Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 14 de marzo de 2003
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Política

Jorge Camil

La Frida de Hayek

Se ha dicho que la Frida de Salma Hayek es una obra cinematográfica que no describe con fidelidad la relación entre los dos pintores mexicanos más famosos del siglo xx, y que tampoco revela con precisión histórica el entorno político y social de su tiempo. "No muestra la pobreza del México posrevolucionario", reclamó extrañamente algún humanista entre comillas que confundió el séptimo arte con la historia o la sociología, y algún otro terminó concluyendo (en forma aún menos comprensible) que la cinta trataba con superficialidad hollywoodense el tema de la filiación comunista de Diego Rivera.

Afortunadamente, la mayoría de los críticos optó por el camino fácil de la xenofobia: ƑDiego interpretado por el cubano Alfred Molina, y Siqueiros por el español Antonio Banderas? (olvidando que Diego y Frida son ahora personajes internacionales sin apellidos que pueden ser interpretados por cualquiera). Los argumentos nacionalistas son los más fáciles de echar abajo, pues resulta obvio que ningún estudio cinematográfico hubiese apostado millones de dólares para producir un filme que no tuviese una constelación de estrellas internacionales como garantía de taquilla: el australiano Geoffrey Rush (Shine, Elizabeth y Shakespeare in love) en el papel de León Trotsky, la deliciosa Ashley Judd (amiga y admiradora de Salma) como Tina Modotti, y Mia Maestro interpretando a Lupe Marín.

Quitémonos la venda de los ojos para reconocer que el financiamiento de una película que cuesta millones de dólares es una inversión: Ƒquién se atrevería a invertir en un banco manejado por literatos o jugadores de futbol? ƑQue existen actores mexicanos que hubieran podido interpretar esos papeles? šPor supuesto! Sólo que Frida fue concebida como una producción destinada al mercado internacional, donde los nombres de todos los participantes, incluyendo orgullosamente el de Salma Hayek, son ampliamente reconocidos.

En cuanto a las críticas "cultas" es necesario recordar que la Frida de Hayek sólo pretende ser una emotiva historia de amor y dolor inspirada en la vida tormentosa de una mexicana de excepción, convertida en la pintora más famosa de todos los tiempos. šNo es, ni pretende ser, un documental! (šEl colmo!: Raquel Tibol esperaba que la cinta revelara con exactitud la promiscuidad de Frida y las veces que sostuvo relaciones sexuales con Trotsky. Y Ofelia Medina sólo reconoce la Frida que realizó en 1983 con Paul Leduc. Así no se puede...)

El propósito era presentar la vida de una mujer moderna e independiente que volcó sus frustraciones conyugales y su calvario médico en el arte, convirtiéndose en inspiración de innumerables biografías, ensayos y películas (la de Hayek no es la primera ni será la última), que han reafirmado nuestro compromiso actual con los derechos de la mujer. Lo que la crítica ha callado injustamente es el triunfo de Salma, la primera actriz mexicana que rompió la barrera de los papales étnicos; la mujer incansable que aparece dos veces en un año en la portada de Time (šni Salinas de Gortari en tiempos del TLC!); la tenaz mujer de negocios que tras una década de esfuerzo obtuvo el financiamiento y trabajó en la filmación entre 15 y 20 horas diarias durante 10 semanas. Salma es parte importante del revival del cine mexicano que con Amores perros y El crimen del padre Amaro pretende rescatar el éxito que tuvieron en América Latina las películas de Pedro Infante, Joaquín Pardavé, Sara García, Cantinflas y Jorge Negrete; un cine lleno de lugares comunes y canciones rancheras, pero desprovisto de afectaciones intelectuales, que promovió durante medio siglo la música mexicana y nuestra forma de ser. Quienes cierran los ojos ante el éxito de Frida sólo confirman que nadie es profeta en su tierra. Yo siempre he atribuido a Carlos Fuentes la frase que afirma que somos un pueblo generoso que lo perdona todo, menos el éxito. Conversando sobre la Frida de Hayek, un sobrino me recordó el cuento del vendedor de cangrejos que transportaba precavido a los crustáceos importados en una cubeta herméticamente sellada, mientras dejaba la cubeta con los cangrejos nacionales abierta, "porque esos jalan al fondo del barril a quienes pretenden escapar".

En Frida hay una escena que pone todo el debate nacional en perspectiva: John D. Rockefeller, airado, exige a Diego que borre la figura de Lenin de un mural comisionado por el famoso millonario. Inmediatamente después de que un Diego desafiante responde: "šes mi mural!", Rockefeller termina la disputa recordándole con sonrisa socarrona: "es mi pared". Resulta obvio que, por encima de nuestros apasionados argumentos nacionalistas, la Frida, de Hayek (indudable éxito de taquilla) es la "pared" de quienes financiaron y produjeron la película. Ni modo...

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