Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 22 de abril de 2003
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Política

REPORTAJE /DESARROLLO SUSTENTABLE

En la mira de trasnacionales, la biodiversidad del istmo y el sureste

El Estado mexicano cede ante intereses foráneos, según especialistas

El Plan Puebla-Panamá y el Corredor Biológico Centroamericano son dos estrategias diferentes -y hasta contradictorias en algunos puntos- que se unen con un mismo fin: explotar la riqueza natural de Meso y Centroamérica, y abrir esas regiones a la explotación del capital extranjero

ANGELICA ENCISO

Con dos estrategias paralelas en la misma zona geográfica, el Corredor Biológico Mesoamericano (CBM) y el Plan Puebla-Panamá (PPP) -financiados por instituciones internacionales-, se abre el camino a las empresas trasnacionales para que accedan a la mayor riqueza biológica de la región, con la creación de infraestructura, industria y comercio.

Aunque ambos proyectos son diferentes entre sí, porque uno se plantea como objetivo la "conservación" y el otro el desarrollo industrial, representan el punto de partida para la explotación y "destrucción de ecosistemas únicos por su riqueza y diversidad biológica", sostienen especialistas.

En el sureste de México y en Centroamérica se localiza 11 por ciento de las especies animales y vegetales del planeta, ecorregiones de alta prioridad, bosques secos, humedales y bosques semófilos templados. Y sobre ellos -literalmente-, con el PPP se planea la construcción de carreteras, puertos marítimos, tendidos eléctricos y comunicaciones de fibra óptica, plantas generadoras de electricidad, oleoductos, gasoductos, vías ferroviarias, aeropuertos, canales secos y de agua, así como corredores industriales-maquiladores, detalla el investigador Gian Carlo Delgado Ramos, de la Universidad Nacional Autónoma de México.

"Se trata de las mismas líneas geográficas. La intención del PPP y del CBM es abrir la zona al capital extranjero con el apoyo del Banco Mundial (BM) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID); las empresas financian y avisan a los grupos de los modelos a seguir. Esto va más allá de la conservación y del desarrollo. En el momento en que ambos proyectos se juntan hay un gran problema", indica Laura Carlsen, investigadora del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano.

Entre las "trasnacionales conservacionistas" que representan los intereses de grandes corporaciones figuran el Fondo Mundial para la Naturaleza, Conservación Internacional, Nature Conservancy, además de agencias gubernamentales de los Países Bajos y de Alemania, así como deAdministración Nacional Aeronáutica y del Espacio (NASA) estadunidense.

Carlsen agrega que se pretende que la región se integre a la economía global, ya que el objetivo del PPP es vincular la zona con las necesidades del comercio y el mercado de las grandes trasnacionales, sobre todo de las que tienen sede en Estados Unidos. Mientras, el CBM busca abrir la región a la inversión bajo el esquema de servicios ambientales,lacanja_selva entre los que se incluyen convenios de bioprospección, ecoturismo y sumideros de carbono.

Incluso hay programas de conservación del CBM que se contraponen con el PPP, como es el caso de las plantaciones forestales, que son medidas dañinas para la biodiversidad porque en ellas se utilizan especies que no son nativas de la zona e incluso se pretende utilizar organismos transgénicos.

"El problema es que el Estado mexicano se deshace de sus responsabilidades en el área al ceder a las empresas los servicios ambientales y las comunidades sólo participarían con su conocimiento en la explotación de los recursos naturales", añade la especialista.

El CBM está considerado para los estados de Campeche, Chiapas, Quintana Roo y Yucatán, además de los países centroamericanos. El PPP comprende la misma zona más los estados de Puebla, Guerrero, Tabasco y Veracruz.

El PPP fue sugerido por el presidente Vicente Fox en 2000 y aceptado por los presidentes de la región en el marco del mecanismo de diálogo de Tuxtla en 2001.

En la zona, la deforestación, la contaminación y las endemias de flora y fauna amenazadas por el tráfico internacional y los patrones de asentamientos humanos en áreas ecológicas vulnerables y asociadas a fenómenos naturales de alto riesgo agravan la calidad ambiental de la región, indica el documento del BID denominado Hagamos de la integración mesoamericana una realidad: los desafíos de Mesoamérica y el PPP.

Destaca que después de los conflictos armados de los años ochenta "la región no atendió adecuadamente el medio ambiente y la reducción de la vulnerabilidad. Es así como el huracán Mitch, en 1998, y los terremotos de El Salvador, en 2000, ponen en evidencia la alta propensión y vulnerabilidad de la región, al producirse la pérdida de vidas humanas y miles de millones en daños materiales". Frente a ello, en una zona donde la población indígena representa alrededor de 18 por ciento -aunque en Guatemala es 48 por ciento, en México 16 por ciento y en Belice 13 por ciento-, los desafíos son el ordenamiento territorial y mitigación de desastres, así como el desarrollo humano sostenible.

En el PPP se presentan como nuevos proyectos la consolidación de actividades económicas en torno a la industria petrolera, corredores agroindustriales y diversificadores en lugares como Acapulco-Zihuatanejo, Chilpancingo-Oaxaca, Tehuantepec-Tapachula -áreas de alta diversidad biológica- y la estructuración y promoción del turismo en circuitos como Palenque-Guatemala-Bonampak, Oaxaca-Huatulco y Campeche-Calakmul.

Pero además de todo está planeada una carretera que pretende cruzar los manglares de Tabasco en México, dividiría la biosfera maya en los tramos de Tikal-Calakmu; El Naranjo y El Ceibo, en Guatemala; el canal seco de Nicaragua y zonas megadiversas de toda Mesoamérica, agrega Delgado Ramos. Entre las empresas participantes están Tribasa, Texas Connection, Texaco, Pennzoil, Monsanto y Down Chemicals.

En estas mismas áreas el BM, mediante Global Enviromental Facility (GEF) -con fondos por 16 millones de dólares para cinco años-, desde 2000 promueve "la conservación" con el establecimiento de corredores que intercomunican áreas naturales protegidas. Pero esto es a primera vista, sostiene Laura Carlsen en un estudio sobre el tema: La vida en venta: transgénicos, patentes y biodiversidad.

Detalla que el corredor busca asegurar la conectividad, conservar la biodiversidad y mejorar el medio ambiente, pero "el verdadero eje unificador del CBM es el desarrollo de un nuevo modelo para la integración económica de la región y la necesidad de atraer financiamiento para llevarlo a cabo".

La función principal del CBM "es definir una nueva forma de inserción en el mercado global para una región que ha sido simultáneamente el talón de Aquiles y la joya de la corona en los planes para conformar el Area de Libre Comercio de las Américas". Agrega que el corredor se desarrolla en un momento en que el mundo empieza a reconocer en la biodiversidad un valor planetario.

Así, los 20 millones de hectáreas del territorio que forma el CBM hacen de este proyecto "una sola entidad receptora de planes de financiamiento externos, abre la puerta a un nuevo estilo de intervención. Las áreas naturales protegidas tienen estas formas de inserción en el mercado: los servicios ambientales para contrarrestar los procesos de deterioro ambiental en otras partes del mundo; la bioprospección, para preservar in situ especies que pueden ser privatizadas o comercializadas por medio de las patentes, y el ecoturismo".

Mientras el CBM va en su tercer año de trabajo y México acaba de presentar su programa, el PPP todavía está por verse.

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