Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 11 de marzo de 2003
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Cultura
No puedo concebir mi vida y mi trabajo sin la presencia de Paz, dice a La Jornada

Confieren a José Emilio Pacheco el premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo

Reconoce el jurado su trayectoria intelectual y su valiosa aportación a la cultura

Se suma a la pléyade de galardonados, como Gonzalo Rojas y Haroldo de Campos

CESAR GÜEMES

El Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo 2003 fue otorgado ayer por unanimidad al narrador, poeta y ensayista José Emilio Pacheco, quien en la Universidad de Maryland, en College Park, recibió la noticia y desde ahí dijo a La Jornada: ''No puedo concebir mi existencia ni mi trabajo sin la presencia, a lo largo de tantas décadas, de Octavio Paz".

El acta señala que Pacheco obtuvo el galardón ''en reconocimiento a su trayectoria intelectual, a su afán de establecer puentes entre diversas tradiciones y a la excelencia de su obra, que recorre todos los géneros literarios y es una contribución valiosa a la cultura de nuestro tiempo". El jurado del premio, encabezado por José Luis Martínez, quien hasta hace unos días se desempeñó como presidente de la Academia Mexicana de la Lengua, estuvo compuesto por el escritor y crítico español Manuel Durán; Anthony Stanton, profesor e investigador de El Colegio de México, y por los poetas José Luis Rivas y Tedy López Mills.

En el comunicado que dio a conocer la Fundación Octavio Paz, que firma la señora Marie José Paz, se establece que la fecha de entrega de la distinción se anunciará con oportunidad.

Multívoca y numerosa obra

De esta suerte, el nombre de José Emilio Pacheco se suma a la lista de reconocidos con el Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo que desde 1998 a la fecha han obtenido Gonzalo Rojas, Haroldo de Campos, Tomás Segovia, Blanca Varela y Juan Goytisolo. Entre la multívoca y numerosa obra de Pacheco se encuentran volúmenes en prosa: El viento distante, Las batallas en el desierto, El principio del placer y Morirás lejos; poemarios como El reposo del fuego, Irás y no volverás y Ciudad de la memoria, reunidos junto con el resto de su obra poética en Tarde o temprano; y traducciones como Bajo la luz del haikú y Aproximaciones.

-¿Qué signo define su relación con la obra y la persona de Octavio Paz?

-Con los libros de Paz tengo una relación admirativa, iniciada con mi lectura adolescente de Piedra de sol, en 1957. No abundo en ella porque he escrito muchas notas y artículos al respecto. En cambio, nunca he hablado de una relación personal que se prolongó durante 41 años. Como todas las amistades, tuvo muchas etapas diferentes. A veces de cercanía, aunque jamás de intimidad, y a veces de distancia.

''En los años sesenta, cuando Paz estaba en India, recibí de él, como todos los de mi generación, cerca de cien cartas, parte de lo que supongo debe ser la última gran correspondencia del siglo XX. Son textos excelentes, los suyos. Los míos, por desgracia no están a la altura.

''En el último año de su vida la relación vuelve a ser muy estrecha. Así que no puedo concebir mi existencia ni mi trabajo sin la presencia a lo largo de tantas décadas de Octavio Paz."

Era publicará antología de Pacheco

-El acta del jurado del premio habla de los puentes que ha tendido entre diversas tradiciones.

-Creo que sobre todo se refiere generosamente a mi trabajo de traducción. A fin de año saldrá en editorial Era una antología de esas versiones basadas en el libro de 1984, Aproximaciones, que casi no circuló. Incorpora entre muchos otros textos los epigramas de la Antología griega y los haikús que he vertido al castellano. Luego, también desde muy joven me interesó la tradición poética mexicana y he hecho varias antologías que me gustaría mejorar y actualizar, aunque veo también que eso debe ser trabajo de los jóvenes. En fin, no sólo he traducido en verso, sino también obras de teatro como Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, o Viejos tiempos, de Harold Pinter, además de libros de Beckett, Cómo es, y de Oscar Wilde, De profundis, entre muchos otros.

Nunca dejar de escribir

-El premio Paz se suma a su trayectoria, y cabe preguntar si alguna vez la consideró.

-Jamás pensé en una trayectoria. Lo único que he hecho es no dejar nunca de escribir. Así, como decía Lezama Lima, he ido ''juntando papelitos" que con el paso de los años se convierten en libros.

Respecto al sentido del premio que acaba de obtener, dice verlo ''más que como algo personal, como un reconocimiento a la poesía mexicana, de la que sólo soy una pequeñísima parte".

Y en cuanto a la relación que existe entre él y el resto de los galardonados en años anteriores, apunta:

''Me alegra y me enorgullece encontrarme en compañía de personas a quienes, para citar a Eliot, no tengo esperanza de emular. A todos ellos les debo amistad y enseñanza."

-Le pido por último un punto de vista sobre el ambiente prebélico que vivimos, sobre todo tomando en cuenta que usted está ahora en Estados Unidos.

La respuesta de José Emilio Pacheco es contundente:

-Espero sin esperanza que no haya guerra, no quiero pensar en la muerte ni en el sufrimiento de nadie, mucho menos en los de la población civil.

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