Ojarasca 73  mayo 2003


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Noticias del país
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La resistencia indígena se ha vuelto continental por primera vez en la historia de América. Las palabras del lonko mapuche Pascual Pichún Paillalao y la dolorosa lucha de los campesinos de Aguas Buenas por recuperar sus territorios de manos de una empresa maderera a la que protegen los carabineros a cualquier precio, confirman que las leyes nacionales y sus "dueños" están en contra de los pueblos. Pero las comunidades ya nose piensan dejar. Estos hechos recuerdan tantos otros en Bolivia, Guatemala, México, Perú, Colombia. El presente vive en el corazón de los pueblos. La historia no ha terminado.



 
 
 

Carta de un líder mapuche al presidente de Chile



29 de abril de 2003.

Señor Ricardo Lagos Escobar,

Casa de La Moneda, Santiago de Chile.
 
 

Presente:

Soy Pascual Pichún Paillalao, lonko mapuche de la comunidad Antonio Ñiripil de Temulemu, a quién la justicia chilena mantuvo por más de un año detenido en la Cárcel Pública de Traiguén junto al peñi Aniceto Norín y la lamngen Patricia Troncoso, sin pruebas ni antecedentes acusado de ser un "terrorista" y un "peligro para la sociedad".

Como usted ya debe saber, hace una semana un tribunal de la novena región hizo finalmente justicia en nuestro caso y ratificó aquello que nosotros siempre dijimos ante los fiscales y la opinión pública. Me refiero a nuestra completa inocencia en todos los cargos imputados por el Ministerio Público.

Señor presidente, quince meses en la prisión, tres huelgas de hambre, el encarcelamiento de dos de mis hijos menores acusados también de "terroristas", el alejamiento obligado de mi familia, de mi trabajo en el campo y de mis peñi y lamngen en la comunidad, son los costos que tuve que pagar por ser un lonko mapuche y haber decidido luchar con dignidad por los derechos de mi pueblo.

A nosotros nunca se nos encarceló por el incendio de la casa del señor Agustín Figueroa, como dijeron los fiscales. A nosotros se nos persiguió y se nos sigue persiguiendo en Chile por ser lonkos mapuche, por ser dirigentes de un movimiento, por ser luchadores sociales y por ser el recuerdo vivo de una campaña de exterminio inconclusa en la historia de este país sin memoria.

Sepa usted ahora de mi propia voz que nosotros los mapuches jamás hemos sido ni seremos terroristas como nos acusan. Sólo luchamos por lo justo, por nuestras tierras, por un futuro mejor para nuestros hijos y también por un futuro mejor para todo nuestro pueblo.

Como lonko mapuche, tengo el mandato de representar a mi gente, de hablar por ellos muchas veces y de guiarlos en los tiempos buenos y también cuando las cosas se ponen difíciles. Es mi labor como autoridad mapuche, señor Lagos, una labor que asumo con orgullo y que imagino es parecida a la que usted tiene como autoridad de todos los winkas o chilenos.

Esta carta que hoy le escribo no es para lamentar nuestra suerte como mapuches sino para exigir de su parte un mínimo de respeto y justicia. Creo que usted como autoridad debiera hacer que los responsables de nuestro encarcelamiento paguen por su error. Me refiero a la señora fiscal regional, Esmirna Vidal y los señores fiscales Raúl Bustos, Alberto Chiffelle y Francisco Rojas.

Ellos, con una actitud abiertamente racista en contra de nuestro pueblo, nos acusaron de un atentado y desoyeron nuestras declaraciones de inocencia en todo momento. Esa actitud, señor Lagos, viola el supuesto nuevo trato que usted dice representar y que tantos gobernantes como usted nos han prometido falsamente en otros tiempos. Por ello es que solicito que usted pida la renuncia a estos personeros de su gobierno.

Ya vendrán tiempos mejores para nuestro pueblo y estoy seguro que nuevas generaciones seguirán luchando a futuro por nuestro territorio y sus derechos. Cuando usted ni yo estemos en esta tierra, sepa usted que otros mapuches seguirán peleando por lo que nos pertenece en justo derecho y otros lonkos asumirán el lugar que yo y tantos otros hermanos ocupamos hoy. Eso no debe usted olvidarlo nunca, señor presidente.

Desde Temuko, territorio mapuche, Pascual Pichún Paillalao, lonko mapuche de la comunidad Temulemu-traiguén.
 

Apoyan la carta: Coordinación de Organizaciones e Identidades Territoriales Mapuche; Identidad Territorial Lafkenche-Tirúa; Asociación Mapuche Ñankucheo-Lumaco; Comunidades en Conflicto de Collipulli; Consejo de Werkenes del Lago Budi; Estudiantes Mapuche de Temuco; Agrupación de Profesionales Mapuche Konapewman; Centro de Documentación Mapuche liwen; Coordinación de Comunidades en conflictos ambientales-ix Región; Corporación de Mujeres Aukin Ko Zomo; Asociación Gremial Ad-Mapu; Ayja Rewe de Xuf Xuf; Asociación Indígena para la Salud Makewe Pelale; Asociación Pikún Futa Willimapu de Valdivia; Kolectivo Lientur de Kontra-Información Mapuche; Consejo de Todas Las Tierras Aukiñ Wallmapu; Corporación Mapuche Xeg-Xeg.

 


 
 

Garrote, cárcel y migajas

Wallmapu, territorio del Gulumapu, Chile. (Agencia Mapuexpress). Uno de los 25 predios que se mantienen con protección policial especial, en el Fundo Santa Alicia de la Empresa Forestal Mininco (donde la policía asesinó al joven de 17 años Alex Lemún a fines del año pasado), nuevamente resultó escenario de la represión violenta de la Policía de Carabineros en contra de los mapuches, con un saldo de 8 detenidos y varios heridos.

El 18 de abril, la policía atacó con escopetas de balines de goma y gases lacrimógenos a unos 15 mapuches de las comunidades Agua Buena, Requén Lemún y Chequenco de Ercilla, con quienes habría mantenido más de media hora de disputas. El día siguiente se realizó a los detenidos una audiencia de control en el Juzgado de Garantía de Angol, y quedaron a disposición de la Fiscalía Militar por la supuesta agresión a un uniformado. Posteriormente, a petición de la fiscal Paula Villalobos, el juez de garantía resolvió mantener la prisión de los imputados, quienes aseguran haber sufrido graves golpizas durante su detención.

El fundo forestal de la empresa maderera Mininco es reivindicado por la comunidad Montutui Mapu del sector Aguas Buenas, comunidad de la familia Lemún. Es un ejemplo más de los predios donde existe permanente presencia policial. Allí, los carabineros, actuando como verdaderos guardias privados de las empresas, enfrentan incluso a niños y mujeres, lo que ha dejado decenas de heridos y baleados en los últimos años. El 7 de noviembre del 2002 la policía de carabineros hirió a quemarropa en la frente a Alex Lemún, quien falleció pocos días después. Ahora, las lesiones y detención de su hermano Armando en el ataque al Fundo Santa Alicia nuevamente abre esa herida que afecta a su familia y a todo el pueblo mapuche.

Las autoridades políticas chilenas y los poderes fácticos del empresariado forestal no han dimensionado que aumentar las dotaciones policiales, intensificar la represión e incrementar las persecuciones y encarcelamientos no detiene ni detendrá la lucha por los derechos territoriales. Tampoco el manejo de programas burocráticos asistencialistas del Estado, sus migajas, ni el errado enfoque a un contexto social exclusivo de pobreza. Por el contrario, ante la violencia histórica germinada por el Estado chileno en estos territorios con políticas de asimilación, sólo ha fecundado la defensa en una lucha por derechos inherentes. Hoy son cada vez más los jóvenes dispuestos a movilizarse. Las edades de los detenidos lo demuestran. ¿Cuántos Alex Lemún tendrán que ser asesinados antes que los poderes políticos chilenos cambien sus posturas y reconozcan y devuelvan los derechos y territorios de un pueblo?
 


Distrito Federal, ca. 1940-46
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