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E S P E C T A C U L O S
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México D.F. Martes 10 de junio de 2003

En su primera actuación en México ofreció apuestas y experimentación de sonidos

Lee Scratch Perry desplegó magia musical ante unas tres mil almas

Además de una versión sincopada de los años felices, la leyenda del reggae también presentó su nueva propuesta más hacia lo tecno Mezcla de jungle y break beat en canciones de Marley

MARIA RIVERA

Al filo de la medianoche del sábado, como si de una aparición se tratara, salió al escenario del Centro de Convenciones de Tlatelolco la pequeña figura del chamán de 68 años Lee Scratch Perry. No había resquicio en su ropa deportiva negra que no estuviera cubierto por algún talismán protector y la principal petición que hizo a los organizadores del concierto fue que el lugar estuviera libre de influjos malignos. Verificado el punto y ya sin temores, el ganador del Grammy 2002 como mejor disco de reggae desplegó su magia acompañado de Mad Professor en los controles.

Su actuación dio gusto a los que llegaron convocados por la leyenda. Gracias a su interpretación de viejas rolas de Bob Marley pudieron sentir la vibra de una de las piedras fundacionales del reggae y ya tienen material para recordar la noche en que escucharon al productor de los discos que en la década de los años 60 comenzaron una revolución musical.

Pero la actuación no se quedó en una versión sincopada de nuestros años felices. También presentó su nueva propuesta, más enfocada hacia lo tecno -a la que él ha denominado eggae- y de paso recordó que el reggae nunca ha estado estático, sino que es un género en constante evolución. Escuchar versiones de canciones de Marley con mezclas de jungle (bases de dub, pero más acelerados) y break beat (en la que se parte de aceleraciones y cortes) resulta perturbador y exige atención.

Sin embargo, los que esperaban que de su mano llegara un giro radicalmente distinto, una especie de rito iniciático, salieron con cara de ¿eso fue todo? Ni modo, hay que acostumbrarse a que en la vida y en la música las transformaciones son paulatinas. En lo que ofrece Lee Perry hay apuestas, experimentación de sonidos, pero no saltos al vacío. O tal vez, como decía el diyéi Joshua Selector, la ruptura se percibe mejor en su discografía. En los ocho discos de Tecno party, por ejemplo, hay una clara búsqueda. Si bien en los primeros todavía se percibe una fuerte influencia del reggae jamaiquino en los últimos se mantiene el reggae, pero los otros sonidos se respetan cada vez más.

Excentricidades y locura

Lo que no dejó de circular por el rumbo de Tlatelolco fueron las anécdotas sobre la vida de este cantante y productor. Sus excentricidades y su locura dan para contar una saga. La que lo muestra de cuerpo completo es aquella que cuenta cómo en el 79 disparó primero contra el equipo de sonido de su estudio de grabación y luego les prendió un fuego purificador. Y así, el mítico Black Ark, en el que pasaba cada hora de su vida y en el que grabaron los que con el tiempo serían los grandes exponentes del reggae mundial, como Bob Marley and The Wailers, Max Romeo, The Heptones y Junior Marvin, entre otros, quedó reducido a cenizas.

La explicación llegó: no iba a dejar que su esfuerzo y su talento terminara en manos de Babilonia (concepto rasta que identifica lo que queda fuera de Africa, la tierra prometida, pero que también designa la comercialización, lo establecido).

Pero no faltan los que dicen que ese estallido no fue sino un signo de locura. Lo cierto es que puso mar de por medio con Jamaica. Fijó su residencia en Suiza, donde se casó, y años más tarde, de la mano del trinitario Mad Professor empezó una nueva etapa con Ariwa records, con sede en Londres.

De este dúo han salido las cuatro versiones de Mistic Warrior, Tecno Party y Black Liberation, por citar algunos logros. Sin embargo, Perry, fiel a sí mismo no la ha quemado a Ariwa, pero sí la ha desaparecido. Según su versión, sus actuales grabaciones las ha realizado en Black Ark Experiment.

Paradójicamente el reconocimiento a su genialidad no ha llegado de la mano de estos nuevos compañeros de ruta, sino con una obra que realizó al retornar a su tierra natal. Jamaica ET, el disco premiado el año pasado con el Grammy, fue grabado en la isla del Caribe. La reconciliación rindió frutos.

A grandes rasgos este fue el hombre que se presentó este sábado por primera vez en México. El que ha dejado atrás su fe rasta y ahora, sumergido en amuletos, dice no tener más dios que él mismo ni más tiempo que el propio. El enorme reloj que porta tiene una hora que sólo Lee Scratch Perry sabe de donde la sacó.

Otros participantes en la sesión

Y aunque el plato fuerte de la noche fue la intervención de Lee Scratch Perry, la sesión sabatina contó con otros participantes de altos vuelos. Mad Professor acompañó también a las londinenses Sister Audrey y Zakeya, a las que se sumó Alika, otra de las grandes voces de la escena latinoamericana.

Como parte de este sound system intervinieron algunos integrantes de Dread Zone, al frente de los cuales estuvo Greg Dread Roberts, quienes empezaron con un set de reggae de los años 70, para continuar con algo de los diyéis de los 80 y después pasar a la versión drum and base y house. También se contó con la participación de Alex Patterson, fundador del proyecto The Orb, quien hizo un set de música producida por él y más adelante Bill Lawell presentó un set con mucha tendencia al reggae, pero en el que también incorporó su propia obra. Los más entusiasmados con estos planteamientos eran los diyéis locales que tenían la oportunidad de acercarse a estos nuevos conceptos por primera vez.

Lamentablemente el hecho de que el concierto planteara una propuesta distinta y difícil, así como la cercanía con el festival de la semana pasada Vibraciones de América, hizo que la afluencia fuera de alrededor de los 3 mil espectadores, la mitad del cupo del lugar.

"Sabíamos que estaban muy juntos los dos conciertos, pero no se podía aplazar este, explicó Rodrigo Ponce de Rootical Crew -productora de eventos musicales y multidisciplinarios, interesada en la difusión de alternativas ideológicas y culturales mediante la música-, lograr que Lee Scratch Perry viniera fue todo un reto. Pero además los jóvenes se identifican más con el reggae en español, lo entienden mejor, en cambio para acercarse a lo de este concierto se necesitan conocimientos y apertura. Lo importante es que logramos traer a una de las pocas leyendas vivas del reggae."

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