Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 20 de marzo de 2003
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Mundo

Entre lamentos, el Consejo de Seguridad terminó por rendirse ante "lo inevitable"

En los hechos, la ONU no cumplió con su tarea básica de mantener la paz

Alemania, Francia, Rusia, México y Chile cuestionan, en diversos grados, la legitimidad del ataque

DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES

Nueva York y Washington, 19 de marzo. La mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad expresaron hoy su oposición a una guerra contra Irak, pero una vez más se demostró en los hechos que la Organización de Naciones Unidas (ONU) no logró cumplir con su tarea básica: mantener la paz.

Entre lamentos porque no se pudo lograr un consenso, críticas explícitas a una guerra promovida por dos miembros permanentes del consejo y afirmaciones de que la acción no es "legítima", los representantes de los 15 países del Consejo de Seguridad se rindieron ante lo que consideraron inevitable.

El resultado fue que Estados Unidos no logró el apoyo esperado de la ONU para su postura, pero a la vez el organismo mundial no logró detener la guerra.

Señalando que una guerra empeorará la ya precaria situación humanitaria en Irak, el secretario general, Kofi Annan, responsabilizó este miércoles ante el Consejo de Seguridad a Estados Unidos y Gran Bretaña, sin mencionarlos por sus nombres, de la protección de la población civil.

"Bajo la ley internacional, la responsabilidad de proteger a los civiles corresponde a los beligerantes; en cualquier zona bajo ocupación militar, la responsabilidad del bienestar de la población corresponde al poder ocupante". La ONU y sus agencias humanitarias, señaló, han intentado preparar planes de contingencia para lo que se avecina en Irak si estalla la guerra, y advirtió a los países miembros que se deberá hacer todo lo posible para "mitigar este desastre inminente" que puede provocar epidemias y hambrunas.

Por su parte, Alemania, Francia, Rusia, México y Chile, en diversos grados de crítica, cuestionaron la legitimidad del uso de la fuerza, opinaron que no se habían agotado las vías pacíficas para desarmar a Irak, y señalaron que la Carta de la ONU expresa que sólo el Consejo de Seguridad puede autorizar la acción militar en este tipo de casos. Alemania, Rusia y Francia -cuyos cancilleres participaron en esta sesión- también subrayaron que el "cambio de régimen" por la fuerza no es un objetivo de la Carta de la ONU, y por tanto carece de legitimidad.

Venus y Marte

Alemania fue el más tajante en voz de su canciller, Joschka Fischer: "Es posible desarmar a Irak pacíficamente al mantener estas demandas con fechas y límites firmes. Los medios pacíficos, entonces, no han sido agotados. Por esa razón, Alemania rechaza enfáticamente la guerra inminente". Insistió en que ante una guerra anunciada, "el Consejo de Seguridad no puede mantener el silencio". La postura alemana, dijo, tiene que ver con la historia y la preocupación de su pueblo y los pueblos de Europa por esta guerra. "Nuestro continente ha sufrido los horrores de la guerra con mucha frecuencia. Aquellos que conocen nuestra historia entienden que no vivimos en Venus, sino más bien somos los sobrevivientes de Marte. La guerra es terrible (...) sólo puede ser el último recurso cuando todas las alternativas pacíficas en verdad se han agotado".

Dominique de Villepin, canciller de Francia, advirtió al consejo que "aquellos que piensan que el flagelo del terrorismo será erradicado por medios militares en Irak, les decimos que corren el riesgo de fracasar en sus objetivos. El estallido de la fuerza en esta zona, que es tan inestable, sólo puede exacerbar las tensiones y las fracturas sobre las cuales se nutren los terroristas".

En comentarios a la prensa, De Villepin agregó: "no hay una mayoría dentro del Consejo de Seguridad o en el mundo entero en favor del uso de la fuerza", señaló que sólo la ONU puede otorgar la legitimidad a las acciones internacionales, y que por ahora la mayoría de la ONU se inclinó por el desarme pacífico de Irak.

El canciller ruso, Igor Ivanov, hizo eco de estas posiciones, al insistir en que ninguna de las resoluciones adoptadas en torno a Irak permiten el uso de la fuerza sin previa autorización del Consejo de Seguridad, y "ninguna autoriza el derrocamiento violento del liderazgo de un Estado soberano".

Los gobiernos de Alemania, Francia y Rusia invitaron a los miembros del consejo a hacer de esta una sesión de nivel ministerial, pero el gobierno de Estados Unidos presionó a algunos países para que no acudieran sus cancilleres hoy, y ni el secretario de Estado, Colin Powell, ni sus pares de Gran Bretaña o España participaron, dejando el lugar a sus embajadores. Dos cancilleres africanos que ya se encontraban en Nueva York no asistieron. El canciller de México, Luis Ernesto Derbez, decidió no viajar.

Por su parte, México, en voz de su embajador en el consejo, Adolfo Aguilar Zinser, reiteró que el suyo era un "país convencidamente pacífico" cuya política exterior se basa en los principios de la resolución pacífica de los conflictos. Señaló que el consejo es el único órgano que puede autorizar el uso de la fuerza.

Chile, Pakistán y Siria, entre otros,kneel_outs_pts hicieron eco, a un grado u otro, de estos mismos puntos.

Pero Estados Unidos, Gran Bretaña y España repitieron que la culpa la tiene Saddam Hussein al no cumplir con sus obligaciones de desarme. Agradecieron el trabajo de los inspectores de armas de la ONU, pero ignoraron la decepción y tristeza expresada hoy por su jefe, Hans Blix, quien dijo que ya no tiene posibilidades de continuar con su trabajo por la inminencia de la guerra.

El cinismo llegó a su punto más agudo cuando el embajador estadunidense, John Negroponte, declaró que su país había realizado extensos planes y recursos para la asistencia humanitaria para Irak después de la guerra, e invitó a sus pares a sumarse a este esfuerzo para apoyar al pueblo iraquí.

Pero al final del día, a pesar de esta mayoría de los 15 miembros contra la opción bélica, nadie hizo nada para detener la guerra, ni para condenar oficialmente a Estados Unidos, Gran Bretaña y España por amenazar con una invasión, cuyo objetivo es derrocar a un gobierno miembro de la ONU en aparente violación de la Carta del organismo, y por provocar la suspensión sin voto de las inspecciones de armas ordenada por unanimidad hace menos de cuatro meses.

Doble derrota

La derrota diplomática de Estados Unidos para lograr el apoyo a su postura en el Consejo de Seguridad resultó, en los hechos, una derrota de la ONU para detener una acción bélica unilateral. El New York Times, en su editorial del martes, comentó: "esta guerra es la corona de un periodo de fracaso diplomático terrible de Washington en por lo menos una generación". Agregó que "la resolución patrocinada por Estados Unidos en el Consejo de Seguridad que fue retirada, contaba con el apoyo firme de sólo cuatro de los 15 miembros del consejo". Así, opino el rotativo, esta será "una guerra realizada sin la compulsión de la necesidad, el apoyo de la ONU o la compañía de los aliados tradicionales".

Para algunos en la ONU, esta derrota de la iniciativa estadunidense fue un triunfo de la organización. "La ONU es, de cierta manera, más fuerte hoy que nunca", consideró Dumisani Kumalo, embajador de Sudáfrica aquí. "Demostró que podía defender los principios de la Carta, y mostró a dos megapoderes -Estados Unidos y Gran Bretaña- que sus demandas no pasan automáticamente."

Algunos de los representantes de los 15 miembros del consejo utilizaron esta sesión para invitar a la búsqueda de una nueva unidad en torno a la ONU y su lugar fundamental en la creación del orden internacional, cuya primera tarea sería la asistencia humanitaria al desastre que provocará esta guerra en Irak y sus consecuencias para la estabilidad regional. Pero estos comentarios ya eran confesión de que la organización no pudo detener la maquinaria de la guerra.

Aquí se repitió la palabra paz durante semanas. El resultado, en los hechos, es guerra.

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