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P O L I T I C A
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México D.F. Miércoles 9 de julio de 2003

Señala la CIDH fallas de los tres equipos de la PGJDF que han intervenido

Errores en las indagatorias impiden aclarar la muerte de Digna Ochoa

Con las pruebas de balística no es posible determinar si fue homicidio o suicidio; tampoco puede precisarse la hora del fallecimiento, indica el informe de la comisión

BLANCHE PETRICH/ I

Los tres equipos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) que en distintos momentos han tenido a su cargo la investigación de la muerte de la abogada veracruzana Digna Ochoa y Plácido, cometieron errores, imprecisiones y omisiones que impiden determinar, científicamente, datos claves para el esclarecimiento del crimen, según el análisis del Informe de Verificación de Pruebas Técnicas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), entregado el 28 de mayo a la fiscalía especial que encabeza Margarita Guerra.

Entre las fallas señaladas, destaca el hecho de que "sobre la base de las pruebas de balística, no es posible determinar si el fallecimiento de Digna Ochoa fue homicidio o suicidio". Además, una necropsia calificada de "deficiente" dejó de registrar las huellas dactilares completas de la víctima, una evidencia vital que se perdió en el proceso inicial de la investigación. Otras imprecisiones de los patólogos forenses, aunadas a errores de los policías que levantaron el cadáver, impidieron que se determine, con precisión aceptable, la hora de la muerte. Los peritos mexicanos han calculado este dato en un rango de cuatro a seis horas, que no se ajusta a los estándares internacionales en criminalística.

El informe de la CIDH, segundo que emite la institución, destaca que uno de los tres casquillos encontrados en la escena del crimen, en Zacatecas 31-A, colonia Roma, está ligeramente "aplastado". Se concluye que el casquillo fue "pisado" por "alguien" que deambuló en ese sitio antes de la llegada de los primeros agentes de Servicios Periciales y que "hubo corrupción" en el lugar de los hechos.

Estos son algunos botones de muestra de los numerosos indicios que se detectaron durante la revisión de la averiguación previa de la PGJDF en torno al caso Digna Ochoa. El reporte no emite juicios de valor, pero a lo largo de sus cerca de 40 cuartillas describe evidencias que comprometen la hipótesis del suicidio, línea privilegiada por la fiscal Margarita Guerra.

Se espera que la fiscal emita su resolución del caso Digna Ochoa en el curso de esta semana, quizá este mismo miércoles.

El informe, suscrito por el criminalista colombiano Pedro Díaz Romero, relator de la CIDH, revisó las pruebas técnicas en patología forense, balística y criminalística realizadas por los cuatro distintos equipos que han tenido a su cargo la averiguación: el equipo de la tercera agencia investigadora, el del primer fiscal Renato Sales, el de la actual fiscal Margarita Guerra y el del asesor externo Rafael Moreno González.

El perito Alan John Voth, especialista de la Policía Montada Canadiense, tuvo a su cargo la revisión de las pruebas de balística, y María Dolores Morcillo, médica especialista del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia, examinó la prueba de patología forense.

El propio Díaz examinó los demás elementos de la investigación, misma que se revela a lo largo del documento como una averiguación policiaca deficiente y errática en todas sus fases. No identifica a eventuales responsables, tarea que, reconocen los peritos, corresponde exclusivamente a las autoridades mexicanas.

Pendiente, investigar a inteligencia de la Sedena

En mayo de este año, cuando la actual fiscalía especial contaba ya con once meses al frente de la averiguación previa FDCUAHT/03/USD04/2576/01-10, el penalista colombiano Pedro Díaz señaló que, entre todas las líneas cubiertas, quedaba aún pendiente una de las más significativas: la que involucraba al Ejércitoochoa-digna- federal y, en particular, al servicio de inteligencia militar. Esta omisión había sido destacada por el mismo Pedro Díaz en un primer informe elaborado el año pasado.

"Queda aún pendiente -dice en el capítulo de discusión del informe de Pedro Díaz- la línea de investigación de las actividades de Digna Ochoa como abogada -los procesos que tuvo a cargo y las puntuales diligencias que atendió, en particular aquellos en el fuero militar." De haberse salvado esta omisión, que el mismo perito había señalado en su primer informe, hace un año, se hubiera podido analizar el riesgo que la defensora tenía por el ejercicio de su profesión.

También destaca que los servicios de inteligencia militar negaron a la fiscalía la entrega de sus fichas de seguimiento sobre la abogada veracruzana, como parte de los "objetivos" que esta instancia "sigue" en función de la actividad profesional, filiación política, militancia ideológica o pertenencia a organizaciones sociales de miles de ciudadanos. Unicamente entregaron a la fiscalía copias de boletines y recortes de prensa, pero no dieron acceso al producto de "las anotaciones o registros de los que Digna Ochoa pudo ser objeto". El relator de la CIDH considera "absurda tanta cautela, demora y malestar".

Hay un claro reproche en el informe: "Pese a los continuos requerimientos y solicitudes a la Secretaría de la Defensa (Nacional), no se entregó la información solicitada en forma concreta y directa. Esto es deplorable desde todo punto de vista pues se trata de una investigación criminal en la que todas las entidades del Estado y los particulares tienen la obligación de colaborar, suministrar la información y documentación que se requiera sin dilación u omisión alguna."

Agrega: "Frente a un Ministerio Público y ante la necesidad de establecer la verdad de los hechos ocurridos, identificar a sus autores y conducirles ante un juez, no se puede admitir reserva alguna de datos e informaciones."

La verificación de los peritos internacionales comprendió tres áreas: balística, área médico forense y otras pruebas, entre ellas las de grafoscopía, dactiloscopía, genética, psicología forense y las pruebas testimoniales. Todas ellas acusan numerosos defectos, omisiones y contradicciones.

Balas y casquillos

El canadiense Voth realizó la prueba técnica de balística y concluyó que, debido a una incorrecta "cadena de custodia" para el manejo y resguardo de todos los vestigios, se alteraron muchas posibles pruebas y por ello "no es posible determinar si el fallecimiento de Digna Ochoa fue homicidio o suicidio".

Pero en su revisión de los cuatro dictámenes de balística realizados por los diferentes equipos de investigadores encontró contradicciones e irregularidades, además de una "marcada tendencia a expresar juicios de valor absolutos", lo que resta objetividad a las pruebas. Una de las irregularidades es la del casquillo de bala "ligeramente aplastada", probablemente pisada "por alguien" en las inmediaciones del cadáver.

El perito pudo determinar que la bala alojada en la cabeza de la víctima fue efectivamente disparada por la pistola semiautomática marca DUO, calibre 22, que se encontró debajo del cadáver de Digna Ochoa y que está en poder de la policía. Pero no pudo llegar a una "conclusión absoluta" sobre las otras dos balas que fueron encontradas en el sitio, aunque considera "aceptable" la posibilidad de que las tres balas fueran disparadas por una misma arma.

En su análisis, la CIDH precisó que los tres disparos fueron hechos a contacto, lo que explica que no se presenten rastros de pólvora en la piel, la ropa y los guantes que tenía Digna puestos en sus manos. Señala, sin embargo, que los peritos responsables del primer levantamiento de pruebas sólo realizaron la prueba de radizonato de sodio, actualmente superada por el examen con un microscopio de barrido electrónico que no se utilizó, pese a que se dispone de este equipo.

Al revisar el resultado de las pruebas de sonido de disparos que se realizaron en el despacho de la colonia Roma, donde ocurrió el crimen, el especialista advierte que éstos son "relativos" y no determinantes. En esas pruebas de sonido se efectuaron 23 disparos y durante su realización ocurrió un incidente con la pistola, una de las piezas clave del caso. Al trasladarla de un lugar a otro en una caja de cartón -"embalaje no adecuado"- se le cayó al piso a uno de los agentes. El arma fue reparada y, según el perito Voth, este hecho no alteró ningún elemento, pero sí revela la precariedad y falta de cuidado con que la policía trabaja en estas investigaciones.

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