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México D.F. Viernes 8 de agosto de 2003

Abatidos en tiroteo dos soldados estadunidenses en el centro de la capital iraquí

Mueren 11 personas en atentado a la embajada jordana en Bagdad

El ataque es el peor desde el 9 de abril; fue "obra de profesionales": general Ricardo Sánchez

Aterrados militares de EU atacados por la guerrilla disparan al azar contra civiles y matan a dos

JUSTIN HUGGLER THE INDEPENDENT

Bagdad, 7 de agosto. La embajada jordana estaba casi en ruinas; se había formado una ardiente pila de concreto en el lugar donde explotó una bomba de gran potencia escondida en una camioneta pick-up. Los restos quemados y retorcidos de autos estaban regados por el bulevar polvoriento afuera de la embajada. La mayor parte de un Mercedes estaba en el tejado de la casa vecina, hasta donde voló por el impacto del estallido.

Partes de cuerpos yacían también sobre el polvo, entre ellos una cabeza cercenada. Murieron 11 personas, según la morgue del hospital, entre ellos dos niños y una mujer. Más de 50 resultaron heridos. Independientemente de a quién pretendía dañar el autor de la explosión, la mayoría de los muertos eran civiles. Una familia completa -un an-ciano, una mujer y una niñita- vo-laron en pedazos cuando circulaban frente a la embajada en su auto.

Fue el peor momento de un mal día para los estadunidenses aquí. Ayer por la noche, según admitieron hoy las tropas de ocupación, dos soldados más murieron tiroteados mientras circulaban por la céntrica calle Al Rashid de esta capital.

Y unas horas después del atentado, el distrito de Karada Kharaj, en el centro de Bagdad, fue testigo de una feroz batalla con armas de fue-go entre soldados estadunidenses y combatientes de la resistencia, lue-go de que los iraquíes hicieron pedazos un vehículo Humvee con una granada arrojada con lanzacohetes.

Nerviosismo en las filas invasoras

Testigos dijeron que dos civiles murieron en el tiroteo y que mu-chos más resultaron heridos por el fuego disparado al azar por los aterrados estadunidenses.

En el lugar de la embajada destruida, soldados estacionaron sus tanques a lo largo del bulevar y co-menzaron a gritarle a la multitud que retrocediera, demostración de fuerza que llegó demasiado tarde.

El sargento Hikmet al Ubeidi, de la policía iraquí, deambulaba confundido y con vendaje en la cabeza, al tiempo que periodistas internacionales creaban una avalancha airaq_argues_sol su alrededor, empujándose unos a otros tratando de llegar a él.

El sargento Al Ubeidi lo había visto todo. "Yo estaba sentado ahí cuando llegó la pick-up y se estacionó frente a la embajada", dijo. "No recuerdo de qué color era. Un minuto después hubo una enorme explosión y cuatro colegas murieron. Eran hombres jóvenes. No le presté atención a la camioneta, no parecía nada fuera de lo común".

Agregó que no vio si el conductor estaba dentro del vehículo cuando ocurrió la explosión, pero rescatistas señalaron que el camión estaba vacío y que la explosión se provocó a control remoto; que no se trató de un ataque suicida.

En Bagdad los hospitales estaban reducidos al caos más absoluto ante la llegada de heridos manchados de sangre. Haidar Qadem, con costuras recién hechas en todo su cuerpo fue uno de los heridos más leves. "Sólo fui a la embajada a tratar de sacar un permiso para enviar a mi padre a Jordania para que reciba tratamiento médico", dijo.

Nada recordaba; estaba esperando, y un minuto después estaba in-consciente. Tres de sus familiares resultaron heridos y su auto -objeto desesperadamente valioso en Irak en estos tiempos- fue dañado.

El ataque contra la embajada fue el peor "contra un objetivo débil" desde la caída de Bagdad, el 9 de abril pasado, según el comandante estadunidense Ricardo Sánchez. Pero en cuanto a quién fue responsable y por qué fue atacada la embajada jordana, todo lo que el te-niente general pudo decir es que fue obra de "terroristas profesionales".

Pudo ser un cambio de tácticas si es que uno de los grupos de resistencia iraquí, que han estado involucrados en una constante de ataques, está detrás del atentado. Hasta este jueves los blancos de casi to-dos los ataques han sido las fuerzas de ocupación estadunidenses y, con menor frecuencia, británicas.

Aunque también pudo haber sido obra de personas leales a Saddam Hussein, es un hecho que están funcionando otros grupos más grandes de resistencia local que no apoyan al depuesto líder iraquí.

Hay muchas posibles razones pa-ra atacar a jordanos. Después de to-do su gobierno respaldó tácitamente la invasión estadunidense y la ocupación de Irak, y permitió a tropas y naves estadunidenses utilizar bases en su territorio. Otros sugieren que la bomba pudo haber sido la respuesta de iraquíes indignados porque Jordania dio asilo a dos de las hijas de Saddam.

El propósito también pudo haber sido agravar el caos y la falta de seguridad de Bagdad bajo el mando de Washington. Desde luego los estadunidenses están perdiendo el apoyo iraquí debido al problema de la seguridad. Hubo hoy horribles acusaciones y contracusaciones; los iraquíes se quejaron de que, cuando se apresuraron a llegar a la devastada embajada para ayudar, el personal jordano los sacó a empujones y los acusó de querer saquear el lugar.

En Karada Kharaj, donde ocurrió el tiroteo, el escenario era más dramático que en la embajada. Helicópteros estadunidenses volaban a baja altura, lo que recordaba las películas sobre Vietnam. Había tanques y vehículos APC en cada crucero, con nerviosos soldados que blandían ametralladoras y advertían a la multitud que no se acercara. Salía humo del edificio donde se atrincheraron combatientes de la resistencia.

Wissam al Mahema estaba entre los iraquíes que miraban la escena desde una calle aledaña, llena de tiendas que venden sandías y abarrotes. Afirmó que desde la primera explosión, cuando la granada im-pactó contra el Humvee, él se en-contraba entre el grupo de iraquíes que corrió para ver qué pasaba.

"Los soldados estadunidenses es-taban disparando a ciegas", dijo. "Mataron a dos personas inocentes". Afirmó que vio cómo morían dos iraquíes, uno de ellos un niño pequeño al que alcanzó el disparo, a pesar de que se encontraba lejos del edificio donde estaban los combatientes de la resistencia.

Los ciudadanos, objetivos

Abbas al Husseini confirmó que hubo disparos al azar de los estadunidenses y civiles que recibieron impactos de bala. Firas al Jabari constató lo anterior y agregó que vio a un iraquí que recibió un disparo en la cabeza. También habló de tres jóvenes que resultaron heridas dentro de un auto blanco y que los soldados estadunidenses impidieron que él y otros iraquíes fueran a auxiliarlas. "No dejaron que nadie fuera a ver lo que le había pasado a esas pobres muchachas", dijo.

Varios hospitales de Bagdad confirmaron haber atendido a civiles iraquíes con heridas de bala de este incidente. Son consistentes todos los reportes de que los soldados dispararon salvajemente y a ciegas.

Abd al Razaq Karim acababa de comprar un nuevo televisor cuando resultó herido con esquirlas, probablemente durante el ataque inicial de la granada contra el Humvee. "Iba caminando por la calle", dijo. "Había dos vehículos de transporte de personal, pasé junto a ellos, pero no recuerdo más", afirmó mientras yacía en una cama de hospital cu-bierto de sangre seca. Su mayor preocupación era que su automóvil y su televisor fueran robados.

La batalla continuó durante me-dia hora. Los estadunidenses permitieron que civiles salieran del edificio donde se atrincheraron los combatientes antes de atacarlo con más de 20 Humvees y vehículos de combate Bradley , con lo que lograron someter a la resistencia.

Las muertes de anoche de dos soldados ocurrieron luego de cuatro días en que no hubo decesos en las filas estadunidenses, lapso inusual que se ha celebrado calladamente. Pero no fue por falta de intentos. Han estallado bombas en estaciones de la policía iraquí que han herido a militares estadunidenses. El fin de semana anterior hubo un ataque fallido en la misma calle Al Rashid. Y en Basora un iraquí fue herido el miércoles en otro ataque sin éxito contra soldados británicos.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

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