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México D.F. Miércoles 17 de septiembre de 2003

"Nuestro día D fue casi perfecto", informó la embajada de EU en Chile al Pentágono

Misión cumplida, el derrocamiento y muerte de Allende en 1973, según Pinochet y la CIA

El baño de sangre fue decidido antes de que el presidente socialista ganara la elección

XIMENA ORTUZAR,ENVIADA

Santiago, 16 de septiembre. "Misión cumplida, Moneda tomada, presidente muerto." Ese fue el texto del mensaje que el general Javier Palacios envió a Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973, a las 14:48 horas.

El palacio de gobierno había sido bombardeado. Pinochet, comandante en jefe del ejército nombrado por Salvador Allende apenas tres semanas antes, recibió ese parte de guerra a varios kilómetros de La Moneda.

Se había unido al golpe a última hora y temeroso de que éste fracasara, se mantuvo a distancia y con todas las medidas tomadas para huir del país si fuera necesario.

El golpe se consumó. El gobierno de mil días de la Unidad Popular (UP) -coalición de izquierda- terminó de manera abrupta. La democracia también.

La embajada de Estados Unidos en Chile informó al Pentágono del golpe de Estado en Chile: "Nuestro día D fue casi perfecto."

Treinta años después, la historia del golpe militar que derrocó a Salvador Allende aún no termina de escribirse. Aparecen nuevos antecedentes de la preparación y financiamiento de ese golpe. La fuente es la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y algunos de sus documentos desclasificados.

Durante el gobierno de Allende hubo múltiples denuncias de la injerencia de la CIA en el proceso chileno, y después del golpe arreciaron.

Militares y detractores de Allende -principalmente del derechista Partido Nacional (PN) y del centrista Partido Demócrata Cristiano (PDC)- negaron esa injerencia: el derrocamiento del gobierno de la UP había sido "una acción estrictamente interna, na-cional", sin participación alguna de gobiernos o entidades extranjeras, aseguraban.

Pruebas irrefutables demuestran que ese derrocamiento fue decidido antes de que Allende ganara la presidencia y consumado mediante un cúmulo de "acciones encubiertas", planificadas y financiadas por el go-bierno de Richard Nixon y apoyadas en Chile por opositores generosamente "estimulados" desde Washington.

Estados Unidos no invadió Chile, como a República Dominicana en 1965; utilizó un método menos evidente y más práctico.

Para el país más poderoso del mundo la llegada a la presidencia de Chile del socialista Salvador Allende era tan peligrosa que comenzó a impedirla en 1964, año de su tercera postulación.

Un memorando del entonces secretario de Estado, Dean Rusk, a la Casa Blanca el 14 de agosto de ese año -tres semanas antes de la elección presidencial-, decía: "Estamos haciendo nuestro mayor esfuerzo encubierto para reducir la posibilidad de que Chile sea el primer país americano en elegir como presidente a un marxista declarado".

La CIA entregó al menos 3 millones de dólares (en esa época, en el mercado negro, valían hasta 200 veces más que al cambio oficial) para la campaña de Eduardo Frei Montalva (del PDC), que resultó vencedor.

1970, año del triunfo popular

En enero de 1970, en plena campaña electoral, todo indicaba que ganaría Allende. Estados Unidos destinó un primer millón de dólares para impedirlo.

Para ello se compró una radioemisora, se financió al diario El Mercurio, a comentaristas, analistas y periodistas dispuestos a sabotear la elección del candidato socialista. Todos apoyaron la "campaña del terror".

John MacCone, que de jefe de la CIA pasó al directorio de la International Telegraph and Telephone, dueña de la telefónica chilena, aportó 250 mil dólares a la campaña de Jorge Alessandri y 100 mil al PN.

De acuerdo con el Informe Church, "otras compañías estadunidenses hicieron aportes similares".

Pero fue en vano. Ganó Allende.mdf53513

En diciembre de 1975, la comisión designada por el Congreso de Estados Unidos y presidida por el senador Frank Church para estudiar las operaciones gubernamentales y actividades de inteligencia realizadas en Chile entre 1963 y 1973, entregó su informe, hecho público muchos años después.

Según ese documento, el 15 de septiembre de 1970 el presidente republicano Ri-chard Nixon notificó al director de la CIA, Richard Helms, que un gobernante socialista en Chile era inaceptable para su gobierno y le dio orden precisa de organizar un golpe de Estado para impedir que asumiera la Presidencia de la República.

Paralelamente, el mandatario estadunidense envió un memorando a su embajador en Chile, Edward Korry, con la orden de hacer cuanto estuviera a su alcance para impedir el acceso al poder de Allende.

El accionar de Korry, según instrucciones del Departamento de Estado, se inscribía en el Track One del plan para Chile trazado por la Comisión 40.

Todo lo que haría la CIA de manera clandestina y con amplias atribuciones -incluyendo en ellas el crimen- entraba dentro del Track Two del mismo plan, y no debía ser informado a los departamentos de Estado y de Defensa, sino sólo directamente a la Casa Blanca.

Parte del plan consistió en apoyar a partidos políticos chilenos contra Allende. El informe dice: "Entre 1971 y 1973, la Comisión 40 autorizó 4 millones de dólares para partidos de la oposición en Chile. La mayor parte fue para el PDC, pero una cifra considerable fue para el PN, la colectividad conservadora más radicalmente enfrentada al gobierno de Allende".

El 15 de octubre de 1970 se reunieron en la Casa Blanca Henry Kissinger, Thomas Karamessines, director adjunto de planificación de la CIA, y el general Alexander Haig, jefe de la comisión presidencial de fuerzas estratégicas.

Un télex que la CIA envió a su representante en Chile, Henry Hecksher, al día siguiente de esa reunión, da cuenta de los objetivos y acciones del Track Two, analizados "al más alto nivel del USG -gobierno de los Estados Unidos"- , que debían ser tomados como "guía operativa": "La política firme y continuada es que Allende sea derrocado por un golpe. Sería preferible que ocurra antes del 24 de octubre (fecha en que el Congreso lo ratificaría como presidente electo), pero los esfuerzos en este sentido proseguirán vigorosamente después de esa fecha. Tenemos que seguir generando una presión máxima hacia este propósito, usando todos los recursos adecuados. Es imperioso que estas acciones se realicen clandestinamente y en condiciones de seguridad para que el USG y la mano estadunidense permanezcan bien ocultos".

El Congreso ratificó a Salvador Allende como presidente electo el 22 de octubre, y el primer y único presidente socialista de la historia de Chile asumió el poder el 4 de noviembre de 1970.

La conspiración seguiría en marcha.

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