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México D.F. Jueves 17 de julio de 2003

La rehabilitación continua e intensiva es la fórmula, señala el jefe de Neuropediatría

En el Ciren, de Cuba, esperanza para niños con males neurológicos

Parálisis cerebral, malformaciones del sistema nervioso central, trauma raquimedular y trastornos del movimiento, entre los problemas que atiende En estudio, tratamiento quirúrgico para la epilepsia

ANGELES CRUZ /II Y ULTIMA ENVIADA

La Habana. Angela, venezolana, se animó a traer a su hija al Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren) porque otra niña que también tiene parálisis cerebral estuvo aquí nueve meses y regresó a su casa caminando. "Me gustaría que Milagros pudiera hacer lo mismo", dice.

A sus 10 años, Milagros sólo gatea, no habla y ni siquiera puede sentarse sola. Lo peor es que mientras su mamá se va a trabajar ella se queda sola, o con alguna persona que tenga necesidad de dinero, lo cual no significa que la cuide bien, aclara la mujer, quien durante todo este tiempo ha tenido ella sola la responsabilidad de encargarse de la niña.

Ahora pudo traer a Milagros al Ciren gracias al convenio petrolero que existe entre los gobiernos de Venezuela y Cuba desde 2000. A cambio del hidrocarburo, los centros médicos de la isla están a disposición de los venezolanos de manera gratuita. En los últimos tres años, la presencia en el Ciren de enfermos de aquel país ha aumentado de manera constante. Mientras en 1999 acudieron 56 personas, para 2002 fueron 154. Para tener acceso a los servicios médicos cubanos, la población de la nación sudamericana únicamente debe presentar una solicitud al gobierno.

Angela tuvo que aguardar durante un año la respuesta a su petición, porque hay mucha gente que necesita atención médica especializada y todavía existe una lista de espera de unos 15 mil enfermos, comenta, mientras Milagros, que es muy delgada, permanece quieta, acostada en la cama. De vez en cuando hace algún intento por moverse, pero sin éxito. A menos de una semana en el Ciren, el primer avance que ha tenido es que dejó de convulsionar, explica Angela.

Los pacientes provienen de 73 naciones

Como esta niña venezolana, otros 21 menores, provenientes de 73 diferentes naciones, participan en el Programa de Restauración Neurológica Infantil del Ciren, y al igual que los adultos, son sometidos a una terapia intensiva de siete horas diarias durante 28 días.

Las naciones que aportan el mayor número de pacientes son Argentina, Venezuela, Chile, España, Uruguay, Colombia, Portugal y México. De hecho, a partir de 2000, México envía a cerca de la mitad de los enfermos que cada año se atienden en el Ciren.

estereoflex-1 Con la finalidad de facilitar el manejo clínico y terapéutico de los niños, ellos son internados en el hospital del Ciren, el cual cuenta con el equipo médico, quirúrgico y de rehabilitación suficiente para garantizar resultados en poco tiempo.

Emilio, por ejemplo, tiene tres años pero no habla ni camina. Tampoco puede comer solo. La asfixia que sufrió antes de nacer le ocasionó parálisis cerebral. En la primera semana de terapia aprendió a tomar la cuchara. Ya gateaba, pero con los antebrazos, y ahora ya apoya las manos, comenta Gusy su madre.

La mujer está satisfecha con la atención que le han brindado los médicos cubanos a su hijo. Vale la pena, dice, porque en México, de donde son originarios, Emilio había estado en terapias, pero en ningún lado le habían dado un tratamiento integral como el de Cuba.

Lo malo es que antes de hacer el viaje no le advirtieron que un mes sería insuficiente para sacar el máximo provecho del tratamiento. Los médicos recomendaron que Emilio regrese al Ciren antes de seis meses.

Carlos Maragoto Rizo, jefe de la Clínica de Neuropediatría, explica que luego de ocho semanas de estancia en el centro los pacientes obtienen logros más evidentes, principalmente en la parte motora. La rehabilitación continua e intensiva es la fórmula, apunta.

Con base en la teoría de que el cerebro tiene la capacidad de recobrar las funciones perdidas con apoyo y fortalecimiento de la parte que no está dañada, el Ciren ofrece mejoras a los niños que sufren parálisis cerebral, epilepsia, malformaciones del sistema nervioso central, neuropatías, trauma raquimedular o craneoencefálico y otros trastornos del movimiento. En un futuro próximo, adelanta el especialista, también estará disponible la alternativa de la cirugía para combatir la epilepsia.

La técnica aún está en investigación, pero hasta ahora ha tenido buenos resultados. Con ayuda de una avanzada tecnología, los médicos localizan el lugar donde se originan las crisis epilépticas y corrigen la anormalidad. A la fecha se han practicado seis operaciones de este tipo en cubanos enfermos. Ninguno de ellos ha vuelto a tener episodios de esta que es la enfermedad neurológica más frecuente en la infancia.

Algunos pequeños ni siquiera son capaces de sonreír

El especialista detalla en la entrevista que durante la primera semana de estancia en el Ciren se realiza la evaluación del daño neurológico y la afectación que ha causado en el lenguaje, el sistema motor y las habilidades del individuo. El daño puede ser de tal magnitud que en ocasiones los infantes no son capaces ni siquiera de sonreír.

Con los resultados obtenidos de los análisis se diseña el programa de rehabilitación. En 2002 acudieron a la Clínica de Neuropediatría 174 menores, de los cuales 30 por ciento fueron reingresos.

Maragoto reconoció que desde 2000, cerca de la mitad de los ingresos al Ciren son de mexicanos. El año pasado asistieron, entre niños y adultos, 590 pacientes, de los que 305 provenían de México. Salvo Venezuela, los pacientes del resto de los países tienen que pagar por los servicios que reciben, pero aun así el costo es preferencial, resaltó Maragoto.

Nivel de primer mundo

Según el médico, mientras en Estados Unidos una hora de terapia similar a la cubana tendría un precio de 100 dólares, en la isla vale 20 dólares y la atención es equivalente a la de países del primer mundo.

Los niños que ingresan al Ciren llegan al cuarto piso del hospital, el cual está acondicionado con habitaciones privadas: una por paciente, acompañado de un familiar. Cuentan con refrigerador, televisión, teléfono y baño individual. En la planta baja está el gimnasio, donde los menores pasan la mayor parte del día en sus ejercicios, terapias físicas y de lenguaje.

La ventaja de encontrarse en el mismo inmueble que ocupa el hospital es que los médicos también están ahí, y para la realización de los estudios clínicos, los niños prácticamente no tienen problemas de traslado, sobre todo porque casi en su totalidad carecen de movilidad física. Unicamente tienen que ser llevados a los diferentes pisos del edificio.

Igual que con los adultos, aquí la actividad empieza a las 8 de la mañana, con la visita del equipo de especialistas a cada una de las habitaciones, y después el recorrido hacia el gimnasio, donde permanecen en las diferentes actividades hasta el mediodía.

Los terapistas los regresan a su habitación para el almuerzo. A las 14 horas reinician los ejercicios, que concluyen a eso de las 18 horas. Sólo con un tratamiento intensivo como este es que los menores logran mejoría, comenta Maragoto.

El Ciren cuenta con una oficina en México, en Luz Saviñón 13-202, colonia Del Valle. Teléfonos 5523-8296 y 5682-9100. La página de Internet: www.ciren.com.mx

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