Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 14 de abril de 2003
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Política

León Bendesky

ƑQué sigue?

Ni modo, son tiempos difíciles. Lo son, por supuesto, para quienes han padecido directamente esta guerra y que habrán de sufrir sus consecuencias en Irak. Hay muchas cosas que se juntan y se confunden; la perplejidad puede más que las certezas que prevalecen entre las cúpulas de Washington. El fin de una tiranía aparece ahora frente al discurso que celebra la liberación de un pueblo, y esto tiene demasiadas aristas, unas ya visibles, y otras que apenas se vislumbran.

Desde el punto de vista militar la campaña ha sido un éxito. En eso tienen razón los generales en el campo de batalla y aquellos que desde sus sillones giratorios en los centros de pensamiento más conservadores de Estados Unidos alentaron abiertamente esta guerra. El costo humano, hasta ahora, ha sido tratado como residuo, igual que siempre.

Hay muchos muertos, demasiados para el objetivo de derrumbar un régimen que ofreció tan poca resistencia, luego de haber sido presentado como un enemigo temible capaz de infringir graves daños. Lo curioso es que ninguno de los argumentos originales que sirvieron para justificar esta guerra se validaron: no se hallaron armas de destrucción masiva ni gases químicos; lo que se encontró fue un país devastado por un régimen opresor y 12 años de embargo y aislamiento. Ante ello el discurso cambió de un día para otro en un manejo espectacular de la propaganda, de la amenaza inminente que representaba Hussein, se pasó a la liberación de un pueblo oprimido, pero el caso es que de esos hay muchos en el mundo, Ƒqué se hará con ellos?

Sí, hay muchos muertos y heridos, los civiles indefensos y los soldados de ambos lados, que también cuentan. Pero Donald Rumsfeld está eufórico, sus declaraciones son las de un hombre satisfecho que ha servido a la causa de la humanidad. Esta es su guerra, más que la de Bush y Blair.

Rumsfeld es miembro prominente del grupo de políticos e intelectuales que desde 1997 han promovido una política exterior basada en el incremento del presupuesto militar, el decisivo rearme del ejército y la tecnología de los misiles antibalísticos. Es parte del establishment de la burocracia política y de los negocios trasnacionales, fue antes secretario de la Defensa, de 1975 a 1977, en el gobierno de Gerald Ford. Llegó al gabinete de Bush por medio del vicepresidente Cheney, su compañero de causas políticas. Llegó junto con otros del mismo grupo para imponer desde el Departamento de Defensa un claro proyecto de expansionismo militar, que se había echado a andar aun antes del 11 de septiembre de 2001 y que desde el inicio había señalado a Irak como uno de los objetivos primarios de una nueva presencia internacional estadunidense.

Irak y el ex dictador Saddam Hussein estaban en el clóset de Rumsfeld desde 1983, cuando ambos llegaron a buenos acuerdos y había que sacarlos al costo que fuera. También había que sacarlos del armario de los Bush.

El objetivo se ha cumplido con un despliegue enorme e imposición diplomática, de poderío bélico y mucha propaganda. Visto desde una perspectiva larga de la historia, la política exterior del imperio cumple hoy su función de arrastrar a quienes aparecen como pueblos atrasados que tienen que entrar a la modernidad y al entorno de las nuevas reglas del orden mundial. Así lo hizo en su momento Napoleón en una Europa que estaba a la zaga de los principios de la Revolución de 1789, y con la misma enjundia.

No sabemos aún qué traerá la invasión de Irak; no son muy convincentes las visiones un tanto mesiánicas de Bush y Blair, impuestas desde una estación de comunicaciones instalada en un avión, mientras abajo se expresa una parte de la naturaleza humana en el caos.

ƑCómo será en Irak la democracia exportada desde Occidente? ƑQué significará la posguerra para las fuerzas kurdas y el gobierno turco? ƑCuál será el impacto en los otros países de la región? ƑQué sigue para el conflicto entre palestinos e israelíes? Vaya, Ƒes que será toda esa parte del mundo un lugar mejor, como prevén los países de la coalición y los socios de la reconstrucción? Estas son sólo algunas de las preguntas que todos nos hacemos, y además sabemos bien que el efecto directo de esta guerra y, los que se den de manera indirecta con la redefinición hegemónica de Estados Unidos, se extenderán por todas partes.

Este es un periodo de grandes redefiniciones políticas y económicas; son aún las secuelas de 1989 y de la creación de lo que se ha llamado la unipolaridad estadunidense, especialmente en el campo de la fuerza militar.

Esta guerra es expresión decisiva del fenómeno del fin de la guerra fría y contrasta de modo claro con otra de sus manifestaciones, como fue la barbarie en la ex Yugoslavia. Paradójicamente, la guerra en Irak, que está entrando en estos días en una nueva fase, no genera una condición real de mayor seguridad física ni económica, en cambio constituye un entorno sicológico social de más inestabilidad y desconcierto en el mundo

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