México D.F. Sábado 28 de junio de 2003
OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION
Comunicado No. 102
La educación en las plataformas
Desconocen partidos políticos los programas
Manejo demagógico del cambio educativo
LA ELECCION DEL 6 de julio próximo se plantea
como un escenario plural con una oferta política representada por
11 partidos políticos que intentan posicionar a sus candidatos en
los 500 escaños de la Cámara de Diputados. Tradicionalmente
en las distintas plataformas y pronunciamientos partidistas en torno a
la educación se advierten coincidencias y divergencias, además
de hacerse evidente que los nuevos partidos se juegan su permanencia como
fuerzas políticas en su potencial electoral y sus propuestas, mientras
que los partidos consolidados quedan sujetos a la evaluación de
su trabajo anterior y a las posibilidades de hacer efectivas sus plataformas
y pronunciamientos de campaña. Frente a estos antecedentes y tomando
en consideración los pendientes dejados en educación por
la 58 Legislatura (véase Comunicado 101), cabe preguntarse qué
ofrecen en la actualidad los partidos políticos en materia educativa
en sus respectivas campañas y cuál es la viabilidad de sus
propuestas para lograrlo.
OFERTA ELECTORAL. Un primer acercamiento a las
plataformas políticas que ahora se ponen a consideración
ante el electorado muestra que las propuestas de los partidos no son nuevas,
y en muchos de los casos son pronunciamientos y programas que se encuentran
en funcionamiento. Esto habla del desconocimiento de las acciones emprendidas,
del seguimiento poco sistemático y análisis parcial al momento
de elaborar las plataformas. En otras palabras, se parte de un diagnóstico
educativo mal informado que no apunta a la reorientación de las
acciones vigentes, sino que los planteamientos redundan en programas y
propuestas ya establecidas que los partidos lanzan como propias y "novedosas".
Por ejemplo, son recurrentes las que aparecen como simples frases electorales:
"... velaremos por que se generen los recursos que permitan cumplir con
el objetivo de llegar al 8 por ciento del PIB dedicado a la educación...":
Partido Revolucionario Institucional (PRI); otra anotación en el
mismo tenor es la siguiente: "La educación pública será
de tiempo completo en todos sus niveles, lo que implica la dotación
de suficientes recursos para la alimentación de los estudiantes
y la creación de plazas para la complementación de los programas
escolares": Partido de la Revolución Democrática (PRD), por
citar algunas.
CON DIFERENTES GRADACIONES, extensión y
profundidad, el tema educativo en las plataformas ocupa lugar central;
las posturas de los partidos coinciden en que la educación es un
tema clave para el desarrollo del país. Sin embargo, esta relevancia
que dan al tema no es equivalente a la calidad y originalidad de las propuestas
que realizan: "Para los mexicanos la educación es fundamental":
(PRI); "...la educación nacional constituye el cimiento en el que
descansa el proyecto de desarrollo que los mexicanos necesitamos para construir
nuevas oportunidades de progreso": Partido Verde Ecologista de México
(PVEM); "Sin educación, todo programa de progreso es una utopía":
Partido Alianza Social (PAS); "La educación es un bien que libera
y cohesiona, que procura el perfeccionamiento individual que propicia el
entendimiento, la civilidad y la democracia": Fuerza Ciudadana (FC); "El
desarrollo del país y la incorporación de la población
a sus beneficios requiere de un gran esfuerzo en materia de educación..."
: Convergencia (C); " La dimensión más importante y trascendente
de la política social es la educativa": Partido Acción Nacional
(PAN).
LA OPINION DE LOS PARTIDOS en torno del estado
que guarda la educación es que en general sufre graves deterioros
en todos los niveles educativos, pero son muy pocos los puntos en los cuales
los partidos evalúan con rigor las acciones gubernamentales emprendidas.
Existe un pronunciamiento expreso de que ante este panorama educativo se
lleve a cabo una reforma educativa integral, pero valdría la pena
señalar que no se anota en ninguna plataforma el tipo de reforma,
las bases para realizarla ni el alcance y los costos que tendría.
Desde luego que los partidos dejan de lado la discusión de los alcances,
acertados o no, del desarrollo de la reforma educativa iniciada en 1989
y las acciones, programas y estrategias realizadas para apuntalarla en
años posteriores. En otras palabras, los partidos enuncian la necesidad
de una reforma urgente, pero que se queda al nivel de eslogan, pues no
señala con claridad cuáles serían las diferencias
significativas con la reforma en marcha y mucho menos hacia dónde,
en qué, cómo y por dónde empezar.
EN TORNO A LOS PRINCIPIOS de la educación
pública, laica y gratuita no hay mayores divergencias; los preceptos
doctrinarios son compartidos y aceptados, aunque aparecen propuestas explícitas
de incluir los valores de la democracia, cívicos, patrios y éticos.
En este punto de nueva cuenta se pide algo ya establecido: desde 1989 se
incorporó a planes y programas de estudio las materias de civismo,
historia y geografía, que recogen la preocupación de enseñar
los derechos humanos y el civismo. Una diferencia significativa en este
tenor es la propuesta de incluir la perspectiva de género y elevarla
a rango constitucional.
DE LAS MODIFICACIONES curriculares que se proponen,
los partidos políticos parten de una propuesta encaminada a revisar
planes y programas de estudio, y la inclusión de materias como inglés,
computación y ecología, pero no se anota en ninguna de las
plataformas qué aspectos curriculares deberían modificarse,
cuáles son los argumentos centrales que darían pie a una
modificación de planes y programas, y qué plantean en torno
a la descentralización de los contenidos y su evaluación.
DOCENTES. En la mira de los partidos están
los maestros como pieza clave de cambio y, de igual forma, como electores
potenciales a tomar en cuenta debido a su participación en la historia
electoral de nuestro país, ya sea como individuos o sindicalizados.
Se les otorga un espacio importante en las plataformas y se aborda en tres
vertientes específicas. En la primera se establece la oferta de
mejorar el salario y las condiciones de trabajo, pronunciamiento por demás
reiterado en campañas anteriores y que más allá de
la legitimidad de las demandas, los partidos no señalan la fuente
de los recursos de dónde se obtendrían. En la segunda, los
partidos proponen nuevos programas de capacitación y actualización;
mientras que en la tercera proponen la promoción de nuevas formas
de participación en los actuales sistemas de evaluación.
De nueva cuenta, los partidos reiteran su preocupación por instrumentar
programas ya en funcionamiento, pero sin establecer criterios que mejoren
o modifiquen sustancialmente la propuesta original. Cuando los partidos
proponen una revalorización del trabajo docente o un sistema nacional
de formación, superación y actualización del magisterio,
vale la pena preguntar qué funciones cumple el Programa Na-cional
de Actualización Permanente y qué modificaciones necesita
el sistema de carrera magisterial para funcionar mejor.
FINANCIAMIENTO. Este es el rubro en el que todos
los partidos se pronuncian unánimemente en favor de aumentar los
recursos para el ramo educativo; las propuestas -algunas ya muy citadas-
giran en torno a destinar el 8 por ciento del PIB a educación, impulsar
un sistema becas, apoyar la carrera académica de jóvenes
mediante becas de larga duración, entre otras. Tal parece que la
única solución que proponen los partidos estriba en incrementar
los recursos per se. Sin embargo, es importante cuestionarse: ¿de
dónde saldrán los recursos?, ¿qué rubros del
presupuesto federal serán modificados?, ¿hasta dónde
es posible garantizar los recursos vía becas sin saber aún
cuál será el monto financiero disponible?, ¿cómo
se administrará el sistema de becas de tal manera que no represente
un gasto excesivo y absorba buena parte de los recursos del programa?
ACUERDOS POLITICOS. De la diversidad de temas tratados,
así como de sus preocupaciones se advierte una ausencia importante
y es que en el sistema de partidos políticos en nuestro país,
debería tener un espacio para el establecimiento de un "marco" de
reglas y acuerdos claros en relación con temas torales del país
y desde luego de la educación. La existencia de distintos proyectos
es legítima, como también el hecho de que los partidos compitan
entre sí hasta alcanzar el apoyo mayoritario del electorado. Pero
esos proyectos alternativos deberían inscribirse dentro de un "marco"
de ciertas normas de equidad destinadas a tener vigencia en la sociedad
cualquiera sea la combinación política que alcance el gobierno.
En otras palabras, una política de Estado en torno a la definición
y acuerdos de los asuntos educativos.
LAS PLATAFORMAS POLITICAS caen recurrentemente
en lugares comunes, propios del discurso demagógico: "mejorar la
educación", "reformar el sistema educativo", "aumentar el salario
a los maestros", "brindar mayores recursos a la educación"; propuestas
en las que nadie podría estar en contra y de las que se esperarían
respuestas para concretarlas. Sin embargo, este tipo de pronunciamientos
establece una relación negativa, pues los partidos en pos de lograr
mayor número de votos "ofrecen" más que los otros contendientes,
y los obliga a ser más radicales en algunas de sus posturas, a ir
más allá, lo que al final deriva en la idea de que "no es
posible cambiar nada si no se cambia todo", cancelando la posibilidad de
acuerdos.
LOS PARTIDOS SE LIMITAN a prometer, crítica
que si bien es sabida desde hace tiempo, no se ha hecho nada para revertirla.
De los partidos políticos, y esa es su función como instituciones
políticas, se esperan propuestas bien fundamentadas, sólidas
y coherentes que excedan la coyuntura política o una plataforma
electoral; posiciones que reflejen un trabajo de organización política
permanente y que logren cristalizarse en propuestas viables, originales
y creíbles.
INTERROGANTES. ¿Por qué los partidos
políticos no dan cuenta de lo realizado en educación en materia
legislativa, y en ese sentido ofrecen un panorama viable de sus propuestas?
¿Están los partidos dispuestos a llevar a consenso una política
de Estado en materia educativa
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