Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 24 de abril de 2003
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  >

Política

Octavio Rodríguez Araujo

Segunda edición de la doctrina Bush

En septiembre de 2001 publiqué en estas páginas un artículo que titulé "La doctrina Bush". Unos días antes habíamos visto en la televisión que dos aviones se estrellaban en las Torres Gemelas en Nueva York. Entonces dije (y perdón por citarme): "Históricamente somos culpables de no haber advertido a tiempo el peligro nazi cuando Hitler ganó el poder en Alemania, y se desencadenó una guerra brutal que arrastró a muchos pueblos. Tenemos la responsabilidad histórica, otra vez, de darnos cuenta, sin necesidad de paranoias, del peligro de otra guerra, de otra guerra que será distinta de las anteriores, como las anteriores también fueron distintas de las precedentes. Ojalá los próximos acontecimientos me corrijan."

Los acontecimientos posteriores no sólo no me corrigieron sino que hemos sido testigos de Afganistán y luego de Irak. Estados Unidos, en su nueva doctrina, revisión de la Monroe de hace 180 años, va por todo. Y tiene los elementos para ello. ƑQué país está en condiciones de oponérsele?

Su nueva doctrina la esbozó después del ya famoso símbolo del 11/09. "O nos ayudan o sufren las consecuencias", dijo Powell, y varias potencias se alinearon de inmediato, además de gobiernos subordinados como lo son la mayoría de los latinoamericanos. Pareciera que no se daban cuenta de la dinámica en la que entraban. Algunos se percataron después de Afganistán y en la víspera de Irak, y se rebelaron, con mucha cautela y no pocas ambigüedades. Otros se sumaron de inmediato a pesar de las masivas oposiciones de sus ciudadanos en sus propias calles. Oídos sordos, por una simple razón: sus economías dependen de Estados Unidos, y sólo porque así lo decidieron hace muchos años y ahora difícilmente podrían liberarse (si acaso quisieran).

La antigua "lucha contra el terrorismo" ya pasó a la historia. Fue un pretexto, y nadie sabe dónde está Osama Bin Laden, si a alguien le importa. Esta lucha fue organizada sólo para "medirle el agua a los camotes", como se dice en México. Es decir, para saber quién está con Estados Unidos y quién en contra. La sumatoria no fue mala. Una vez logrado ese propósito se pasó al plan B: la "defensa de la democracia". Y aquí hay que establecer algunas diferencias.

Los antiguos mexicanos tenían un símbolo para expresar la palabra, pero este símbolo se usaba de dos maneras: solo o asociado a una cara, normalmente de perfil. Esta segunda imagen quería decir que la palabra tiene significado distinto según sea la persona que la pronuncie. No es lo mismo la expresión "democracia" en boca de los gobernantes de Estados Unidos o de Argentina (véase lo que ha ocurrido contra las obreras textiles), que en boca de los pueblos o de la gente de izquierda. Yo reivindico la democracia, pero en sentido amplio, es decir social también; las clases dominantes también la reivindican, pero tienen un concepto limitado, elitista y electoral de la democracia. Aquí hay una diferencia.

Para el gobierno de Estados Unidos la democracia quiere decir multipartidismo (para mí también, pero no sólo esto), elecciones libres y transparentes (para mí también, pero no sólo éstas) y, desde luego, un sistema económico dominado por los mercados (la libre empresa sin regulación estatal). Para mí no, pues defiendo la idea de la propiedad socializada, que no estatal, pues ésta conduce a lo que algunos autores han llamado "capitalismo de Estado" y ya sabemos quiénes se beneficiaron de éste en la URSS y en los países ex "comunistas" de Europa.

La otra diferencia, entre la idea de democracia del gobierno de Estados Unidos y de quienes estamos en su contra, es que para el imperialismo es sólo un pretexto para abrir mercados y tener mano de obra barata para la expansión de las empresas que representa, pues como hemos visto, democracia y libertad de mercados forman un paquete indivisible. ƑSe creerá que estoy exagerando?

El debate sobre Cuba ha permitido desempolvar fuera de la isla la Ley Helms-Burton. Esta, en su sección 206: "Requisitos para determinar la existencia de un gobierno elegido democráticamente", establece las formas en que deberán ser elegidos los gobiernos, la formación de partidos y hasta cómo deben ser las campañas electorales, pero lo más importante, el objetivo real es el siguiente (inciso 3): que el país demuestre que "avanza significativamente hacia un sistema económico orientado al mercado sobre la base del derecho a poseer y disfrutar propiedades". ƑMás claro? Democracia electoral (no más) con restauración del capitalismo. Esta es la nueva estrategia de la doctrina Bush. Esta es la intención de este nuevo hitlercito que está convencido, no por la raza sino por el dólar, de que tiene derecho a invadir el país que le dé la gana y piensa que ninguna otra potencia se le opondrá. Ya lo vio con Afganistán, igual con Irak. ƑNos cruzaremos de brazos?

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año