Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 10 de marzo de 2003
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Economía

León bendesky

El viejo Sun Tzu

Asistimos a una extraña forma de proponer la guerra.

"La guerra es una cuestión de vital importancia para el Estado, es la provincia de la vida o la muerte, es el camino de la salvación o de la ruina."

Han sido meses de advertencias y acusaciones; de diferencias entre aliados que parecían naturales y siguen siéndolo en lo más íntimo, a pesar de todas las disputas. Este ha sido un periodo de crecientes fricciones por las inspecciones y los reportes sobre la destrucción de armas; de desesperación en Washington ante el tirano asiático que aprovecha todas las circunstancias a su favor. Ha habido, también, protestas sociales contra la guerra, su costo humano y la barbarie que representa. Y estar contra la guerra en Irak no significa aceptar las atrocidades de Hussein, ni ninguna de las otras que plagan de continuo a muchos pueblos en todo el mundo. Pero hoy no puede obviarse el sentido y las consecuencias visibles y ocultas de una guerra.

Los historiadores debaten acerca de si su función para el conocimiento es como la de los físicos, que se ocupan de saber las causas de una explosión en la fuerza expansiva de los gases y no en el cerillo que arrojó un fumador. Esta es una buena metáfora para este tiempo de guerra. No podemos, nosotros que estamos fuera de cualquier perspectiva profesional, pero de manera vital, sólo como homo sapiens (lo cual es ya bastante) ignorar ambas cuestiones, es decir, las condiciones diversas que configuran el escenario actual de guerra y, también, a los hombres que arrojarán el cerillo y causarán la explosión. Las dos nos importan. Ahí está publicada la foto de Saddam y Rumsfeld estrechándose las manos hace 20 años, satisfechos ambos por la coincidencia de sus intereses durante la larga guerra entre Irak e Irán.

"La victoria es el objetivo principal en la guerra. Si ésta se retrasa demasiado, las armas se embotan y la moral se deprime. Cuando las tropas atacan las ciudades, su fuerza será extenuada. La peor política es la de atacar ciudades".

La disparidad de las fuerzas militares indica que el régimen de Hussein resistirá poco la guerra que se avecina, lo que no significa que no cause daño a sus enemigos, cuánto, no se sabe. Pero ese no es el principal problema. No sabemos qué pasa ahora con la moral de las tropas, ni qué pasará cuando entren en Bagdad y otras ciudades y enfrenten una posible resistencia del ejército y hasta de la población. ƑO es que serán recibidos como héroes que han ido a liberarlos? El retraso de la campaña armada ha ido aumentando la tensión en los países de la zona: desde la postura mercenaria, pero realista de Turquía, a la posible caída de algunos gobiernos de la región, a la creciente brutalidad en la zona de Israel y Palestina. Ante las diferencias diplomáticas que se dan en el seno de Naciones Unidas el gobierno de Estados Unidos es muy tajante en cuanto a que no necesita de nadie más política o militarmente para enfrentar a Irak, dejando en claro las premisas de la era unipolar.

"Con tus armas silenciadas, el ardor contenido y el tesoro agotado, los gobiernos vecinos tomarán ventaja de tu falta de acción. Y aun cuando tengas sabios consejeros, ninguno será capaz de proponer buenos planes para el futuro."

La guerra es un asunto que debe considerarse en sí mismo, tan sólo por lo que representa en destrucción de vidas y destinos, por el terror que produce. Y lo que le sigue será ciertamente poco alentador por los nuevos enconos y enfrentamientos que provocará. No sólo el futuro de Irak y de su gente está puesto en la línea, sino el del mundo entero. A las posturas políticas e ideológicas que se han ido destapando desde el 11 de septiembre y, sobre todo en los últimos meses, seguirá la gran incertidumbre de lo que puede ocurrir en cualquier parte. La guerra contra el terrorismo no tiene que ver con la del tipo que se va a hacer en Irak. Hemos tenido muchas muestras de ello: en España, en Inglaterra, en Colombia, en Israel, en Manhattan, y conocemos de otras de sus expresiones como la limpieza étnica en la ex Yugoslavia, en Chechenia o en contra de los kurdos. Ese es terrorismo igualmente. Todo aparece cada vez más salvaje, eso es lo que causa tanta ansiedad. Mientras que Remarque contaba de la guerra de trincheras, luego, en Londres e Hiroshima, en Dresde y Stalingrado ya sabemos de lo que es atentar contra la población civil. La escala en que se hace es una diferencia de grado, no de esencia.

"Prever una victoria que un hombre ordinario puede prever no es la cima de la estrategia."

La manera como parece estar planteada esta guerra, en especial en la visión que de ella se tiene en la Casa Blanca, no se ajusta a la máxima planteada por Sun Tzu. No fue así en Vietnam o en Camboya para citar dos casos ya viejos, y puede no serlo al inicio del siglo XXI en el que se opera con nuevas tecnologías de comunicación y con alta capacidad destructiva de grupos que no son parte de las fuerzas convencionales armadas ni se parecen a las que hacían la resistencia.

Diez días más son los que dio el gobierno del presidente Bush para atacar finalmente a Irak, pronto sabremos de qué se trata todo esto. No podremos entonces hacernos los sorprendidos.

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