar las opiniones del sector empresarial, del movimientoparedes_beatriz4 obrero, de las fuerzas políticas y de otros grupos de interés.

Recuerda el discurso presidencial del pasado 5 de febrero, en el que hubo un planteamiento de reforma del Estado más amplio que después no se concretó en acciones políticas. Redujo el tema de cambios estructurales a cuestiones de la agenda económica "y no se puede poner énfasis sólo en algunas cosas, además de que los actores políticos tienen una perspectiva que el gobierno no ha querido reconocer".

Paredes Rangel destaca, por otra parte, que en este régimen las filtraciones han resultado muy dañinas tanto para los involucrados como para el gobierno, y en ellas se percibe una intencionalidad política, no jurídica, que en nada contribuye al desarrollo democrático ni a la noción de respetabilidad de las instituciones.

"Me parece que esto se ha enrarecido porque investigaciones que se debieron desahogar de manera oportuna y en el ámbito de las autoridades competentes se prolongaron, se ha usado demasiado la filtración mediática y ese ambiente no lo generó, hasta donde yo sé, un partido político", afirma.

Para la diputada priísta esto obliga a los partidos a recuperar la credibilidad, "lo que implica autenticidad en la representación, reflejar las expectativas del tipo de población que está agremiada en ese partido, la congruencia entre los planteamientos y las acciones políticas. Tiene que ver además con una oferta que recoja expectativas, pero que también genere esperanzas y la convicción de que vale la pena vivir en este país, que vale la pena luchar por él"

El tema de la credibilidad afecta también a las instituciones. Sostiene que en el ejercicio institucional hay un conjunto de responsabilidades que no se pueden evadir, como el hecho de que las ofertas de campaña del candidato Fox no corresponden a la realidad de sus políticas. "Es evidente que estas cuestiones deterioran la credibilidad", indica.

Advierte también que el sistema de partidos en América Latina está pasando por un proceso de transformación que no logran comprender en profundidad quienes están vinculados de manera histórica con la vida partidaria.

Considera que en el fondo hay un problema conceptual sobre el sistema de partidos en el continente para definir si la competencia política va a ser un escenario de ofertas ideológicas o uno de mercadotecnia electoral en el que "vender candidatos" sea el modo como se defina la política, al margen de los contenidos ideológicos. "Creo que ese es un asunto medular, porque determinará en el mediano plazo qué tipo de democracia va a ser la democracia mexicana", expone.

En los partidos mexicanos no hay definiciones suficientes, "sino más bien un acomodarse a las situaciones, ante un nuevo escenario en el que parecería que la ciudadanía es un mercado electoral, más que sujeto razonable que tiene que dirimir entre ofertas políticas de fondo".

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