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Protestan sexoservidoras
por el cierre del CAIS, la CDHDF viola sus derechos, afirman
* No le corresponde a la comisión dar apoyo médico o jurídico:
Culebro
Por primera vez en lo que va del año, un nutrido grupo de "sexoservidoras
independientes", abandonó las minifaldas, los escotes, las
ropas entalladas y sus respectivas esquinas para manifestarse por el cierre
del Centro de Atención Integral de Servicios (Cais), que desde
hace cuatro años les proporcionaba atención médica,
jurídica y sicológica, además de talleres de veladoras
y fotografía, con los que iniciaban el aprendizaje de un oficio
para abandonar el trabajo sexual.
Cerca de 50 mujeres tomaron el Monumento a la Madre, con el rostro cubierto
con paliacates, pañuelos y gasas -algunas tapadas de pies a cabeza-,
pero con las voces descubiertas gritaron: "no vamos a ser más
gente pasiva, mujeres calladas, durante mucho tiempo lo hemos sido, pero
no más". Luego, marcharon hacia la sede de la Comisión
de Derechos Humanos del Distrito Federal, para exigirle a Emiliio Alvarez
Icaza se reabra este centro.
Provenientes de diferentes puntos de la ciudad como: Iztapalapa, La Merced,
San Antonio Abad, Plaza Loreto y Guatemala y Metro Revolución,
las sexoservidoras explicaron que desde el pasado 3 de abril quedó
cerrado el centro, supuestamente por "problemas de corrupción"
ocasionados por la "venta de puntos" para el ejercicio de la
prostitución.
Desde el cierre del Cais, se "han intensificado" los operativos
en su contra, y el hostigamiento por parte de "grupos oficializados"
que pagan cuotas por realizar el sexoservicio. 舠No queremos 舑expresaron-
que se nos quite nuestra casa porque es el único lugar donde no
nos han rechazado舡 y se negaron a ser canalizadas a otras áreas
de atención hacia la mujer porque son "discriminadas",
les hacen "el fuchi" y las ven como "apestadas".
Explicaron que ya acudieron al Instituto de las Mujeres de la delegación
Cuauhtémoc y a la propia delegación Venustiano Carranza,
donde "les han prestado el espacio a regañadientes".
Alvarez Icaza, sentenció el grupo -en el que había mujeres
jóvenes, adultas y de la tercera edad-, "nos está marginando
al igual que toda la población, está violando nuestros derechos".
El gobierno quiere combatir la prostitución por medio de operativos,
de "golpizas", con el Cais se estaba tratando de evitar por
medio de talleres y becas, comentaron.
Frente al edificio de la CDHDF, las sexoservidoras hicieron plantón
por unas horas; la secretaria técnica de ese recinto, Rocío
Culebro, salió a intentar hablar con el contingente, sin embargo,
ellas se negaron a dialogar con ella y exigieron ser recibidas por Alvarez
Icaza, finalmente se marcharon sin ser escuchadas por el titular de ese
organismo.
En una improvisada conferencia de prensa, Culebro explicó que el
Cais estaba cerrado no por presiones de "matronas" sino porque
había sido violada la chapa de la entrada y estaba una averiguación
previa de por medio.
"No está dentro de las facultades de la comisión el
dar apoyo médico, jurídico, excepto cuando se trate de quejas
que puede atender la comisión... a la comisión le corresponde
cualquier caso que tenga que ver con abuso de autoridad y ayudarles a
que conozcan las leyes" manifestó Culebro.
A la CDHDF "le interesa", expresó, "reorientar"
ese proyecto junto con otras instituciones, para que pueda "asumir
lo que le corresponde", que es la atención y seguimiento de
quejas.
Pequeñas historias
María Elena, es una de las sexoservidoras que tomó el taller
de fotografía en el Cais; estuvo 20 años ejerciendo la prostitución,
recibía una beca de 750 pesos mensuales. Se dedica a vender velas
que ella misma elabora. Cuenta que se retiró porque era golpeada
y vejada por policías. Cuando empezó, cobraba un peso y
las últimas veces el costo por sus servicios, asegura, era de 60.
Gloria, de 32 años, se dedica al sexoservicio para tener dinero,
solventar sus estudios y mantener a su hija. Dice que en el Cais aprendió
que debe exigirle a su "cliente" el uso del condón, pero
algunas veces ellos le dicen que le pagan más si no lo usan y ella
accede. El servicio más caro que ha cobrado es de 300 pesos -depende
de lo que pidan-, aunque a veces, confía, "cuando estás
indefensa, te suben a su carro y te llevan a quién sabe dónde,
sabes que estás en sus manos; te van a botar quién sabe
dónde y ni te pagan".
Otra de ellas estuvo un año en el taller de foto; tiene 10 años
en el sexoservicio, había conocido otras organizaciones que no
le dejaron "nada bueno" en el Cais encontró un espacio
"donde se le respetaba y reconocía". Está en "proceso"
de dejar la prostitución, actividad que combina con su trabajo
fotográfico. (Aleyda Aguirre)
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