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México D.F. Lunes 23 de junio de 2003

Fuerte Bragg, culto a la guerra

Es el cuartel antiterrorista de EU; ''liberar a los oprimidos del mundo'', su propaganda

JIM CASON ENVIADO

Fayetteville, Carolina del Norte, 22 junio. Fábricas textileras oxidadas, tiendas con aparadores vacíos y casas de empeño identifican a este pueblo de Carolina del Norte como otra víctima de la desaceleración industrial, pero la gente de la ciudad espera que un recién inaugurado y resplandeciente Museo de Operaciones Especiales y Aerotransportadas muestre el papel de este lugar en la "guerra contra el terrorismo" y atraiga dólares del turismo a la economía local.

Fayetteville no es un pueblo ordinario. Es la casa del Fuerte Bragg, la inmensa reservación militar que es el cuartel contra el ''terrorismo''. Las tropas de elite de las Fuerzas Especiales del ejército, especialistas en paracaidismo para infiltrar líneas enemigas y en tácticas no convencionales de guerra, que jugaron un papel decisivo en las recientes invasiones de Afganistán e Irak, se capacitan en esta localidad. Los legendarios boinas verdes, la 82 aerotransportada, la Fuerza Delta y varias unidades secretas están aquí.

Unos 21 mil soldados del Fuerte Bragg están actualmente en Irak. Muchos son integrantes de las unidades de elite que están en la búsqueda de las presuntas armas de destrucción masiva y de Saddam Hussein. De aquí salieron los soldados que llegaron primero por helicóptero a Afganistán, guiaron los ataques aéreos y entregaron armas a las fuerzas antitalibán.

O sea, según la visión del Pentágono, aquí está ''el futuro'' de las fuerzas armadas estadunidenses. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ha declarado que desea ampliar el papel de las fuerzas especiales en los próximos años como parte clave de la nueva doctrina de ofensivas preventivas y la guerra contra el "terrorismo". Aunque es difícil imaginar qué tanto más puede ampliarse el papel de estas fuerzas, ya que están involucradas al año en misiones de capacitación y otras operaciones militares en unos 150 países.

Pero cualquier expansión de las fuerzas armadas es buena noticia para la población de Fayetteville. Los militares son la columna vertebral de la economía local y la cámara de comercio reporta que la base militar inyecta unos 4.5 mil millones de dólares al año. Casi todas las fábricas de textiles -las que durante décadas fueron el motor económico de la zona- se han trasladado a países como México o China, y el centro del pueblo está casi abandonado, pero las calles que rodean la base militar ofrecen una gama completa de restaurantes de comida rápida y lo que podría ser, fuera de Las Vegas, la variedad más grande de cantinas con bailarinas topless.

En el pueblo, casi sin excepción, todas las tiendas tienen una bandera estadunidense en la vitrina y un letrero que dice: "apoyamos a nuestras tropas".

Los listones amarillos, símbolo de la esperanza en el regreso sano y salvo de los militares enviados a la guerra, están atados a los postes y los comercios locales ofrecen descuentos especiales para familias de soldados desplegados en el extranjero. La Cámara de Comercio ofrece reparaciones gratis de llantas y capacitación en armas de fuego a familias de militares.

us-iraq-82nd-airborne-36De hecho, las armas de fuego son un elemento importante en la cultura de la zona, no sólo para los militares.

Al ingresar a un centro de artes comunitario este reportero se topó con un anuncio en la puerta, con la imagen de una pistola dentro de un círculo rojo atravesada por una raya, pero no de que se prohiberan las armas, no, sino que decía: "no se permiten armas ocultas".

Un ciudadano de aquí explicó que en Carolina del Norte es legal portar una arma de fuego oculta al caminar por estas calles, excepto donde hay una prohibición explícita. (Un arma enfundada a la vista supuestamente sería aceptable en el centro de artes.)

El derecho de tener armas está garantizado por la Constitución de Estados Unidos como forma de protección de los ciudadanos contra un gobierno despótico, argumentan defensores de poseer armas. En esta parte del país la combinación del patriotismo y la glorificación del individualismoque se usa en conjunto para defender el derecho de andar armado está a la vista por todas partes.

Otro fenómeno aquí, notable por la gran campaña contra el tabaco en este país, es la abrumadora presencia de ceniceros y los contados letreros que prohíben fumar en esta zona. Carolina del Norte es uno de los estados más importantes en cultivo de tabaco, y como resultado fue difícil encontrar una sola mesa sin un cenicero en un café local.

Escuchando las conversaciones en este café una mañana, la plática se centra en las acciones contra Irak. Mujeres hablan sobre sus esposos que participan en operaciones militares en el extranjero y describen a una amiga que es una de las desafortunadas, ya que su marido no regresará.

No obstante, tal como demuestra el museo nuevecito que domina el centro de este pueblo, la gente de esta comunidad está orgullosa -o al parecer ese es el mensaje oficial- de su papel en el mundo, en particular de sus fuerzas especiales. El lema de éstas, explica un guía en el museo, es De oppresso libera, frase en latín que significa "liberar al oprimido".

Las exhibiciones multimedios, recientemente actualizadas con armas capturadas en Irak, explican el papel de las tropas estadunidenses en la Segunda Guerra Mundial, Corea y Vietnam. Las fuerzas especiales, según el museo, también jugaron un papel clave en las "liberaciones" de República Dominicana en 1965, así como unas décadas después en Granada y Panamá.

El culto militar es tan central en la localidad, que los soldados forman parte hasta del museo para niños. Una exhibición interactiva que permite a los niños jugar a ser bomberos, policías, locutores de televisión y carpinteros también incluye una sección en la que pueden ponerse chamarras de camuflaje, tomar armas de juego de juguete y representar el papel de soldados de fuerzas especiales.

Claro, como con toda comunidad, ésta tiene sus problemas sociales, pero aquí son particularmente notables por la cultura militar. El año pasado, en sólo un mes, cuatro soldados que habían regresado de misiones recientes en el extranjero mataron a sus esposas, incluyendo uno que apuñaló 70 veces a la suya. El ejército reconoció después que habían ofrecido terapia insuficiente a estos soldados altamente capacitados de las fuerzas especiales, que retornan incluso de combates mortales en el extranjero, y se ha prometido mejor apoyo sicológico de "reingreso".

Sin embargo, los militares insisten en que los incidentes de violencia familiar en el Fuerte Bragg no son más altos que en la sociedad en general, y los políticos locales prefieren no profundizar sobre estas historias de su comunidad.

A la vez hay cierto optimismo, ya que el futuro de los militares pinta bien en esta coyuntura mundial. Aunque hubo algunos esfuerzos por diversificar la economía local -empresas no militares como Black & Decker y Walmart tienen instalaciones aquí- lo castrense continúa siendo lo central para esta región. Y lo militar, pues, es uno de los pocos sectores de la economía nacional en auge.

Mark Vitner, economista de Wachovia Securities, pronosticó en una entrevista reciente con un periódico local que los soldados ampliarán su participación en la economía local en los años venideros, incluso cuando las tropas estadunidenses dejen Irak. "Aún tenemos preocupaciones sobre Corea del Norte e Irán, y Al Qaeda sigue allá fuera", dijo. Esas "preocupaciones" son lo que llena de optimismo a los que dependen del llamado sector de "defensa" en este país.

Esta esquinita del universo, el Fuerte Bragg en Carolina del Norte, continuará como cuartel central de la infinita guerra contra el "terrorismo". Tal vez, si todo va bien, podrán abrir otro museo más para tener el espacio suficiente, a fin de contar las batallas que se prometen en el futuro por todo el mundo, claro, para "liberar al oprimido".

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