Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 6 de abril de 2003
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Mundo
La tensión por la guerra se suma al deterioro de los nexos con EU, dice la cancillería

Cancela La Habana una conferencia con casi mil emigrados cubanos

Los recientes secuestros también menoscaban el entorno, considera el gobierno isleño

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 5 de abril. En un clima de creciente tensión con Estados Unidos, Cuba anunció la suspensión de un encuentro que debían sostener el próximo fin de semana las autoridades con emigrados de la isla, en un intento por normalizar sus relaciones mutuas.

"A la tensión internacional provocada por la guerra contra Irak, se ha sumado ahora el creciente deterioro de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, como consecuencia del incremento de la hostilidad y las provocaciones contra nuestro país", dijo un comunicado de la cancillería.

La declaración parece aludir a la acusación del gobierno cubano al de Estados Unidos de financiar grupos de oposición interna, y de patrocinar reuniones y acciones disidentes, de lo cual La Habana ha responsabilizado directamente al jefe de la sección de intereses estadunidense, James Cason.

Pero, en otro flanco, el Ministerio de Relaciones Exteriores también ubicó los recientes secuestros de dos aviones y una lancha de pasajeros como factor detonante. Cuba considera que los intentos de emigración ilegal desde la isla hacia Estados Unidos se deben a una ley de 1966 que permite a los cubanos adquirir la residencia estadunidense con sólo llegar a territorio de ese país, inclusive por medios ilícitos.

La tercera conferencia La nación y la emigración, prevista para sesionar aquí del 11 al 13 de abril próximos, debía reunir a unos mil cubanos residentes en 59 países, en seguimiento a sendas reuniones similares celebradas en 1994 y 1995.

Los encuentros precedentes desinflaron la crispación histórica que se mantenía entre los cubanos residentes en la isla y los emigrados, como herencia de la violenta división que se produjo al triunfo de la revolución de 1959, cuyos adversarios procuraron salir rápidamente del país, principalmente a Miami.

Tensión interna

mdf01399Una relación normal y fluida entre Cuba y sus emigrados, especialmente los que viven en Estados Unidos, es factor clave para aflojar un flanco de la tensión interna de la isla, donde aún abundan las familias divididas por la emigración.

Otra cuestión decisiva es el impacto económico que tiene la emigración en la economía cubana. Cálculos extraoficiales indican que las remesas familiares del exterior pueden llegar en la isla a unos mil millones de dólares anuales, la mitad de los ingresos por turismo y más que rubros tradicionales como el azúcar y el níquel.

Un tercer resorte para la búsqueda de la distensión con los emigrados es el peso que representaría en el sur de la Florida una comunidad cubana plenamente reconciliada con su país, en franco contraste con el exilio irreductible anticastrista, que se resiste a todo tipo de trato con La Habana.

El presidente Fidel Castro participó entre la noche del viernes y la madrugada del sábado en un programa de televisión de cinco horas, en el que informó detalladamente del seguimiento que hicieron las autoridades, en ocasiones en contacto con el gobierno estadunidense, de los secuestros de esta semana, el de un avión An-24 y de la lancha Baraguá, que realiza una ruta interna en la bahía de La Habana.

Castro culpó reiteradamente a Estados Unidos de alentar esas acciones, al mantener la Ley de Ajuste Cubano, que entre otras consecuencias ha permitido que algunos pasajeros que iban en el avión secuestrado puedan permanecer a voluntad en aquel país.

"Para nosotros era absolutamente obvio que al gobierno de Estados Unidos le perjudica extraordinariamente estos secuestros, mucho más que a nosotros", dijo Castro. "Los brotes de una ola de terrorismo y secuestro aéreo por personas irresponsables e incluso desequilibradas, causa 100 veces más daño a ellos que a Cuba, porque en nuestro país los medios de transporte aéreo son insignificantes al lado de los que posee Estados Unidos, y nosotros sabemos defendernos mucho mejor que ellos".

El An-24 y un DC-3, secuestrado el 19 de marzo, permanecen en Estados Unidos, y sus respectivos atacantes están detenidos y enfrentan cargos de piratería aérea.

En el programa, Castro reiteró acusaciones de injerencia política contra Cason, pero dijo que debía reconocer que el diplomático "cumplió las instrucciones del Departamento de Estado con absoluta seriedad, y fue eficaz, rápido y decidido", al colaborar con las autoridades cubanas durante el secuestro del An-24.

Tanto Castro como Cason intentaron persuadir al secuestrador del avión para que se rindiera. El diplomático estadunidense hizo más tarde una declaración escrita, que pidió divulgar en la prensa cubana, subrayando que la piratería de aviones o embarcaciones está severamente penada en su país y que los culpables resultan automáticamente descartados para la residencia en Estados Unidos.

Según los resultados de la investigación, el secuestrador, identificado como Adelmis Wilson González, con escolaridad de técnico medio en construcción, contó al menos con la complicidad de su esposa, quien ocultó en el pelo piezas metálicas de las granadas que exhibió el atacante y cuyas cubiertas pudieron ser de plástico.

La mujer y su hijo, junto con otras cuatro mujeres, dos hombres y dos menores, pudieron quedarse en Estados Unidos, donde fueron liberados el viernes, según un reporte de la Oficina de Inmigración y Aduanas. Otros 19 pasajeros pidieron volver a Cuba.

Algunos de los que regresaron participaron en el programa de televisión, junto con los pasajeros de la lancha secuestrada. Varios relataron sus dramáticas experiencias y al final pudieron verse escenas del desenlace del asalto a la lancha Baraguá.

Una mujer que engañó al principal secuestrador de la lancha y que logró burlarlo, saltando al mar, precipitó la solución de la crisis. Esta mujer es la turista francesa Sonia Arbib, empleada de un restaurante en París y que en la madrugada del miércoles pasado había abordado la embarcación para acudir a una discoteca al otro extremo de la bahía.

Otra mujer que siguió su ejemplo fue su compatriota y compañera de viaje, sólo identificada por el nombre de Deborah.

Las dos francesas iban a ser las primeras asesinadas por el grupo asaltante, según los testimonios. En el buque había otras dos mujeres extranjeras cuya identidad y nacionalidad no ha sido revelada.

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