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P O L I T I C A
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México D.F. Martes 5 de agosto de 2003

René Drucker Colín

Planear: Ƒsabrá alguien qué significa eso?

Yo no sé si sea cierto, pero he escuchado que los chinos han planeado su desarrollo para los próximos cien años. Seguramente dentro de esos planes existen metas a cumplir, y seguramente se irán haciendo ajustes conforme avanza el tiempo, para enfrentar cualquier vicisitud que pudiera presentarse. Yo me pregunto si de veras es posible hacer planes a tan largo plazo, pero viendo los espectaculares avances chinos no me queda ninguna duda que dentro de sus planes están plantearse problemas y metas y lograr su cumplimiento, basado todo en una serie de estrategias bien planeadas. Lo que desafortunadamente me queda muy claro es que en nuestro país la palabra planear parece estar fuera de todas las estrategias gubernamentales.

Podrán decir que en todos los sexenios hay un programa de gobierno o un programa que el gobierno se plantea con ciertas metas a cumplir, pero estoy cierto de que todos los mexicanos sabemos que esos grandes volúmenes que se publican con mucho bombo, no son más que para la foto y que nada, o digamos casi nada, de lo que se plantea se cumple cabalmente. Es importante señalar que no puede ser de otra manera por la forma en que se conduce la política nacional.

Para empezar, los partidos políticos de cualquier denominación no tienen realmente un proyecto de nación tras el cual programar una serie de estrategias que permitieran hacer avanzar a la nación hacia la construcción de mejoras sustantivas y de largo plazo para la población en general. Quizás si los partidos políticos tuvieran esta visión de generar auténticos proyectos de nación, podrían tomarse el tiempo de analizar en qué aspectos los partidos coinciden y en qué difieren. A partir de ahí, en lo que coinciden, podrían avanzar y generar acuerdos en las cámaras para que se puedan implementar algunos cambios que, de darse, de seguro generarían inusitados beneficios al país. Ahí donde las visiones difieren se podrían tener extensos e importantes debates de altura para lograr, finalmente, hacer coincidir las estrategias de Estado que se requieren para hacer de México un país más competitivo y soberano.

Seguramente quedarán muchos desacuerdos, y qué bueno, habrá que repensar cosas, pero seguro habrá posibilidades de numerosos e importantes acuerdos. Lo más importante es que los partidos políticos tendrían sus agendas y sus planes de nación, que tendrían que impulsar como partido, con lo cual lograrían, con certeza, generar una buena cantidad de planes a largo plazo, no de sexenio. Sin embargo, fue -pero más que nada sigue siendo- penoso observar la ausencia casi absoluta de cohesión interna en los partidos tras estrategias de desarrollo nacional. Y eso se debe a que no hay proyecto. Lo único que realmente se observa es la constante búsqueda de puestos y alianzas entre particulares o grupos para generar el poder necesario para mantenerse en el gobierno y, ya en el peor de los casos, para mantenerse con la chamba o alguna otra cosa por ahí. Es realmente vergonzoso ver cómo diferentes actores de la política nacional se mueven de un partido a otro, con la única finalidad de mantenerse con el hueso. Qué filiación política se le puede adscribir a alguien que un día es priísta, al otro es panista o perredista y, si ésos le fallan, pues del Verde o del PT, etcétera. Qué confianza le puede uno tener a un personaje que se dice político, pero que, de hecho, no representa más que a sí mismo, pues el único objetivo es no quedarse fuera de la nómina. Y el saco le viene a muchos que andan por ahí.

La sequedad de ideas, la ausencia casi total de creatividad, el ayuno de solidaridad, la incapacidad de trabajar como grupo, pero sobre todo la falta, la enorme falta de respeto a la población en general, fundamentalmente a la más marginada, es lo que caracteriza a la enorme mayoría de los políticos de nuestro país. Para muestra, un botón: sus sueldos para lo poco que hacen son realmente escandalosos. Qué no será posible ver algún día sentarse a trabajar a los "líderes" de los distintos partidos con el objetivo de generar el proyecto de nación que, según sus tendencias políticas tendría su partido, y que luego de una discusión amplia, analítica, democrática -que no demagógica-, señalar que ése es el proyecto, el que todos los miembros de ese partido tendrán que apoyar y luchar por conseguir. Ahí debería estar la zanahoria a perseguir. Los acuerdos que se logren sobre algunas de las propuestas de cada partido con otros, que sean de conveniencia para el país, será un acuerdo respetado por todos los miembros de esos partidos.

El que lea esto va a decir que estoy inmerso en la utopía más absurda, pues esto que señalo es punto más que imposible que ocurra. Coincido, pero Ƒqué no podrían reflexionar sobre esto algunos de nuestros más influyentes políticos? Creo que vale la pena cambiar de estrategias, pues las que han imperado hasta ahora no han servido más que para hacer al país más miserable, menos competitivo y, sobre todo, menos capaz de enfrentar con dignidad el futuro. Ese futuro que los mexicanos quisiéramos sólo puede darse con políticas de Estado que rebasen los sexenios y que se planeen con una visión, si no de cien años como los chinos, ya de perdis de 10 en 10 años.

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