Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 1 de abril de 2003
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Mundo
GUERRA CONTRA IRAK

Recuerda que hay miles de soldados ingleses enterrados por todo el territorio

El desierto se convertirá en cementerio de invasores, advierte el canciller iraquí

Poco dignos de crédito, informes tanto de angloestadunidenses como del gobierno de Irak

ROBERT FISK ENVIADO ESPECIAL THE INDEPENDENT

Bagdad, 31 de marzo. Al anochecer de este lunes, el suelo del Cementerio de Guerra de la Puerta Norte de Bagdad se estremeció con la vibración de las bombas. El fuego antiaéreo salpicaba el cielo gris aceitoso. Y bajo las nubes de humo y las minúsculas explosiones de los proyectiles el sargento Frederick William Price, de la Artillería Real; el cabo A. D. Adsetts, del regimiento de York y Lancaster, y el aviador de primera clase P. Magee, de la Real Fuerza Aérea, proseguían su sueño.

Un lugar extraño para visitar, tal vez, mientras la primera de las incursiones aéreas de esta noche se acercaba a la capital iraquí. Pero no, porque el ministro iraquí del Exterior, Naji Sabri, habló hoy de estas tumbas y despertó a los fantasmas de los colonizadores del pasado. El sargento Price, número 1401979; el cabo Adsetts, número 4736364, y el piloto Magee, número 210493, murieron en la primera guerra colonial en Irak, en 1921. ¿Y qué fue lo que Sabri, ataviado con su uniforme del partido Baaz, dijo unas horas antes? "Los soldados británicos tienen ya sus tumbas en Irak, los de 1920 y los de 1941. Ahora tendrán otras tumbas aquí, y serán acompañados por sus amigos estadunidenses."

Es cierto que hay tumbas británicas en Irak. Entre las más tristes están las de Kut al-Amara -que ha sido bombardeada por los estadunidenses y británicos, pero aún no ocupada-, donde los muertos durante el gran y terrible sitio otomano de la Primera Guerra Mundial yacen entre los saturados ductos del desagüe de esa sucia ciudad. Hay miles más en la Puerta Norte de Bagdad, en el viejo camino a Mosul.

El soldado Nicholson, del regimiento de York y Lancaster, tenía sólo 23 años cuando murió, el 12 de agosto de 1921; el soldado Clark, del Cuerpo de Servicio del Ejército Real, tenía 38 cuando pereció, seis días después.

Ahora habrá que volver a librar esta primera guerra de guerrillas contra el nacionalismo iraquí, según el partido Baaz. "Convertiremos el desierto en un gran cementerio para los soldados estadunidenses y británicos", dijo Sabri. "Las fuerzas estadunidenses y británicas que no se rindan no encontrarán más que la muerte en el desierto, o bien tendrán que volar de nuevo hacia donde los aloja el régimen títere de Kuwait."

Mientras los misiles cruzaban hoy Bagdad -uno pasó sobre el Tigris a sólo 60 metros del suelo para explotar con un rugido y levantar una columna de humo en un complejo presidencial-, la temperatura de este lenguaje aumentó en forma proporcional. Los nuevos colonizadores, de acuerdo con el ministro del Exterior, estaban utilizando la vieja "regla dorada" británica de "divide y conquistarás" -olvidamos por un momento que divide e impera era originalmente una divisa romana-, pero jamás destruirán la unidad del pueblo iraquí.

Del ministro de Información, Mohamed Said al-Sahaf, provinieron afirmaciones de que el ultramoderno ejército británico acababa de destruir una planta purificadora de agua en Basora, con capacidad para abastecer de líquido a 1.3 millones de personas, mientras ese mismo ejército se ocupaba en traer "agua mineral desde Gran Bretaña". Añadió que se había destruido un almacén de la ciudad, en el que se guardaban 75 mil toneladas de víveres.

Por supuesto, no había forma de verificar esa información ni otras divulgadas en las pasadas 36 horas: 13 tanques estadunidenses, ocho transportes blindados de personal, seis vehículos blindados, cuatro helicópteros Apache y cierto número de aviones no tripulados de reconocimiento destruidos. Sonaba como si Irak creyera que se merecía haberlos destruido, como un comentarista egipcio explicó, andando el tiempo, las exageraciones en que había incurrido durante la guerra de 1967. Sin embargo, como la televisión iraquí mostró imágenes reales en video de un tanque estadunidense Abrams y por lo menos dos vehículos de transporte de tropa en llamas, y como las autoridades angloestadunidenses en Qatar sufren como de costumbre de mandíbulas paralizadas, ¿quién puede estar seguro de cuántas bajas sufre cada bando? Los estadundienses hablan de cientos de iraquíes muertos, los iraquíes reportan 43 estadunidenses y británicos muertos.

¿Cuánta de esta retórica, de todos modos, sería abandonada si hubiera forma de salir de esta guerra? "La verdadera diplomacia", anunció Sahaf, "es matarlos en el campo de batalla para que vean cómo sus sueños han sido engañados. No vamos a permitir que estas sucias ratas permanezcan en tierra iraquí". ¿Ratas? ¿No eran "ratas y perros correlones" cuando existía la Unión Soviética? ¿Realmente están volviendo al colonialismo? Puesto que los estadunidenses no han renegado de su propósito de ocupación y gobierno militar, es difícil rehuir la cuestión. Tampoco es difícil imaginar lo que el aviador de primera clase Magee pensaría mientras su tumba se estremece con la explosión de las bombas de esa misma Real Fuerza Aérea por la que hace tanto tiempo dio la vida en Irak.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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