Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 16 de marzo de 2003
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Política

Antonio Gershenson

Posible guerra: más que Irak

Varios dirigentes políticos europeos han planteado el asunto de la posible invasión de Irak como algo que va más allá de ese país o lo que ocurra en él: si el gobierno estadunidense emprende esa guerra sin el acuerdo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y en una situación en la que es evidente la oposición mayoritaria a tal acción, eso puede tener graves consecuencias. Plantean no sólo el fin de la alianza antiterrorista, sino el fin de la legalidad internacional.

Mencionan, incluso, posibles "blancos" para después de Irak: uno de ellos es Corea del Norte, acusada de reiniciar la generación de electricidad con un reactor nuclear. Al cabo de un año de operación de ese reactor, al cambiarse una parte del uranio que usa como combustible, se puede extraer, mediante un proceso conocido como reprocesamiento, plutonio que se produjo como resultado de las reacciones nucleares. Este elemento es susceptible de servir como materia prima para fabricar una bomba atómica. Algo similar se plantea con Irán, con motivo de que próximamente se terminará, con tecnología rusa, la instalación de una planta nucleoeléctrica. Otros países ya tienen bombas atómicas, pero como están en buenos términos con Washington, no hay problema con ellos. Es el caso de Pakistán, que sirvió como base de apoyo para la guerra en Afganistán. En cambio, Norcorea e Irán han sido bautizados, junto con Irak, como el "eje del mal".

Ese problema, el efecto sobre la legalidad internacional, es una de las vertientes de la posible guerra. Otra es el efecto en la economía internacional, e incluso sobre la de Estados Unidos. De por sí el déficit del gobierno de este último país es ya enorme. Si a ello se agregan los gastos de guerra (se considera que esta será una guerra muy, muy cara), y se aprueba la propuesta de reducción de impuestos que ha presentado ese mismo gobierno, pues dicho déficit sería mayor. Se ha hablado de reponer el gasto con el petróleo iraquí, que sería una especie de botín de guerra. Pero no se ve que la producción petrolera de ese país pueda aumentar rápidamente, debido a la infraestructura limitada que hay. Y no está claro que la guerra sea tan facilita, ni qué tan dañadas queden las instalaciones petroleras durante la misma.

En La Jornada hemos visto reportajes, especialmente los de Blanche Pietrich, que muestran que el peligro de invasión ha unido a sectores de Irak que estaban confrontados entre sí. Hemos visto algo así como un armamento general del pueblo, y la intención de defenderse de la invasión. Se habla del efecto mortífero de las armas modernas de destrucción, esa sí, masiva; se publicita una "bombota"; pero ya en la guerra de Vietnam se usó el concepto de "bombardeos de saturación", en los que el área destruida por una bomba colindaba con la arrasada por la siguiente bomba. Y si bien nadie pone en duda la superioridad militar de Israel en el Medio Oriente, es claro que la resistencia palestina lleva años y no se ve otra salida más que una solución política. Y la población palestina es como una octava parte de la iraquí.

Incluso militares estadunidenses de alto rango han señalado el riesgo de una guerra prolongada en Irak, con posibles ramificaciones, sobre todo en el mundo musulmán. Todos estos elementos de, por lo menos, incertidumbre, han afectado a la economía mundial, y a la estadunidense en particular. Y así como hay ramas de la actividad económica que son estimuladas por la perspectiva bélica, como el petróleo y los armamentos, también están las que son sus primeras víctimas. Una de ellas es la aviación, ya afectada seriamente a partir del homicidio masivo del 11 de septiembre de 2001, y sobre todo con las medidas que se tomaron después del mismo. Entre las empresas de aviación en proceso de quiebra está la segunda del mundo, United Air Lines. Y sobre esto, el miedo o la inseguridad de subirse a un avión, los controles hacia los pasajeros, y todo ese clima, les pegan más. Y con el petróleo caro, y sobre todo el precio de la turbosina usada por los aviones, que sube mucho más que el petróleo mismo por la gran demanda durante la guerra, pues quedan las líneas aéreas por los suelos.

Es mucho lo que está de por medio. Sabemos cuál es el mundo que tenemos, lo queremos mejorar. Pero difícilmente se pueden prever todas las consecuencias si se abre esta caja de Pandora. Ni siquiera los que la quieren abrir tienen idea de lo que pueda ocurrir.

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