México D.F. Miércoles 6 de agosto de 2003
Se jacta de haber criado a 47 de los 80 animales que viven en el municipio
Tamacun, anciano icono de Ixtapa, por su don para convivir con los cocodrilos
REUTERS
Ixtapa, 5 de agosto. "Aaaauuuaaa-uuuaaa", grita el anciano de rostro aindiado Tamacun con las manos alrededor de la boca a modo de bocina, mientras clava sus ojos en el agua.
Varios cocodrilos hasta de cinco metros de largo emergen lentamente de las aguas verdosas respondiendo al llamado. Tamacun salta una barda y baja al estero con bolsas negras repletas de pescado. Los reptiles lo rodean. Los turistas, que llevan a sus hijos a verlo, le suplican prudencia. Tamacun, aunque sólo puede ver con un ojo, diezmado por las cataratas, sonríe.
"Aplausen, aplausen", dice a la gente en una mezcla de español e inglés el viejo mexicano de barba, pelo gris largo desordenado y una vincha de caracoles. "No soy el rey porque me lo dicen, sino porque lo demuestro."
Las inmensas bestias, que Tamacun ha criado y bautizado con los nombres de los jugadores de su equipo de futbol favorito, el América, comen pescado de sus manos mientras les soba la cabeza o se acuesta encima de ellos con pose triunfal.
La escena, aunque parece sacada del Libro de la Selva o de una nueva versión de Tarzán, se puede ver todos los días en la reserva de Playa Linda, en el balneario de Ixtapa, a orillas del océano Pacífico, donde abundan lagunas y esteros con cocodrilos.
Tamacun recibe un sueldo de 3 mil 300 pesos al mes del municipio de Ixtapa-Zihuatanejo, por entretener al turismo y atrapar a los cocodrilos que se escapan de la reserva.
Erroberto Piza, verdadero nombre de Tamacun, se dio cuenta de su habilidad para comunicarse con los animales cuando era muy pequeño, en su nativo Atoyac, en la sierra de Guerrero, cerca de Ixtapa, donde atrapaba animales sin que lo lastimaran.
"Me vine de mi tierra y cargaba las culebras del pescuezo, cargaba animales abrazados. Me decían 'oiga señor, usted está loco'", cuenta Tamacun, vestido con el uniforme amarillo del América, mientras un cocodrilito le muerde suavemente la mejilla.
"Dije me voy a hacer aliado de ellos por mi don", agrega el hombre de 66 años. "Los entiendo (a los cocodrilos) desde un mes de nacidos. Cuando no los puedo cargar, los libero y vengo en la noche a entrenarlos, a hablarles."
De los 80 cocodrilos que se estima viven en el municipio, el Cocodrilo Dundee mexicano se jacta de haber criado a 47. Y en el balneario es un tipo popular, toda la gente lo saluda y se le arremolina cuando pasa con su cuatriciclo, obsequio del gobernador del estado por su contribución para atraer el turismo.
"Lo conocen muy bien los cocodrilos y si hay un atractivo para el turista que quiere disfrutar de un espectáculo, pues tenemos a Tamacun", dijo el director de Turismo del municipio, Raúl Chávez.
Tamacun se puso ese apodo por un atleta africano al que admiraba de joven. Su cuerpo fibroso y delgado recuerda su pasado de maratonista. Y su presencia temeraria le hizo ganar la admiración de sus vecinos.
"Tamacun es el ídolo de mi colonia", dice Jorge Montes, quien tiene un puesto de jugos en la calle al lado de la reserva donde el osado hombre conversa con los animales.
Pero el Cocodrilo Dundee de la vida real no se conforma. Ahora quiere nadar con los cocodrilos y dice que necesita un lugar nuevo y muy limpio para que las bestias lo reconozcan.
Alfonso Becerro, legislador de la asamblea local, dijo que tienen en estudio trasladar a los cocodrilos a una nueva reserva para que Tamacun pueda realizar su show. |