Presbítero critica el recorte en el gasto social y la propuesta foxista de autoempleo

Preocupa el constante crecimiento de la miseria y el hambre: Sergio Obeso

Jornada de Episcopado y Cáritas contra la desnutrición; fomentan cocinas comunitarias

JOSE ANTONIO ROMAN

Aun cuando las cifras macroeconómicas "provocan halagos" y ponen a México como "ejemplo en el mundo", el principal problema del país radica en la escandalosa y creciente desigualdad en la distribución del ingreso, situación que pone cada vez más a un mayor número de mexicanos en el umbral de la miseria, afirmó Sergio Obeso Rivera, ex presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, quien calificó la situación de "sumamente preocupante".

Al poner en marcha la segunda Semana Nacional de Solidaridad contra el Hambre y la Desnutrición Infantil, organizada por el Episcopado y Cáritas de México, el también presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social aseguró que la enorme mayoría de mexicanos no ve en su realidad cotidiana los signos positivos de las cifras macroeconómicas.

En conferencia de prensa, realizada en la sede de la secretaría general del Episcopado Mexicano, Obeso Rivera hizo un llamado a las autoridades a poner al ser humano, no a la oferta y la demanda, en el centro de las políticas económicas. "Lo que vemos es una creciente desigualdad que preocupa", dijo el prelado al señalar la falta de oportunidades de empleo, educación, vivienda y salud.

De hecho, añadió, con la creciente desigualdad en el ingreso pareciera que se construyen dos México, uno con ingresos extraordinarios, donde se goza de todos los servicios y beneficios del desarrollo, y otro en las zonas marginadas y periféricas de todas las ciudades, con todas las necesidades por atender.

Por su parte, el secretario ejecutivo de la Comisión de Pastoral Social, el presbítero Antonio Sandoval, dijo que la política económica del presidente Vicente Fox, en la que se ha propuesto el autoempleo y se reduce paulatinamente el gasto social, podría ser interpretada como decisión del gobierno de evadir su responsabilidad en la educación, la salud, la alimentación y el bienestar de los mexicanos. "Es una realidad que tenemos que contemplar."

Buscan detonar la organización

Aclaró que esta campaña, que durará hasta el próximo 4 de octubre, está muy lejos de tener la pretensión de resolver el gravísimo problema del hambre y la desnutrición infantil, pero sí aspira a ser detonador de organización de las comunidades, de los barrios más pobres, de donde pueden salir más y mejores iniciativas para transformar la lacerante realidad social.

A su vez, la monja Ludmila García explicó en la conferencia que con dicha campaña se pretende crear y fomentar el establecimiento de cocinas comunitarias, de ser posibles en forma permanente, que, operadas por madres de familia organizadas, permitan reducir el costo de los alimentos, mejorar la nutrición de toda la familia y combinar esfuerzos de manera solidaria para hacer frente a una necesidad apremiante, como es el sustento de los hijos.

Señaló que tras la elaboración de un censo y la organización y capacitación de varias madres de familia se instala la cocina comunitaria, encargada de elaborar los alimentos para personas que se encuentren preferentemente en un radio no mayor de cinco manzanas.

Lo anterior, para garantizar que los hijos de madres trabajadoras puedan ir por los alimentos preparados a las cocinas, que sólo serán eso, no comedores.

Agregó que este modelo de cocinas se operó exitosamente en la diócesis de Nuevo Laredo y representa una de muchas opciones que deben ser planteadas desde las comunidades, pensando en resolver los problemas que enfrentan todos los días, como las madres trabajadoras que no tienen tiempo de preparar los alimentos para la familia.

Insistió en que con las cocinas comunitarias se busca la participación de la sociedad, que puede hacer donativos en efectivo y en especie, en los que los de alimentos jugarán un papel importante.

El establecimiento de las cocinas, agregó, tiene las siguientes ventajas: abarata la ración, evita el consumo de comida chatarra, brinda un servicio de las madres y padres trabajadores, ejercita la caridad, crea lazos de solidaridad y contribuye a la transformación social mediante la organización de las comunidades.

Hasta el momento una docena de diócesis ha anunciado que comenzarán a establecer cocinas de ese tipo. Se prevé que en número puedan llegar a más de 20 en las próximas semanas.

Las comisiones diocesanas de pastoral social están encargadas del equipamiento de las cocinas y de capacitar a las madres de familia en la elaboración de alimentos.

En la guía parroquial elaborada para la campaña, que ya fue distribuida, el arzobispo Sergio Obeso señala que la alimentación de los menores en las familias tiene una relación directa con las posibilidades de tener un empleo digno y con la capacidad de los pueblos para contar con autosuficiencia en la producción de sus alimentos.

"Sin embargo, los modelos económicos individualistas, injustos y excluyentes, que imponen algunos gobiernos, instituciones financieras y empresas transnacionales, han agudizado las crisis de desnutrición y muerte prematura de cientos de infantes en los países pobres y subdesarrollados, a menudo atrapados en conflictos bélicos y golpeados por graves enfermedades que se convierten en epidemias por la carencia de un sistema de salud mínimo pero, sobre todo, por la carencia de una alimentación básica que los nutra y fortalezca", dijo Obeso, quien ocupó la presidencia del Episcopado en tres trienios, de 1982 a 1988 y de 1994 a 1997.

Por ello, añadió, es urgente que la creatividad de nuestras comunidades asuma este grave problema, proponiendo modelos solidarios de alimentación y nutrición. No sólo compartir un plato de comida y hacer otro lugar en la mesa, sino promover cocinas comunitarias, compras de productos básicos en grupo, que haga rendir más el gasto y, si es posible, apoyar en forma directa a los campesinos y otros productores, como signo de comercio más justo.