Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 1 de abril de 2003
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Robert Fisk

Un logro en verdad notable

BAGDAD. "Entonces, esto es un logro notable, ¿no?", afirma el general Tommy Franks. Todo está saliendo "conforme al plan", según los británicos. Es un logro que los británicos no hayan "liberado" Basora. "Conforme al plan", los iraquíes podrían lanzar un misil desde la península de Fao, supuestamente bajo control británico desde hace más de una semana.

Es un logro -notable en verdad- que los estadunidenses hayan perdido un helicóptero Apache gracias a la pistola de un campesino iraquí; que llevan cuatro días tratando de cruzar los puentes de Nasiriya y que se hayan encontrado a su primer atacante suicida en Najaf. La mitad del total de las fuerzas angloestadunidenses -aún llamadas "de coalición" por los periodistas que pretenden hacernos creer que la conforman 35 ejércitos en lugar de sólo dos y "pico" (el "pico" serían las Fuerzas Especiales Australianas)- se encarga ahora de proteger y desplegar la línea de abastecimiento a través del desierto. Y Bagdad está siendo bombardeada, pero no sitiada.

De acuerdo con el general Franks, el "plan" militar es tan secreto, que muy poca gente lo ha visto, o entendido siquiera, completo. Pero él dice que el "plan" es sumamente flexible. Tiene que serlo para explicar el caos de los pasados 12 días y, por supuesto, para que nosotros mantengamos la moral a nivel del suelo. Los estadunidenses bombardean un autobús cerca de la frontera con Siria y ni siquiera se molestan en disculparse. Un soldado iraquí se suicida atacando marines estadunidenses con su coche y resulta un acto de "terrorismo". Y ahora el secretario de Estado Colin Powell anuncia a la Comisión Estadunidense-Israelí de Asuntos Públicos, el más grande cabildo israelí en Estados Unidos -el cual por supuesto apoya esta guerra ilegal y abominada por Dios-, que Siria e Irán son "países que apoyan terroristas" y deberán "enfrentar las consecuencias".

Entonces, ¿cuál es el plan? ¿Nos olvidaremos de Bagdad por unos meses y remolcaremos a nuestros jóvenes soldados hacia el oeste para rodear Damasco? ¿Hacia dónde, por Dios santo, va todo esto? Ibamos a "liberar" Irak. Pero ahora George W. Bush nos dice que la guerra podría volverse "larga y difícil". No nos dijo eso antes, ¿verdad? Y, de acuerdo con Tony Blair, este es "sólo el comienzo". ¿En serio?

Resulta extraño -¿o no?- cómo todo este barullo sobre las armas químicas y biológicas se ha olvidado. Las armas "secretas", las máscaras antigás, las inyecciones contra el ántrax, las píldoras y los trajes antiquímicos se han borrado de esta historia, porque las balas y las granadas impulsadas por cohetes son ahora el peligro real para las fuerzas estadunidenses y británicas en Irak. Incluso el "sitio de Bagdad" (ciudad de unos 45 kilómetros de extensión, que requeriría de cerca de 250 mil efectivos para rodearla) empieza a desaparecer de los diarios. Según la revista estadunidense The New Yorker, el secretario de la Defensa, Donald Rumsfeld, interfirió con el "plan" del general Franks. Esta iba a ser -y aquí cito a Rumsfeld- "una guerra de una clase nunca vista antes". Y vaya que lo puede afirmar.

Sentado en Bagdad, escuchando la retórica propagandística religiosa de los iraquíes pero observando al mismo tiempo los indecentes ataques aéreos de estadunidenses y británicos -destruir una supuesta batería de misiles cerca de un barrio comercial de una ciudad capital en pleno mediodía y durante una tormenta de arena es matar civiles, ¿o no?-, me queda la impresión de que los malos resultados no forman parte de ningún plan. Aún más, sospecho que no existe un plan general. Porque prefiero pensar que los fundamentos de esta guerra radican no en una estrategia militar, sino en una ideología.

Hace mucho tiempo, como todos sabemos, el ala derecha del grupo pro israelí que rodea a Bush planeaba derrocar a Saddam Hussein, lo cual destruiría al más poderoso Estado árabe del Medio Oriente. El jefe del Estado Mayor de Israel, Shoal Mofaz, exigía que la guerra empezara mucho antes de la fecha prevista, y de esta manera cambiar el mapa de la región para siempre. Colin Powell reveló esto hace apenas un mes. Información falsa de inteligencia (sería interesante saber a qué país dice la FBI investigar actualmente por la falsificación de los documentos que Powell usó ante Naciones Unidas para "probar" que los iraquíes habían importado armas ilegales de Africa) se mezcló con los deseos de la oposición iraquí corrupta e infiltrada. Una especie de impulso moral superpoderoso dio crédito a fantasías e ilusiones. Cualquier mentira podría usarse como combustible de este proyecto ideológico. El 11 de septiembre (al que curiosamente no se nombra ahora) se vinculó a Saddam y Osama Bin Laden (nunca se probó); armas de destrucción masiva (desaparecidas o nunca encontradas); violación de derechos humanos (de la cual fuimos cómplices cuando Saddam era nuestro amigo), y, finalmente, el proyecto más heroico de todos: la liberación del pueblo de Irak. El petróleo nunca se mencionó aunque resultara el factor dominante de este conflicto ilegítimo. Con razón el general Franks admitió que su preocupación principal antes de la guerra era "la protección" de los campos petroleros del sur de Irak. Así que iban a ser la "liberación" y la "democracia". Con qué arrojo cruzamos la frontera. Con qué nobles propósitos invadimos Irak.

Pocos iraquíes dudan (incluso algunos ministros en Bagdad lo comentan) que los estadunidenses acabarán ocupando el país. Tienen la fuerza y las armas para abrirse paso a como dé lugar dentro de cada ciudad e imponer el toque de queda y la ley marcial. Pero, ¿podrán obligar a los iraquíes a obedecer? De no ser que las masas se rebelen como esperan Bush y Blair, esta es ahora una guerra nacionalista contra el tipo más obvio de poder imperial.

Sin apoyo iraquí, ¿cómo podrá el general Franks encabezar una dictadura militar o encontrar nativos dispuestos a servirlo o a manejar los campos petroleros? Los estadunidenses pueden ganar la guerra, pero si el proyecto falla habrán perdido.

Hay, sin embargo, un logro que debemos resaltar. El abominable Saddam, el más repulsivo dictador del mundo árabe, que de hecho ordena crueles torturas y realmente ha empleado gas, ahora encabeza a una nación que combate a la única superpotencia mundial y que lleva dos semanas sin rendirse. Sí, el general Tommy Franks ha conseguido "este logro verdaderamente notable". Ha convertido al Monstruo de Bagdad en el héroe del mundo árabe y permitido a los iraquíes enseñar a todo opositor a Estados Unidos cómo se combate al enemigo.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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