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México D.F. Domingo 11 de mayo de 2003

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

Seymour Hersh expone a la secta esotérica que controla la Casa Blanca

Los integrantes de La cábala, ¿víctimas de un caso de sicosis grupal?

División entre los grupos de inteligencia estadunidenses

EN MEDIO DE la pestilencia que exudan los negocios escabrosos del vicepresidente Dick Cheney en Nigeria, han aparecido una serie de reportajes impactantes sobre los 25 "neoconservadores", seguidores del filósofo de corte fascista Leo Strauss, que dominan la Casa Blanca.

EL ISRAELI-ESTADUNIDENSE Richard Perle, bautizado como el Príncipe de las tinieblas y alto ejecutivo del The Jerusalem Post y de la cadena mediática de Conrad Black (dueño entre otros del londinense The Daily Telegraph, un monumento a la propaganda negra), se va a arrepentir toda su vida de haberse peleado a muerte con el prestigiado reportero Seymour Hersh, galardonado con el premio Pulitzer, quien le descubrió sus triangulados negocios truculentos con los enemigos de Estados Unidos.

HERSH ES AUTOR del libro clásico Opción Sansón, que reseña la forma novelesca en que Israel obtuvo la bomba atómica, y en la edición de la revista The New Yorker (por salir el 12 de mayo, pero que puede ser consultada en Internet desde ahora) señala a la unidad de inteligencia especial en el Pentágono, bajo el mando del septuagenario Donald Rumsfeld (que tiene como asesor a Richard Perle), pero que en realidad controla Abram Schulsky, un experto en los trabajos de Leo Strauss.

TAL UNIDAD ESPECIAL fue la encargada de inventar los vínculos (que Baby Bush dio como válidos, pese a la rebeldía de la CIA) entre Al Qaeda y las armas de destrucción masiva, que siguen sin ser encontradas, del régimen de Saddam Hussein, quien tampoco aparece por ningún lado, aunque Michael Leeden, otro prominente intelectual del grupo de mitómanos, asevera que se refugia en Damasco (Mail and Globe, 8 de mayo), lo cual puede servir de coartada sublime para una futura guerra.

HERSH IDENTIFICA A Wolfowitz, Cambone, Kristol, Schulsky, Gary Schmitt (seguidores también de las ideas de Leo Strauss) como miembros de una "cábala" que pretende poseer el conocimiento secreto al que solamente pueden tener acceso unos cuantos. Cita a un funcionario de inteligencia que renunció por tanto engaño de la secta de La cábala: "dogmáticos, parecían poseídos por una misión divina; lo que no cuajaba en su teoría, lo rechazaban". Schulsky, "como Wolfowitz, fue alumno de Leo Strauss en la Universidad de Chicago. Ambos recibieron su doctorado con Strauss en 1972 -¿qué tanto "secreto" les habrá enseñado?-. Strauss (...) entrenado en la historia de la filosofía política (...) era ampliamente conocido por su argumento de que los trabajos de los antiguos filósofos contenían significados esotéricos deliberadamente ocultos y cuyas verdades solamente podían ser entendidas por unos cuantos, mientras que serían mal interpretadas por las masas".

AHORA QUEDA CLARO por qué la sociedad civil global no entiende a Baby Bush, y menos a la secta bélica y esotérica de La cábala. Hersh enumera a sus epígonos: "además de Wolfowitz, incluye a William Kristol, el editor de la revista Weekly Standard, y Stephen Cambone, subsecretario de Defensa para Asuntos de Inteligencia, particularmente cercano a Rumsfeld", y enuncia su sustrato filosófico netamente hobbesiano ("el hombre es el lobo del hombre") y marcadamente paranoide: "La influencia de Strauss en la toma de decisiones de política exterior (aunque nunca escribió explícitamente sobre el tema) usualmente es discutida en términos de su tendencia a vislumbrar al mundo como un lugar donde las democracias liberales aisladas viven en peligro constante, por parte de elementos hostiles foráneos, y enfrentan amenazas que deben ser confrontadas vigorosamente y con un fuerte liderazgo".

EN SU ENSAYO de 1999 Leo Strauss y el mundo del espionaje, Schulsky y Gary Schmitt explican que "su éxito en mirar bajo la superficie (sic), leer entre líneas (sic), y su desprendimiento terrenal -¡órale!: ya tenemos nuevo profeta- se parecen, aunque sea levemente, a George Smiley de las novelas de John Le Carré". Pues hasta ahora el método subterráneo de Strauss no ha descubierto las "armas de destrucción masiva de Irak" que supuestamente "halló" la secta de La cábala "bajo la superficie" y "entre líneas". ¿Acaso no son de mejor calidad los cuentos árabes de Las mil y una noches?

¡QUE NIVELES DEMENCIALES pretenden dirigir desde la Casa Blanca los destinos de una humanidad martirizada entre el martillo de un presidente que "habla con Dios" y el yunque de una cábala de 25 fanáticos "neoconservadores" con ínfulas de profetas que escudriñan, por su estatura étnico-ideológica infalible e inalcanzable, lo que otros no ven!

LA IDEA DE Strauss sobre los "significados ocultos" lleva a Schulsky y a Schmitt a extrapolar que "la norma de la vida política puede encontrarse íntimamente vinculada al engaño". Lo grave es que con tanta paranoia hiperconcentrada se puede generar un Armagedón para realizar las profecías bíblicas que dominan las mentes de los televangelistas encabezados por Baby Bush y la secta bélica y esotérica paleobíblica de La cábala. Un antiguo experto de la CIA que conserva el anonimato describe la intimidad sicológica de la secta: "Existe un alto grado de paranoia. Se han convencido a sí mismos de que se encuentran del lado de los ángeles (sic) y que los demás en el gobierno están locos". Más que la aplicación de la filosofía política de corte fascista de Leo Strauss, con la que desean decorar sus fechorías globales, ¿no será que nos encontramos ante un caso de sicosis grupal que se retroalimenta espiralmente a sí misma? Basta consultar La marcha de la locura, de Barbara Tudjman, para perder el sueño cuando la sicopatología alcanza los tronos y los truenos.

SERIA INTERESANTE descubrir la correlación étnico-ideológica entre el neoliberalismo monetarista de los Chicago boys, cuyo profeta es el israelí-estadunidense Milton Friedman, con la secta infalible y selecta de La cábala proveniente de la Universidad de Chicago, donde se han entrecruzado las peores teorías misántropas en los ámbitos económico y político.

EN SU REPORTAJE "Inteligencia selectiva", Hersh pone de subtítulo "Donald Rumsfeld tiene sus propias fuentes: ¿son confiables?" Los miembros de la secta que domina los destinos del mundo unipolar desde la Casa Blanca, un grupo de analistas y consejeros políticos, "se llaman a sí mismos en forma burlona La cábala y se ubican en la Oficina de Planes Especiales del Pentágono (...) Su operación fue concebida por Paul Wolfowitz, subsecretario de Defensa, y han imprimido un cambio crucial en la dirección de la comunidad de inteligencia en Estados Unidos". La cábala entró en funciones después del 11 de septiembre y "ha producido una serie de análisis de inteligencia que han ayudado a moldear la opinión pública y la política de Estados Unidos hacia Irak". Utilizan datos colectados por otras agencias y por el grupo en el exilio Congreso Nacional Iraquí que encabeza Ahmed Chalabi, chiíta posmoderno y convicto criminal por fraude, además de una de las bisagras del grupo delincuencial Irán-Contras.

LA OFICINA DE Planes Especiales del Pentágono se encuentra nominalmente a cargo del subsecretario de Defensa William Luti, un ilustre desconocido que ha minimizado la secta de La cábala para realizar su agenda propia sobre Irak. Pues Abram Schulsky lleva tres largas décadas esperando su cosecha de engaños desde la burocracia: miembro del Comité de Inteligencia del Senado, luego perteneció al grupo de Richard Perle (but of course!), en ese entonces subsecretario de Defensa en el equipo Reagan, para después ingresar a la Rand Corporation.

HERSH REVELA LAS profundas disensiones en el seno de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos con la secta de La cábala, que domina también a la DIA (organismo de inteligencia de la Defensa) y a la CIA, a las que consideran perezosas. Los planes especiales fueron creados deliberadamente para encontrar la evidencia de que Saddam Hussein tenía vínculos con Al Qaeda y que Irak poseía un enorme arsenal de armas químicas y biológicas, y aun posiblemente nucleares, que amenazan a la región y, potencialmente, a Estados Unidos". Los planes especiales de Abram Schulsky veían lo que la DIA y la CIA no podían comprobar: el involucramiento de Saddam con los atentados del 11 de septiembre.

LO MAS INTERESANTE es que "antes del 11 de septiembre, Richard Perle, como director del Consejo Consultivo del Pentágono, había expresado el mismo argumento" en su comparecencia ante el Subcomité de Relaciones Exteriores del Senado. ¡Qué previsor!

POR CONVENIENCIA SECTARIA, se dio la situación aberrante de que los datos de espionaje reportados por el grupo de Ahmed Chalabi tuviesen más peso que los hallazgos negativos de la DIA y la CIA: "Existían lazos personales estrechos de Chalabi con Wolfowitz y Perle de años atrás, que se profundizaron después de la toma de posesión de Bush, y los lazos de Chalabi se extendieron a Rumsfeld, Douglas Feith, subsecretario de Defensa, y Lewis Libby, jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney. Por años Chalabi tuvo el apoyo de miembros prominentes del American Enterprise Institute". Pues este criminal convicto por un fraude bancario en Jordania en 1992 y chiíta posmoderno resultó el hilo de Ariadna radiactivo que lleva hasta las entrañas del minotauro de la secta esotérica de La cábala.

NADIE PRACTICA EL engaño mejor que los televangelistas bautistas sureños y la secta esotérica de La cábala. Seymour Hersh se mofa del nuevo responsable de la "energía atómica" en Irak, el doctor Khidir Hamza, científico nuclear que desertó en 1994, a quien sus críticos señalan como "mentiroso profesional", y que se consagró a inventar que el régimen de Saddam Hussein se encontraba a punto de crear una bomba nuclear. Pues Hamza ya obtuvo su premio por haber llevado el engaño a sus cumbres borrascosas.

EN LA ENTREVISTA que le hace Amy Tubke-Davidson, en el mismo número de The New Yorker, Hersh expresa: "Mi punto de vista como periodista es simple: hay que mantener a los funcionarios públicos bajo los parámetros más altos posibles. Lo que pasa en Estados Unidos es muy pertubardor. Nosotros, como padres, no deseamos que nuestros hijos mientan, y como hijos no deseábamos que nuestros padres nos mintieran. Todos entendemos que el tema nodal en una relación es la integridad. La tragedia de hoy en Estados Unidos es que no hemos empezado a imponer a nuestros líderes nacionales los mismos parámetros que consideramos válidos en nuestra vida personal. Si empezamos a aceptar menos que el mayor parámetro tolerable para los funcionarios públicos que tienen poder sobre nosotros, así como sobre nuestros jóvenes que van a la guerra (...) entonces estamos realmente destruyendo la democracia. La democracia existe con base en la verdad". Misma "verdad" que se han encargado de socavar los evangelistas fundamentalistas encabezados por Bush y la secta bélica y esotérica de fanáticos paleobíblicos de La cábala, es decir, un conglomerado de mitómanos paranoides que tiene a la otrora legendaria "democracia" de Estados Unidos al borde del aniquilamiento filosófico.

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