.. | México D.F. Sábado 23 de agosto de 2003
Enrique Calderón Alzati
Cuauhtémoc Cárdenas en el escenario político
actual
El constante proceso de deterioro de la economía,
del empleo y de las estructuras sociales, con el que ha vivido el país
a partir de 1980, es un hecho conocido por todos y sufrido de manera concreta
y personal por amplios sectores de la población.
Este proceso ha sido el resultado natural de un modelo
de desarrollo que nos ha sido impuesto desde el exterior, mediante políticas
y acuerdos negociados por los sucesivos gobiernos de la República,
a espaldas de la sociedad y en detrimento de ella. Los sentimientos de
enojo, frustración y reclamo han estado presentes sin ser escuchados
por esos gobiernos, generándose así un clima de desconfianza
e irritación social que ya ha dado lugar a un levantamiento indígena
y creado las condiciones para el florecimiento de la delincuencia.
En 1987 un rompimiento en el seno del partido de Estado,
se transformó en el mayor movimiento político y social del
México moderno; enarbolando la candidatura presidencial, su líder,
Cuauhtémoc Cárdenas, recorrió el país con un
mensaje de esperanza y una propuesta para la transformación nacional.
La gente del pueblo lo buscó, lo esperó en los caminos, habló
con él, lo convirtió en un símbolo. Luego vinieron
las elecciones de 1988, los resultados arrollaron al sistema, lo hicieron
tambalearse, alterar las cifras, borrarlas, utilizar todos los recursos
a su alcance para mantener el poder.
Cuauhtémoc Cárdenas se convirtió
así en referente, por una parte en el mayor riesgo concreto para
el sistema, para las cúpulas gobernantes, para los compromisos por
ellas contraídos y para los intereses económicos y financieros
que los respaldan, y por otra en líder indiscutible para un amplio
sector de la población.
Durante los pasados 15 años, la presencia de Cuauhtémoc
Cárdenas se ha mantenido, como una opción para la transformación
del país, constituyéndose así en el mayor riesgo real
y concreto para los oscuros intereses que lo mantienen secuestrado. Por
ello Cárdenas ha sido objeto de campañas mediáticas
de crítica y difamación, como ningún otro personaje
a lo largo de la historia nacional de las décadas recientes.
Se ha dicho que Vicente Fox también fue un detractor
y un crítico del sistema, que a diferencia de Cárdenas sí
fue exitoso con sus críticas y propuestas. Los hechos demuestran
lo contrario: Fox no es ni ha sido otra cosa que un instrumento más
del sistema, siguiendo un libreto preparado por éste, para aplicar
la conocida estrategia del "que todo cambie para que todo siga igual";
por ello, su éxito aparente sólo ha sido una estratagema
más del sistema, para crear una opción útil ante el
descrédito del aparato presidido por Ernesto Zedillo, para eliminar
el peligro potencial que Cárdenas le representaba.
Luego de tres años del actual gobierno, es claro
que Fox no cuenta con una solución a los problemas que el país
enfrenta y menos aún con un proyecto de nación, por lo que
el país parece moverse al garete; de hecho, uno de los aspectos
distintivos del supuesto modelo de desarrollo neoliberal que nos ha sido
impuesto y que Fox ha seguido sin reparo, ha sido la desarticulación
del proyecto de nación que con defectos, había guiado los
esfuerzos y programas anteriormente. Esta falta de proyecto nacional ha
sido denunciada por Cárdenas como necesidad fundamental, que contrasta
con la pobreza de las ofertas planteadas por los partidos políticos
(el de la Revolución Democrática incluido) en la reciente
campaña electoral, por ello el tema de proyecto de nación
está ahora y estará en lo sucesivo, en el centro de la discusión
política.
La discusión de un proyecto de nación acorde
con el contexto mundial en el que vivimos, y que responda a las expectativas
y necesidades de los mexicanos con toda su diversidad, sitúa nuevamente
a Cárdenas en el liderazgo político nacional. Por ello, nuevamente
las opiniones de descrédito y descalificación no se han hecho
esperar, llama la atención que ahora, a los ataques y las difamaciones
tradicionales del sistema, se sumen otras supuestamente de origen distinto,
como las vertidas recientemente en un libro, por Enrique Semo. Tradicionalmente
la izquierda en México y en el mundo se ha distinguido por las pugnas
internas de sus militantes, sin reparar en los daños que ellas implican.
Poco aporta Semo al análisis de la problemática política
actual y a la lucha sostenida por la izquierda mexicana para transformar
el país, realizando en forma paralela funciones propias de la administración
pública con lo que ello implica, y actividades de crítica
intelectual cuya validez es cuestionable.
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