LA TOLLAN PRIMORDIAL

* ENRIQUE FLORESCANO *

EnTeotihuacán nacieron otras metáforas sobre el origen del cosmos, el reino y los emblemas que representaban al gobernante. En contraste con las tradiciones olmecas y mayas, que atribuían al dios del maíz la creación del mundo y la civilización, la memoria teotihuacana hace radicar en el Estado las fundaciones originales y ubica en ese territorio la creación del Quinto Sol, el origen del reino, el nacimiento de la autoridad política y el brillo de los emblemas del poder. Como he mostrado en otra parte, Tollan-Teotihuacán es la matriz de la cultura basada en la lengua naua, el almácigo generador de las concepciones políticas, religiosas y culturales de mayor influencia en Mesoamérica.

Esta interpretación sostiene que la Tollan que exaltan los textos nauas es Teotihuacán y no la Tula de Hidalgo, a quien la Sociedad Mexicana de Antropología, en la desafortunada Mesa Redonda de 1941, le regaló ese título. En las páginas que siguen presento los argumentos que desbaratan esa tesis y ofrezco otra interpretación para revalorar el significado de Teotihuacán en la época Clásica y en el conjunto de Mesoamérica. Como se verá adelante, esta interpretación abre una ventana para mirar más lejos la irradiación del emblema de la Serpiente Emplumada y los símbolos de poder que nacieron en ese reino legendario.

Tollan y el origen del Quinto Sol
TSEQ 4-8
Figura 1. Personajes teotihuacanos
que llevan cuchillos con corazones
humanos sacrificados.

En la memoria antigua de Mesoamérica Teotihuacán es el lugar de los orígenes, la cuna donde se crearon los saberes que le dieron lustre a la condición humana. El acontecimiento que los pueblos posteriores mantuvieron siempre en su memoria era el que recordaba que en Tollan había nacido el Quinto Sol, el nuevo orden que sustentaba la vida de los seres humanos. En contraste con los olmecas, que en sus representaciones atribuyeron ese acontecimiento a las virtudes del dios del maíz, y más tarde a los poderes sobrenaturales del soberano, quien aparece como el centro ordenador del cosmos, los teotihuacanos imaginaron la creación del mundo como un pacto entre los dioses y los hijos de Tollan. Según este compromiso, los teotihuacanos quedaron obligados a mantener con sacrificios humanos la vitalidad del Quinto Sol. Si reparamos en las dramáticas escenas pintadas en los muros o en los entierros masivos que conmemoraron la edificación de sus templos, se llega a la conclusión de que Tollan-Teotihuacán fue la primera capital mesoamericana que celebró en una escala gigantesca el sacrificio colectivo y la ofrenda de corazones humanos (Figs. 1, 2 y 3). Como dice René Millon:
TSEQ 4-9
Figura 2. Personaje con un cuchillo
y un corazón humano
sacrificado, en un mural de
Atetelco, Teotihuacán.

Los rituales prescritos y las creencias religiosas asociadas a ellos fueron usados para reforzar la ideología del Estado. La ejecución exitosa del rito era necesaria para mantener el cosmos en movimiento, la continuidad de la existencia y asegurar la fertilidad y la vida futuras. Ser teotihuacano era un honor y una gracia porque Teotihuacán era el centro del mundo y el lugar donde había comenzado el tiempo. Pero este privilegio conllevaba la obligación de participar en los ritos estatales dirigidos a conservar la vitalidad del cosmos.
TSEQ 4-10
Figura 3. Personaje teotihuacano ricamente
ataviado. Lleva en la mano derecha un largo
cuchillo de sacrificio incrustado en un
corazón humano.

La idea de que en Teotihuacán nació el Quinto Sol se entretejió con la concepción de que en esa ciudad se creó el Estado y la vida civilizada. Los cantos preservados como herencia preciosa por los reinos que sucedieron a Tollan relatan que el mundo civilizado y la organización política vieron la luz en esa ciudad. El Estado, el gobernante sabio y las artes son los valores más celebrados por los mitos, los cantos y las imágenes que provienen de Teotihuacán.

El relato que narra la creación fabulosa del Quinto Sol dice que cuando no había cosa humana ni natural en el universo, los dioses se reunieron en Tollan-Teotihuacán y acordaron crear el cosmos. Esta asamblea de dioses decidió que dos de ellos deberían sacrificarse en el horno divino para que comenzara la vida en el mundo. Los elegidos para esa empresa fueron Tecuciztécatl y Nanahuatzin, quienes luego comenzaron a hacer ofrendas propiciatorias. Un canto relata que mientras Tecuciztécatl vestía ropas elegantes y hacía ofrendas ostentosas, Nanahuatzin, pobre y llagado del cuerpo, brindaba manojos de cañas verdes, púas de maguey y sus propias costras en lugar de copal. Y cuando ambos se aproximaron al horno ardiente donde habrían de sacrificarse, Tecuciztécatl cuatro veces intentó arrojarse al fuego y otras tantas desistió. En cambio, Nanahuatzin, cuando fue llamado, lo hizo al primer intento, consumiéndose en las llamas. De este modo Nanahuatzin se convirtió en el Sol radiante de la nueva era del mundo, y Tecuciztécatl, quien se quemó más tarde, se transformó en Luna. Los mexicas que poblaron Tenochtitlán en los siglos XIV y XV interpretaron las dos grandes pirámides de Teotihuacán como los monumentos dedicados al Sol y la Luna.
TSEQ 4-11
Figura 4. Reconstrucción del Templo de la Serpiente Emplumada en
la llamada Ciudadela de Teotihuacán.

Así como en los centros ceremoniales de Mesoamérica se representó la aparición de la Tierra bajo la imagen de una pirámide que emergía del mar primordial, así también en Teotihuacán el famoso Templo de la Serpiente Emplumada simboliza el nacimiento de la Primera Montaña, el surgimiento de la tierra del mar primordial (Fig. 4). A semejanza de la pirámide central de La Venta, en Teotihuacán la montaña-pirámide brota de un gran patio hundido que en el verano se inundaba y simulaba el mar de las aguas primordiales. En el talud de este monumento (la parte baja de la pirámide que linda con la tierra), se ven serpientes emplumadas que parecen nadar en un medio marino simbolizado por conchas y caracoles. En esta imagen la Serpiente Emplumada es una representación de la superficie terrestre en formación: la sierpe o cocodrilo que según otros relatos cosmogónicos flotaba en el mar primordial. Así, desde el primer día de la creación, la tierra es ubicada en el medio del cosmos y adquiere las características que la distinguirán como asiento de la habitación humana: tierra primordial, tierra fértil, ombligo cósmico, lugar donde nace y se reproduce la vida...

Los mitos de creación relativos a Teotihuacán dan a entender que los seres humanos nacieron de una cueva en el interior de la tierra, probablemente de la cueva que se encuentra debajo de la Pirámide del Sol (Fig. 5). Así, el mito cosmogónico de Tollan-Teotihuacán declara que la aparición del Sol, el nacimiento de la tierra fértil y la creación de los seres humanos son acontecimientos que tuvieron lugar en la propia tierra, en la maravillosa Tollan. Como lo ha mostrado Elizabeth Boone, los aztecas del siglo XVI consideraron a Teotihuacán como el "venerable lugar de los orígenes", la ciudad donde nació el Quinto Sol, se fundó el primer reino y comenzó la vida civilizada.
TSEQ 4-12 nuevo formato
Figura 5. Esquema de la pirámide del Sol en
Teotihuacán que muestra la configuración
de la cueva que se localiza en su parte inferior.

Tollan y el origen de las ciencias y las artes

Los mitos de creación posteriores, luego de relatar la aparición del Sol y de una nueva humanidad, se concentran en la exaltación de Tollan. Los mitos mexicas de la creación del mundo consideran a Tollan como el reino inaugural y presentan una imagen magnificada de esa ciudad, quintaesencia de las creaciones humanas. Los cantos nauas que celebran la aparición del primer reino del Altiplano Central son los más hiperbólicos de la literatura mesoamericana. En estos relatos Tollan es el epítome de la civilización. Los toltecas, como se llama a los pobladores de Tollan, son los inventores del registro del tiempo, la astronomía, la escritura y las artes adivinatorias, los expertos en el conocimiento de las plantas, la religión y los libros pintados. Los habitantes de Tollan son los renombrados artífices de la escultura, arquitectura, orfebrería, pintura, lapidaria, plumería, tejido, música... En estos relatos tolteca quiere decir orfebre consumado en las artes refinadas; equivale a sabio, conocedor de los secretos de la vida civilizada. Y a su vez, Tollan, la urbe opulenta, ornada por monumentos y edificios magníficos, como el llamado Templo de Quetzalcóatl, se transformó en sinónimo de metrópoli, en arquetipo de la capital del reino.

Esta descripción exaltada de Tollan y los toltecas se unió con otra imagen que describía al reino como un lugar privilegiado por la riqueza material y la abundancia agrícola. Un texto dice que Tollan tenía "todas las riquezas del mundo, de oro, plata y piedras verdes que se llaman chalchihuites, y otras cosas preciosas". Otro más afirma que Tollan era un vergel pródigo, donde el algodón germinaba en copos multicolores y el maíz
 

era abundantísimo, y las calabazas muy gordas [...]

y las mazorcas de maíz eran tan largas que se

llevaban abrazadas [...] y los dichos [...toltecas]

estaban muy ricos y no les faltaba cosa ninguna,

ni había hambre.
 

Tollan y el origen del poder dinástico

Luego de dibujar la imagen del reino ubérrimo, el mito traza el arquetipo del linaje real. Dos textos nauas, la Historia de los mexicanos por sus pinturas y la Leyenda de los Soles, dicen que Tollan fue fundada por Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl, a quien describen como un conquistador que gracias a sus hazañas guerreras funda el reino de Tollan. Otras fuentes encomian sus virtudes de gobernante sabio. Declaran que fue el inventor de los conocimientos especializados (escritura, cómputo del tiempo, astronomía), el patrón de las artes refinadas (arquitectura, pintura, escultura, plumería, música...), y el supremo ejecutor de los oficios religiosos. No dispongo de testimonios suficientes para elucidar si estos textos aluden al fundador del linaje de la primera Tollan (Teotihuacán) o al héroe y gobernante de la Tula de Hidalgo, la capital que floreció en los siglos IX a XI y se apropió de los prestigios de la primera Tollan. Pero lo que sí puede afirmarse es que la imagen canónica del caudillo conquistador y del gobernante sabio se creó en Teotihuacán.

Las investigaciones recientes de los arqueólogos en el Templo de la Serpiente Emplumada confirmaron que este monumento era una representación del poder político. Años atrás varios autores le habían atribuido a La Ciudadela, el recinto donde se levanta el Templo de la Serpiente Emplumada, una relación directa con el poder político y la realeza. Pero el entierro en este monumento de más de 200 guerreros sacrificados para celebrar su erección, el hallazgo de ricas ofrendas dedicadas a honrar los restos mortales de uno o varios personajes, y los símbolos vinculados con la realeza que ahí se encontraron, condujeron al arqueólogo Saburo Sugiyama a sostener que este monumento se edificó para conmemorar "la autoridad sagrada de un gobernante específico que organizó la construcción de esta pirámide". Según Sugiyama, "la Serpiente Emplumada parece haberse establecido, desde su nacimiento, como una entidad mítica que legitimaba la autoridad política de los gobernantes ante la sociedad. Y como lo indican los conocimientos arqueológicos disponibles, el lugar de origen de este simbolismo fue Teotihuacán". Sugiyama observa dos características que permiten precisar el simbolismo de la Serpiente Emplumada. Dice que en Teotihuacán la Serpiente Emplumada parece haber sido un símbolo de la autoridad política asociado con el militarismo. Autoridad política y militarismo, en efecto, son dos rasgos distintivos de la Serpiente Emplumada en Teotihuacán. Sugiyama cita la presencia de un cetro con la figura de la Serpiente Emplumada como una prueba más del simbolismo político representado por la Serpiente Emplumada.

De modo que podría decirse que en la tradición teotihuacana un personaje que probablemente se llamó Quetzalcóatl fue el fundador de Tollan y del linaje que por muchos años gobernó esa ciudad bajo el emblema de la Serpiente Emplumada, el símbolo de la casa real grabado en el Templo de la Serpiente Emplumada desde el siglo II de la era actual. Según mi interpretación, el símbolo de la Serpiente Emplumada representado en forma tan vigorosa en ese monumento no es una "entidad mítica" ni un dios: es el emblema real del gobernante ahí enterrado, un emblema que desde entonces se convirtió en representación de la casa real de Tollan. Este emblema adquirió tal prestigio que desde esos años hasta la caída de Tenochtitlán fue el emblema real más difundido y carismático de Mesoamérica, como lo confirma su exaltada manifestación en Xochicalco, Cacaxtla, Tula, Chichén Itzá, Cholula, Uxmal, Coixtlahuaca, Tilantongo, Mayapán y otras capitales (Fig. 6).

TSEQ 5-1 a
Figura 6. Representaciones de la Serpiente Emplumada como emblema real de los gobernantes de Teotihuacán, Cacaxtla, Chichén Itzá, Xochicalco, Tula Xicocotitlan, Tilantongo, Coixtlahuaca y México-Tenochititlan.

En esta figura se puede observar que los gobernantes de esos reinos, para manifestar su rango, invariablemente se hicieron representar bajo el halo protector del emblema de la Serpiente Emplumada, que literalmente envuelve y arropa sus cuerpos. El personaje real que gobernó Tollan y elaboró el grandioso programa de legitimización política resumido en el Templo de la Serpiente Emplumada, le infundió tal trascendencia al ejercicio del poder que en el futuro su nombre y su emblema adquirieron el significado de fundación dinástica, linaje real, gobierno sabio y arquetipo del dirigente político.

En un estudio reciente, Zoltán Paulinyi identificó como gobernantes teotihuacanos a los personajes que aparecen representados con un tocado de borlas y llevan en sus manos o en sus atavíos el símbolo del rayo, un símbolo que los transforma en seres ígneos, portadores de la fuerza destructiva manejada por el dios Tláloc. Según esta interpretación, los personajes con tocado de borla y asociados con el dios Tláloc eran miembros del linaje gobernante de Teotihuacán, probablemente sucesores o rivales del linaje de la Serpiente Emplumada, que es el otro linaje gobernante que aparece representado en las pinturas y la cerámica de Teotihuacán (Fig. 7). Lo cierto es que estos estudios echaron por tierra la antigua tesis que argüía que los gobernantes teotihuacanos se empeñaron en no estar presentes en sus monumentos.
TSEQ 2-12
Figura 7. Personaje pintado en una vasija teotihuacana
que conjuga los símbolos de la Serpiente Emplumada
y la realeza. Su tocado de borlas corresponde a los
personajes que tienen un alto rango; a su derecha,
una cabeza de Serpiente Emplumada descansa sobre un
trono de petate, símbolo del poder real. La unión
de ambas imágenes alude a un personaje con el emblema
de la Serpiente Emplumada ocupando el poder en
Teotihuacán.

 

El paradigma del palacio real

Así como en Teotihuacán el gobernante se identificó con el nombre y el emblema de la Serpiente Emplumada, así también el edificio donde éste residía se convirtió en el símbolo del poder real. Los arqueólogos que en la década de 1920 descubrieron deslumbrados el extraordinario monumento ornado en todos sus lados por el emblema de la Serpiente Emplumada, tenían grabadas en su memoria las páginas donde Sahagún, Durán, Torquemada y otros cronistas describían los templos y casas de oración del dios y sacerdote Quetzalcóatl, y bajo esa influencia bautizaron el monumento que sorpresivamente apareció ante sus ojos con el nombre de Templo de la Serpiente Emplumada. Sin embargo, como muestro adelante, lejos de ser un templo, este monumento es el palacio real del legendario Quetzalcóatl, el edificio simbólico del poder que más tarde repitieron y multiplicaron en otras capitales los gobernantes que afirmaron descender del mítico linaje de Tollan-Teotihuacán.

El rasgo arquitectónico que individualiza a este edificio son las esculturas de Serpientes Emplumadas que lo rodean, y particularmente las columnas de serpiente que enmarcan su pórtico y el motivo culebrino que forma la balaustrada de su escalera principal. Estas impresionantes columnas serpentinas cuya cola sostiene el techo y su cabeza con las fauces abiertas descansa en el suelo, son las que rememora uno de los cantos guardados por los sabios y sacerdotes educados en el Calmécac: "Hubo una casa en Tula hecha de maderamiento: hoy sólo quedan en fila columnas en figura de serpientes". Otra fuente dice que cuando Quetzalcóatl vivía empezó su famoso palacio, al cual "le puso columnas de forma de culebra pero no lo acabó de engrandecer".

Manuel Gamio, en su informe sobre la restauración de este edificio, dice que probablemente estaba rematado por dos pequeñas construcciones simétricas, sin especificar sus funciones. Desafortunadamente, casi nada se pudo rescatar de esta parte. Sin embargo, años más tarde, el arquitecto Ignacio Marquina publicó un dibujo donde el llamado Templo de la Serpiente Emplumada aparece coronado por un santuario cuya puerta principal está enmarcada por dos columnas de serpientes emplumadas descendentes.
mqi 3-8 xerox2 acople
Figura 8. El Trono de Jaguar que se encuentra en la recámara principal
del edificio ahora cubierto por la Pirámide de Kukulcán, en Chichén Itzá.

La tesis que afirma que este edificio era un monumento dinástico se ha fortalecido con los hallazgos que informan que ahí fueron enterrados los dirigentes de Teotihuacán. Por otra parte, la arquitectura brinda un argumento aún más contundente para defender esta interpretación. En Chichén Itzá, el monumento equivalente al Templo de la Serpiente Emplumada de Teotihuacán es El Castillo, también llamado pirámide de Kukulcán. Landa refiere que se le dio este último nombre en honor del capitán que fundó esa ciudad. Los datos de las fuentes históricas están corroborados por el trazo arquitectónico, que reproduce con exactitud el simbolismo dinástico establecido en Tollan-Teotihuacán. El edificio que corona esta construcción tiene cuatro puertas, que miran a los rumbos cardinales; y la puerta principal, que ve al norte, está enmarcada por dos columnas en forma de serpientes emplumadas descendentes. Sabemos, además, que en la recámara principal del edificio que se construyó antes y que ahora yace cubierto por la pirámide de Kukulcán, estaba el trono del jaguar, el asiento tradicional de los gobernantes mayas (Fig. 8).
MQI 3-9
Figura 9. Cariátides y restos de
las columnas con las figuras de
serpientes emplumadas que
enmarcaban el pórtico de la
Pirámide B de Tula.

En el capítulo dedicado a examinar el simbolismo de Kukulcán en Chichén Itzá muestro que en esa ciudad el emblema dominante es el de la Serpiente Emplumada, el símbolo que denotaba a sus gobernantes, quienes de esta manera declaraban que descendían de Tollan-Teotihuacán, la metrópoli donde nació el linaje de Quetzalcóatl y el emblema real de la Serpiente Emplumada.

Tula, la capital norteña fundada por otra rama del linaje tolteca, repite el simbolismo dinástico que se originó en Teotihuacán. La llamada Pirámide B o Templo de Quetzalcóatl tenía también en la recámara superior una gran entrada enmarcada por dos columnas de serpientes emplumadas descendentes, que sus constructores dejaron inconclusas (Figs. 9 y 10). Asimismo, el edificio donde residía el gobernante supremo de Mayapán se llamaba Kukulcán, como en Chichén Itzá, y es una copia disminuida de este último. Como se advierte, este monumento repite los rasgos que identifican la residencia dinástica: pirámide radial de cuerpos superpuestos, rematada por una sala cuya puerta principal está flanqueada por dos columnas de serpientes emplumadas descendentes, y una balaustrada que semeja el cuerpo de una serpiente de cascabel emplumada. Claude-François Baudez, al comparar el simbolismo de los edificios de Kukulcán en Chichén Itzá y en Mayapán, llegó a la conclusión de que son "templos dinásticos" (Fig. 11).
MQI 3-10
Figura 10. Reconstrucción de la
Pirámide B o Templo de la Serpiente
Emplumada de Tula, según el
arquitecto Ignacio Marquina.

El análisis comparativo que hemos hecho aquí permite afirmar que el paradigma del edificio dinástico de Mesoamérica nació en Tollan-Teotihuacán. Más tarde este prototipo se extendió a las regiones donde el linaje tolteca fundó nuevos estados: Xochicalco, Cholula, Chichén Itzá, Tula, Mayapán... En estas capitales el edificio donde se asienta el poder exhibe los rasgos arquitectónicos e iconográficos del palacio de Quetzalcóatl construido en Tollan-Teotihuacán y cumple las mismas funciones.
 

Las dimensiones imperiales del Estado teotihuacano
MQI 3-11 recorte
Figura 11. Pirámide de Kukulcán en Mayapán.

El estudio reciente de la expansión política del Estado teotihuacano confirma, sin sombra de duda, que la Tollan maravillosa de la que hablan los textos nauas era Teotihuacán. La consolidación del Estado teotihuacano marchó al mismo ritmo que el desarrollo de una ideología que dio cuenta del ámbito terrestre y del mundo sobrenatural. En Tollan-Teotihuacán la riqueza acumulada por el Estado apoyó la formación de una clase diversificada de expertos: sacerdotes, agrónomos, administradores, militares, sabios y escribas que se dieron a la tarea de componer una suerte de gran enciclopedia de la geografía, la flora y la fauna de Mesoamérica y produjeron un caudal de conocimientos especializados sobre la astronomía, las matemáticas, la agricultura, los sistemas de irrigación o la arquitectura y crearon manuales donde encerraron los secretos para confeccionar las diversas artes. Este cúmulo de saberes se perfeccionó en talleres, escuelas y grupos de especialistas que convirtieron a Teotihuacán en la metrópoli de las ciencias y las artes. De este impulso, que se prolongó por varios siglos, proviene la fama de sus pobladores como hombres sabios y artesanos insuperables.

Pero el rasgo que distinguió a Teotihuacán de los otros reinos de la época Clásica fue la unión de su sofisticado basamento cultural con la vocación guerrera y conquistadora del Estado. En contraste con los estudios anteriores a 1970, que definían a Teotihuacán como una teocracia concentrada en los cultos religiosos y el comercio de objetos suntuarios, las investigaciones recientes revelaron la potencia militar del Estado teotihuacano y su naturaleza conquistadora, una vocación que lo convirtió en la máquina de guerra más efectiva de Mesoamérica.
TSEQ 5-3
Figura 12. Frente y costados de la Estela 31 de Tikal,
que muestran a Siyaj K'ak' K'awil, rey de Tikal, flanqueado
por dos retratos de su padre Yax Nuun Ayin, quien aparece con
atuendo teotihuacano. En su mano izquierda lleva un escudo con
la imagen de Tláloc y en la derecha sostiene un átlatl,
un artefacto de guerra del México Central.

Las excavaciones arqueológicas emprendidas en Uaxactún en los años de 1926 a 1931 mostraron por primera vez la presencia de objetos teotihuacanos en el área maya. Años más tarde los trabajos arqueológicos realizados en Kaminaljuyú (Guatemala) descubrieron relaciones muy estrechas entre este sitio y Teotihuacán, a principios de la época Clásica. Investigaciones más intensas realizadas en Tikal entre 1956 y 1970 no dejaron duda sobre la fuerte relación que mantenía Teotihuacán con los reinos mayas de la época Clásica. Tatiana Proskouriakoff, al examinar la famosa estela 31 de Tikal (Fig. 12), en la década de 1960, cuando aún no comenzaba el desciframiento de los glifos mayas, percibió que los datos y personajes que ahí se mencionaban aludían a la presencia de extraños en Tikal y llamó a este episodio "La llegada de los extranjeros" (Fig. 13).

Medio siglo más tarde David Stuart descubrió que la lectura de Proskouriakoff había sido clarividente. Stuart encontró que además de los tres personajes mencionados en los glifos de esta estela, había uno más, que resultó ser clave para descifrar el extraordinario acontecimiento que ahí se narra, ocurrido el 16 de enero del año 378. El personaje central de la estela 31 es Siyaj Chan K'awil, rey de Tikal entre los años 379 y 404, e hijo de Yax Nuun Ayin, el personaje que está representado dos veces de perfil, con atuendo teotihuacano (lleva un átlatl en la mano derecha y de su brazo izquierdo cuelga un escudo con la efigie de Tláloc).

En la parte posterior de la estela un largo texto comenta la escena y menciona otros personajes vinculados con ella. Dice que el 16 de enero de 378 llegó a Tikal un personaje llamado Siyaj K'ak', quien resulta ser la figura decisiva de este episodio, pues inmediatamente después de su arribo ocurre la muerte del entonces rey de Tikal, Chak Tok Ich'aak I, el gobernante a quien sucede Yax Nuun Ayin. En otra parte Siyaj K'ak' es mencionado con el título de Señor del Occidente. Y en una estela de El Perú, una población situada a 75 kilómetros al oeste de Tikal, se dice que Siyaj K'ak' llegó a ese lugar, antes de su entrada a Tikal, el 8 de enero. Estos datos acerca del recorrido occidental de Siyaj K'ak', más el hecho de que este mismo personaje presidió la entronización de Yax Nuun Ayin como rey de Tikal el 12 de septiembre de 379, llevaron a Stuart a pensar que Siyaj K'ak' era un poderoso general teotihuacano quien tuvo a su cargo la derrota y ejecución del rey de Tikal, así como la imposición de Yax Nuun Ayin, el personaje que aparece en la estela 31 con la vestimenta y las armas de Teotihuacán.

TSEQ 5-4
Figura 13. Esta escena, grabada en una vasija de barro negro procedente de Tikal, muestra un grupo de personajes teotihuacanos
armados que llegan al área maya.

Stuart advirtió la presencia de otro personaje en los acontecimientos que cambiaron la historia de Tikal, apodado Lechuza del Dardo Arrojadizo (Spear-Thrower Owl). En la estela 31 Lechuza del Dardo Arrojadizo es mencionado como padre de Yax Nuun Ayin y abuelo de Siyaj Chan K'awil, ambos, como se ha visto, gobernantes de Tikal. Pero el padre del nuevo soberano de Tikal no es mencionado en ningún registro dinástico de ese reino, de modo que tiene que haber sido gobernador de otro lugar. Y puesto que su apodo corresponde a un emblema muy conocido de Teotihuacán (Lechuza y Armas), y los personajes asociados con él tienen también rasgos y nombres de ascendencia teotihuacana, Stuart supone que Lechuza del Dardo Arrojadizo fue un rey de Teotihuacán. Otra estela maya consigna la entronización de Lechuza del Dardo Arrojadizo en el año 374 y su muerte en 439, pero sin indicar el lugar donde gobernó. De modo que si las lecturas de Stuart resultan confirmadas por datos posteriores, el acontecimiento del año 378 cambia completamente nuestra visión de la historia maya y de Teotihuacán. Ese acontecimiento muestra que desde el Clásico temprano Teotihuacán tenía en la tierra maya, a más de mil kilométros de distancia del Altiplano Central, una presencia no sólo comercial y cultural, sino eminentemente política: había invadido el reino más poderoso del Petén, derrocado a su gobernante e impuesto un hijo de la dinastía de Teotihuacán en la línea de los ahaws mayas.
TSEQ 5-5
Figura 14. Retrato de Yax K'uk Mo'
que se encuentra en la urna interior del
Templo 16 de Copán. Como se advierte,
el rey de Copán lleva los anteojos
típicos del dios Tláloc de Teotihuacán.

Esta nueva imagen de la presencia de Teotihuacán en el área maya fue ratificada por otro descubrimiento en el reino de Copán, la maravilla arquitectónica edificada en el extremo sur de Mesoamérica. Los nuevos estudios sobre el fundador de este reino, K'inich Yax K'uk' Mo' (Gran Sol Quetzal-Guacamaya Verde), lo presentan como un personaje ataviado con vestidos y símbolos del México central, con los típicos anteojos de Tláloc y el escudo rectangular de los guerreros teotihuacanos (Fig. 14). Unos textos destacan el momento de la entronización de K'inich Yax K'uk' Mo' en un lugar especial (La Casa de la Raíz), situado en un país lejano, donde los gobernantes recibían los símbolos del poder y su investidura. Se trata de una ceremonia que alude a una tradición del centro de México, de modo que estos datos parecen indicar que el fundador de la dinastía de Copán provenía de Teotihuacán, tenía gran orgullo en desplegar los prestigiosos símbolos de poder de esa capital y probablemente fue entronizado en ese lugar.

William y Barbara Fash agregan que el análisis de los huesos de la tumba de K'inich Yax K'uk' Mo' mostró que este personaje no era maya y que su arribo a Copán está relacionado con la conquista posterior de Kaminaljuyú, otra población maya donde la influencia teotihuacana fue dominante. Es decir, la entrada de Siyah K'ak' en Tikal en 378, la fundación de Copán en 426 y la conquista de Kaminaljuyú, muestran la vigorosa penetración de Teotihuacán en esta región. El uso de las armas y la parafernalia militar teotihuacana en Copán, así como el despliegue de sus símbolos arquitectónicos y culturales, subrayan el afán de los gobernantes de Copán por convertirla en una Tollan sureña, en el lugar donde el asiento del poder político se unía con el brillo de las artes y el esplendor del culto religioso.

Una prueba más de la influencia de Teotihuacán en la cultura maya se advierte en el edificio ornado por la célebre escalera cubierta de jeroglíficos de Copán, un monumento dedicado a conmemorar el legado del fundador del reino. La famosa escalera despliega en sus gradas una historia minuciosa de la dinastía de Copán, que resalta las hazañas guerreras de sus gobernantes. En el templo que coronaba este edificio se grabó una muestra del gran arte de los escribas mayas con una de las inscripciones más curiosas que se conocen: de un lado se aprecia una columna de glifos y figuras con el inconfundible estilo maya, y en el otro se ve un texto con glifos y figuras "teotihuacanos", algo nunca visto en ninguna otra parte de Mesoamérica, como subrayan los epigrafistas. Este doble texto muestra que el original maya tenía una traducción al "teotihuacano" o naua, una prueba más del poder que ejercía la capital del Altiplano en la tierra maya.
fig 15
Figura 15. La red de reinos mayas aliados a Teotihuacán, según Stan Guenter.

Esta serie de nuevos descubrimientos sobre la presencia poderosa y continua de Teotihuacán en el área maya ha dado pie para postular la existencia de un "imperio teotihuacano" centrado en la tierra maya. Así, recientemente Stan Guenter presentó un estudio titulado Teotihuacan's Empire of the Maya, apuntalado en sólidos argumentos. Mediante la lectura de los glifos que celebraban el rito teotihuacano del Fuego Nuevo y apoyándose en los testimonios que declaraban la alianza de las ciudades mayas con Teotihuacán, Guenter proporciona un nuevo mapa de la presencia política de Teotihuacán en el corazón del Petén (Tikal, Uaxactun, Naranjo, Caracol, El Perú), el norte de Yucatán (Oxkintok, Yaxuná), el extremo oriental (Quiriguá, Copán), las tierras altas de Guatemala (Kaminaljuyú), y el corredor que comunicaba a estas regiones con Teotihuacán (Piedras Negras, Palenque, Tortuguero) (Fig. 15).