ENTREVISTA /EL PLATEADO, LUCHADOR, NIETO DE EL SANTO

Voy a ejercer un derecho legítimo con orgullo y felicidad

USAR LA MASCARA ME ABRIRA PUERTAS, PERO TAMBIÉN ME PUEDE HUNDIR

Surge la segunda generación de sucesores de El Santo, máximo mito de la lucha mexicana. El Plateado batalló durante más de cinco años antes de poder debutar como nieto de El Santo. "Pagué con sudor, lagrimas y dolor el precio de esta oportunidad", afirma el luchador

ANA MONICA RODRIGUEZ

Su máscara plateada lo delata, sus movimientos sobre el cuadrilátero son heredados de una dinastía que lucha por trascender. El Plateado, nieto de El Santo, debutará el próximo mes en el Zócalo capitalino en lo que será un homenaje a la máxima leyenda del pancracio en México, quien dejó de existir en 1984.

"Desde hace cinco años me presenté a la afición con una identidad distinta, la intención era foguearme y pagar derecho de piso en el medio. Sé que tengo una enorme responsabilidad, pero también que estoy preparado para sobresalir en el deporte que amo desde muy pequeño", expresó el gladiador de 25 años.

-¿Estás consciente de que esa responsabilidad será aún mayor?

-Tengo un enorme paquete, pero cinco años me respaldan: además que a los 14 años inicié en la lucha olímpica. Voy a ejercer un derecho legítimo con mucho orgullo y felicidad, lo cual me compromete a dar el cien por ciento y, si es necesario, daría mi propia vida por hacer lo que más me gusta -señala el enmascarado con vehemencia.

No obstante, acepta convencido el hecho de que el ser descendiente directo de El Santo "me abrirá puertas, pero también me podría hundir" al no cumplir con las expectativas que genere por ser su heredero.

El nieto mayor del Enmascarado de Plata recuerda su infancia al lado de Rodolfo Guzmán Huerta: "Era un tipazo, bromista, era una persona muy generosa, un santo en toda la extensión de la palabra. Primero veía por las necesidades de los demás que por las suyas".

-¿Por qué no debutar como El Nieto del Santo?

-Se prestaba a choteo. Aunque también quiero tener la esencia de mi abuelo con mi propia personalidad e identidad. El Plateado surgió por una idea de mi esposa y mía al ser ése otro sobrenombre de mi abuelo.

Sentado en un lugar del gimnasio Charles Bronson y amarrando las agujetas de sus botines plateados, el luchador acepta que previo a su debut oficial fue sometido a un minucioso examen familiar.

"Fue difícil que mis tíos y mis padres me dieran el sí. Primero querían ver hasta dónde podía llegar y cómo me desenvolvía en el ring. Tenía que demostrar mi vocación. Pagué con sudor, lágrimas y dolor el precio de esta oportunidad", señala el luchador con una sonrisa de satisfacción.

El Plateado, quien estudió la licenciatura en hotelería, sabe que tendrá un sinnúmero de lesiones en una profesión que al parecer ya le estaba predestinada. "La lucha libre es el deporte más peligroso que existe, pero si volviera a nacer volvería a ser luchador, porque lo llevo en la sangre", asegura.

Sereno y con el carisma que piensa proyectar en sus combates, el jovial atleta asegura que "aunque estaba muy pequeño, tuve la dicha y el orgullo de ver algunos combates de El Santo: fueron pocos porque a él no le gustaba que su familia fuera a verlo. Sin embargo, desde ahí me atrapó el mundo de la lucha libre".

Si su abuelo debutó el 26 de abril de 1936 y su tío, el Hijo del Santo, el 18 de octubre de 1982, la tercera generación del enmascarados de plata verá la luz pública en el Centro Histórico, el próximo 16 de agosto apadrinado por el "gran amigo" de la Leyenda de Plata, Huracán Ramírez.

En la función, organizada por el Gobierno del Distrito Federal y el Instituto del Deporte, que encabeza Bernardo Segura, El Plateado subirá como tal por primera vez, acompañado por Solar ante la dupla formada por Blue Panther y Fuerza Guerrera.

-¿Buscarás competir contra el Hijo del Santo?

-Es otro ejemplo a seguir, es el más taquillero. Lo amo como si fuera un segundo padre, además de que le tengo un enorme respeto y admiración. Mi pretensión no es competir con él, sino conmigo mismo.

"Estoy seguro de que saldré adelante, la gente va a estar satisfecha con mi trabajo, porque cuando amas algo lo proyectas", apunta el luchador, quien gusta de leer libros de Og Mandino y escuchar música rock.

Además, tiene una amplia colección de las célebres películas de El Santo que disfruta viendo constantemente con sus amigos. "Me las sé todas de memoria. Pasa algo curioso, respiro, sueño y vivo con la lucha".

-¿Cómo definirías la lucha libre?

-Antes que nada es más deporte que el golf, los toros o los autos, porque para ser luchador tienes que ser un gran atleta hecho y derecho. Es un deporte muy peligroso, duro y espectacular.

El Plateado, que combatirá por el bando técnico en peso medio, se declara seguidor del estilo clásico de la lucha libre "como lo era El Santo, pero respeto las modalidades extremas que existen" sobre el enlonado.

Si hace años el legendario enmascarado hizo famosa la llave de a Caballo, su nieto creó la de Plata, con la cual inmovilizará a los numerosos rivales que buscarán quitarle la careta plateada.

Por cierto la máscara se asemeja mucho a una con la que inició su abuelo y que posteriormente cambió: el contorno de los ojos es color negro y queda al descubierto parte de su rostro (donde termina la nariz hacia la barbilla).

"Aspiro a convertirme en una estrella a nivel nacional y más adelante mundial. Es difícil hacer lo de mi abuelo, pero tengo que iniciar positivamente para hacer un buen papel. Quiero ser un luchador respetable y un ejemplo a seguir para la niñez", comenta orgulloso el gladiador.

-Mucha gente piensa que en la lucha libre todo es simulado.

-Son sentimientos encontrados. A veces me da risa y en otras, coraje. Cómo es posible que se diga que utilizamos pastillas, que los golpes son simulados, que si es un fraude. Eso no me lo podrían decir a mí porque tengo varias lesiones y una rajada en la cabeza que demuestran lo real de los combates.

De cinco hijos que tuvo El Santo el menor es quien lleva la responsabilidad de ser el hijo del enmascarado, mientras que El Plateado es primogénito del tercer hijo de quien fuera un ídolo nacional.

Aunque desea mantener oculto su anterior seudónimo, El Plateado confía en sobresalir en la lucha libre y perpetuar el nombre de una dinastía que, toda indica, no terminará.