Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 14 de marzo de 2003
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Política

Luis Javier Garrido

El voto

El próximo voto de México en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la guerra en Irak debería ser un vigoroso no para defender no sólo al pueblo iraquí, a las naciones árabes y a la humanidad, sino sobre todo para hacer valer una defensa de los derechos fundamentales de México, su soberanía y su petróleo, pero eso parecen ignorarlo Fox y sus amigos.

1. La anunciada guerra de Bush contra Irak ha desnudado la naturaleza del poder económico y político como pocos acontecimientos recientes. Hace unos días (11 de marzo) un locutor de la CNN, que como todas las cadenas estadunidenses ha hecho suyas las mentiras de la Casa Blanca, durante una entrevista en horario estelar que hacía a Jessica Lange -una de las escasas voces dignas de la elite artística de Estados Unidos- y a otro integrante del movimiento contra la guerra, trató de acorralarla y le preguntó con brusquedad: "ƑCree que el presidente Bush no está siendo honesto con el pueblo estadunidense?" La actriz lo miró fijamente y, sopesando la trascendencia de su respuesta, respondió con calma: "No; creo que él no está siendo honesto con el pueblo estadunidense".

2. Los pueblos se están dando cuenta de la naturaleza de sus gobiernos y ya no tienen temor a decirlo, y eso también está pasando en México, donde Vicente Fox ha actuado a lo largo de su gestión como un peón de Washington en el escenario internacional, pero como un gran farsante pretende que es hombre de paz y que no quiere la guerra: que busca, dice, el desarme de Saddam Hussein, el fin del régimen iraquí y el control geopolítico de Washington de Asia central y Medio Oriente, y desde luego del petróleo iraquí, pero todo en paz. Preconiza que desea paz, pero avala todos los argumentos de guerra de Washington y arroja leña a la hoguera. Por eso los discursos oficiales de México en el Consejo de Seguridad, tanto de Aguilar Zinser como de Derbez, han reproducido servilmente las tesis estadunidenses.

3. Y por eso cabría preguntarse si un Fox que ha entregado el control estratégico de las fronteras y del espacio aéreo mexicano a Washington, que está ansioso de entregar todo el petróleo mexicano a las multinacionales y que se dice amigo de Bush, Ƒpuede defender algún valor en Irak?

4. El papel oficial de México en el conflicto no ha dejado de ser vergonzoso, y la idea de los publicistas Francisco Ortiz y Carlos Rojas de que se puede gobernar mediante propaganda ha fracasado por completo. La única imagen que han proyectado de Fox es la de un individuo zafio en materia internacional, incapaz de decir cómo va a votar México, porque esto es vergonzoso o porque no lo sabe. Su hospitalización para atenderse un problema menor en la semana clave permite suponer que no quiere afrontar su responsabilidad, lo que ahora se le complica, pues le fallaron los tiempos y Washington ha pedido una semana más para la reunión clave del consejo a la que, a sugerencia de Chirac, asistirían jefes de Estado o de gobierno.

5. ƑCómo pueden decir los responsables de prensa de un Fox mermado en el hospital que hace llamadas internacionales para contribuir a la solución del conflicto, cuando su imagen lo único que dice al televidente es que no sirve para nada?

6. La demagogia tiene límites, como la del secretario Derbez, quien colgó el retrato de Juárez en su oficina (a pesar del odio irracional que le tiene Fox), pensando, primero, que era el autor de la doctrina Estrada -obra de Genaro Estrada, quien la enunció en 1930-, y que ahora parece creer que don Benito es un ejemplo para el momento actual, todo lo cual es fallido. Juárez, es cierto, defendió con patriotismo la integridad nacional durante la intervención francesa (1862-1867), pero claudicó ante Estados Unidos cediéndole soberanía en el tratado MacLane-Ocampo en 1859, que si no entró en vigor fue porque en Washington el Congreso no lo aprobó.

7. Los pueblos latinoamericanos, México entre ellos, se hallan en una grave disyuntiva que nadie parece querer enfrentar. La decisión de Washington de lanzar el ataque militar contra Irak de manera unilateral en caso de que el voto en el Consejo de Seguridad sea contrario a la pretensión de Bush de tener luz verde para la guerra, entrañaría gravísimas consecuencias para el escenario internacional, algunas previstas, pero otras ni siquiera imaginadas. La decisión, se ha repetido, quebrantaría el orden jurídico internacional y dejaría al Consejo de Seguridad sin razón de ser: constituiría el fin de la ONU. Pero se olvida que esto ocurriría a menos que los restos de la ONU decidieran actuar frente a Estados Unidos, y lo hicieran con el mismo rasero con el que han actuado frente a Irak: decidiendo el desarme de Washington, que, como se constataría una vez más, se habría situado fuera del orden internacional evidenciando que sí constituye un peligro para la paz mundial.

8. Un no claro a la guerra, y sin equívocos, implicaría advertir a Estados Unidos, a Inglaterra y a España que deben respetar las reglas de esa organización que ellos contribuyeron a crear, y que si de-sean situarse al margen de la legalidad internacional tienen que ser tratados como lo que son: Estado canalla, como les llama Chomsky.

9. El discurso de los pueblos de América Latina, doblegados y divididos ante el conflicto por la política vergonzosa de sus gobiernos, no puede repetir las consignas de Washington, afirmando mentirosamente, sin sustento, que Irak es un peligro para la paz y que Hussein es el único responsable de que estalle la guerra, como dice Fox en México. La tentación imperial de Estados Unidos y las mentiras intervencionistas de Bush, que constituyen el principal problema de hoy, tienen que ser discutidas y debe sentarse a George Bush, a Colin Powell, a Condoleezza Rice, a Donald Rumsfeld en el banquillo de los acusados, junto con sus aliados: como una amenaza para la humanidad.

10. Los pueblos de América Latina no pueden seguir a la defensiva con un discurso hipócrita que busca culpabilizar más al agredido que al agresor. El pueblo de Bagdad está cavando trincheras alrededor de hospitales, escuelas y edificios públicos, y ese puede ser mañana el escenario de todos los países.

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