LETRA S
Mayo 8 de 2003

Nutrición y VIH


ls-comida Carlos Bonfil

Entre las múltiples recomendaciones de la Organización Mundial de la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) a las personas que viven con VIH/sida figura la de construir, desde los primeros momentos del diagnóstico de seropositividad, toda una estrategia de salud que incluye, de modo sustancial, una educación integral en materia de nutrición. A menudo se da por sentado que nutrición significa, sencillamente, dietas, es decir, consejos prácticos para subir o bajar de peso. Lo que señala la organización en su folleto informativo Vivir bien con VIH/sida, un manual de cuidado y apoyo nutricional para las personas que viven con VIH/sida, es la forma en que la persona infectada con el virus puede preservar un equilibrio corporal saludable mediante la adquisición paulatina de buenos hábitos alimenticios. Esto es particularmente importante en las fases tempranas del padecimiento, cuando la desorientación, el estrés y un estado anímico muy vulnerado reducen el aprovechamiento de lo que se consume y degradan el estado físico de la persona. Si a esta situación se añade la aparición de infecciones menores, de fiebres o de un cuadro diarréico, el organismo tendrá dificultades mayores para asimilar los nutrientes requeridos, lo que redundará en pérdida de apetito, peso y energía, y en una disminución de la respuesta inmunológica.

La FAO subraya la necesidad de un programa personalizado de asesoría y atención para las personas con VIH/sida, cuyo propósito central sea la preservación de su calidad de vida. Este programa considera diversos objetivos: estimular la respuesta inmunológica del organismo para prevenir y combatir mejor las infecciones; mantener un grado óptimo de actividad y productividad en las personas infectadas como un modo de incrementar en ellas su autoestima, factor clave para el seguimiento de sus regímenes alimenticios y sus terapias; conservar un peso saludable y remplazar oportunamente la pérdida de vitaminas y minerales en el organismo y, finalmente --como consecuencia de todo lo anterior--, prolongar al máximo el periodo que va de la infección por VIH al desarrollo pleno del sida.

¿Por qué se debilita el organismo?, ¿por qué la pérdida de peso, la inapetencia y la fatiga? El sistema inmunológico de las personas con VIH trabaja mucho más para combatir la infección, y por ello requiere mayor cantidad de energía y nutrientes. Requerimientos que pueden aumentar con la aparición de enfermedades oportunistas o con la progresión misma de la enfermedad. Para contrarrestar este proceso de deterioro es importante una estrategia nutricional adecuada. El primer obstáculo, y acaso el más grande, es la pérdida de apetito que ocasionan los síntomas del padecimiento, algunas de las medicinas utilizadas para combatirlos, el malestar o depresión que puede generar este círculo vicioso, y las dificultades económicas para procurarse la alimentación recomendada. En los países en desarrollo este último factor puede ser dramático, pues supondría variaciones incontroladas en los hábitos alimenticios y dificultades para el apego adecuado a los regímenes alimenticios y a las terapias.

Las recomendaciones de la FAO para la falta de apetito, la diarrea persistente, el vómito y la náusea en personas con VIH/sida son muy sencillas: asesoría y seguimiento médico sobre la cantidad y naturaleza de los nutrientes para un buen equilibrio alimenticio, y la práctica cotidiana de ejercicios para restaurar la masa muscular, depósito natural de la energía y proteínas que necesita el sistema inmunológico para un buen funcionamiento. Otras recomendaciones complementarias son: descansar todo lo que se pueda, luego de un sueño de ocho horas, ya que el organismo requiere, por el incremento de su actividad interna, de un suplemento de reposo; evitar el estrés, la angustia y las preocupaciones y rodearse de amigos y personas comprensivas; evitar, debido a sus efectos colaterales negativos, el cigarro, el alcohol y algunas medicinas no indispensables. Las personas bajo un tratamiento específico con antirretrovirales suelen extremar los cuidados en materia de nutrición debido a la interacción de ciertos alimentos con las pastillas, en horarios específicos, y la posible agudización de náuseas y diarreas. Una buena estrategia nutricional en todas las etapas de la infección del VIH es, como concluye el manual de la FAO, la mejor manera de prevenir infecciones y reforzar la eficacia de las terapias.
 
 

Información tomada de Living well with HIV/AIDS. A manual on nutritional care and support for people living with HIV/AIDS, publicado por la FAO.