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México D.F. Sábado 28 de junio de 2003

En dos décadas pasó de 600 mil a 441 mil 80 habitantes

Azcapotzalco enfrenta subutilización de la planta industrial y despoblamiento

Paradójicamente, la unidad El Rosario es una de las más grandes y conflictivas del DF

AGUSTIN SALGADO Y PERLA MONCADA

En menos de 23 años Azcapotzalco ha perdido alrededor de 160 mil habitantes, y lo que a mediados del siglo pasado fue la "zona obrera de la capital por definición" ahora se ha convertido en una demarcación que si bien aún cuenta con su zona industrial, la mayor parte de ésta se encuentra en desuso.

La población de Azcapotzalco (voz náhuatl que significa el hormiguero), a principios de la década de 1980 llegaba a 600 mil habitantes, y ahora, con 441 mil 80 habitantes (censo de 2000), posee servicios públicos y se encuentra comunicada gracias a vialidades primarias y dos líneas del Sistema de Transporte Colectivo- Metro. Además, de acuerdo con el estudio Identificación de hogares prioritarios, realizado por la Secretaría de Salud del Gobierno del Distrito Federal, es una de las delegaciones que presentan menor porcentaje de personas en situación de marginación socioeconómica.

Los problemas que enfrenta son de otro tipo: falta de espacios culturales, plantas industriales que se rentan para uso comercial, hacinamiento en las unidades habitacionales y puntos conflictivos como el rastro de Ferrería y la central de carga de Pantaco.

En el recuerdo quedaron las colonias fundadas por diversos sindicatos de trabajadores. Ahora son tráileres varados en las calles y unidades habitacionales de grandes dimensiones lo que prevalece.

"A mí me tocó llegar aquí hace mucho tiempo, creo que fue en 1957. Acababa de cumplir 20 años y recién me había casado. Llegué a rentar un cuartito por el rumbo de Tezozómoc y de inmediato encontré trabajo en una fábrica que estaba cerca de Naucalpan. Ahora tengo 13 años de vivir aquí, en el centro de Azcapotzalco, y lo bueno es que los tres hijos que tuve me salieron chambeadores y nos ayudan a mí y a su madre", platica José Andrade, habitante del barrio de Los Reyes.

Vocación fabril

A pesar del cierre de fábricas, los nombres de las colonias de Azcapotzalco evocan su carácter industrial: Trabajadores del Hierro, Obrero Popular, Sindicato Mexicano de Electricistas y Un Hogar para Cada Trabajador. Todavía, 24.7 por ciento del territorio delegacional está destinado a uso industrial.

De acuerdo con un estudio reciente de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, 73.1 por ciento del sector manufacturero que se encuentra en la demarcación se dedica a la industria metálica, a la maquinaria, a químicos y a productos derivados del petróleo.

Vecinos de la colonia Sindicato Mexicano de Electricistas aseguran que fue por medio de prácticas clientelares del Partido Revolucionario Institucional (PRI) como se pobló Azcapotzalco.

"Era obligación formar parte del sindicato. Ya dentro, si querías conseguir algún tipo de ayuda, fuera vivienda, plaza definitiva o cualquier otra situación que te beneficiara, tenías que acercarte a los dirigentes de sección, caerles bien y, sobre todo, prometer el voto a favor del partido. Yo llegué a vivir aquí hace mucho tiempo, y en los primeros años -mientras pagaba el terreno- me tenían controlado en cada elección que había; era la única forma", comenta Andrés Vázquez, quien vive en la calle Norte 83.

Las vías ferroviarias, que llegan hasta las puertas de las plantas y bodegas -de acuerdo con cifras oficiales tienen una extensión en conjunto de más de 90 mil metros cuadrados- son utilizadas muy por debajo de su capacidad.

Los niveles de inseguridad en Azcapotzalco están por debajo de la media que se registra en el Distrito Federal, pero el problema se complica en las unidades habitacionales, que significan casi la mitad del territorio delegacional.

La unidad El Rosario es considerada el conglomerado habitacional más grande de América Latina; se ubica tanto en la delegación como en el municipio mexiquense de Tlalnepantla.

Los departamentos más pequeños de esta unidad habitacional apenas rebasan los 40 metros cuadrados. En la parte correspondiente a Azcapotzalco se calcula que hay más de 7 mil viviendas.

"Aquí hay puntos de venta de drogas, seguido se roban autopartes y no hay noche en que no asalten a algún cristiano. Somos muchos, para llegar al final de la unidad hay que caminar bastante. Lo complicado es que la gente que roba es de otro rumbo; hubo un tiempo en que chavitos hijos de vecinos eran los ratas, pero eso se solucionó pronto, nada más se habló con sus familiares y los controlaron", expresa Liliana Herrera, del edificio Sor Juana Inés de la Cruz.

De acuerdo con informes de la Procuraduría Social, las unidades El Rosario y Pantaco son de las más conflictivas en el Distrito Federal, junto con la CTM Culhuacán, en Coyoacán, y Ejército de Oriente, en Iztapalapa.

Otro problema en Azcapotzalco es que por sus principales vialidades circulan más de 2 mil tráileres diariamente, ya sea de paso hacia Tlalnepantla y Naucalpan o a las plantas de la zona. Esos vehículos provocan obstrucción de vías, movimientos en las estructuras de los edificios, ruido y contaminación.

Frente a la terminal de Pantaco, la principal demanda de los vecinos es que las autoridades no permitan a los operadores estacionar sus unidades sobre las vialidades. "Dejan estacionados tráilers hasta una semana; si ya es molesto que circulen, imagínate estacionado. Y no nada más aquí, inclusive circulan frente al edificio delegacional. Las calles son pequeñas y cuando te toca ir detrás de uno, puedes estar media hora mientras realizan movimientos para dar vuelta", explica Javier Durán, quien vive en una unidad habitacional cercana al puerto interno de la ciudad de México, más conocido como Pantaco.

Otro problema que habrá de enfrentar el próximo jefe delegacional es la falta de espacios culturales; hay sólo una casa de cultura, una sala de conciertos y siete bibliotecas, lo cual ha provocado que los jóvenes busquen áreas comunes para expresarse. Incluso hay quienes montan exposiciones artísticas en los camellones de las avenidas.

Los graffitis están presentes en parques, alrededores del Metro Camarones y bardas, entre otros lugares públicos.

Jaime Velázquez, quien vive en el barrio de Santa Cruz Acayucan, manifiesta: "Por aquí hay muchos jóvenes que no encuentran lugares adónde ir, pero son tranquilos.

"Tú vez las pintas que hay en bardas de lotes baldíos y te imaginas que es puro chavo banda quien las hace, pero no es así. Lo que pasa es que por no tener lugares dónde concentrar su energía, poco a poco se meten en problemas. Yo creo que en esto deberían poner atención los candidatos", puntualiza.

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