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México D.F. Miércoles 17 de septiembre de 2003

Operación cosmética de EU en prisión iraquí

Los reos, sin proceso judicial; el jefe médico, el mismo que cuando gobernaba Hussein

Robert FISK

Enviado especial en Irak

Pprision de Abu Ghraib, bagdad, 16 de septiembre. Podemos verlos más allá del terreno polvoriento, de pie en medio del calor, junto a sus tiendas de campaña color arena; el alambre de púas envuelve el complejo como una funda. Está prohibido retratar a los prisioneros, nos advirtieron. No entren al complejo. No crucen la alambrada.

De los más de 800 iraquíes que hay aquí, sólo un puñado están detenidos por razones de seguridad, los demás son criminales comunes; pero hasta hoy casi todos vivieron en este lugar entre el calor, el polvo y el lodo.

Esa es la razón por la que los estadunidenses estaban tan complacidos de vernos este martes en la vieja y abyecta prisión de Saddam: las cosas están mejorando.

Primero las buenas noticias. La general brigadier Janis Karpinski, comandante de la brigada 800 de la policía militar, ha limpiado para albergar cientos de prisioneros las celdas quemadas y saqueadas. Se ha instalado una nueva sección hospitalaria, equipada con medicamentos, rayos X y hasta un fibrilador, mdf53684para atender a los reclusos. Inclusive hay un bondadoso médico iraquí llamado Hussain Majid, quien agradeció al nuevo Ministerio de Salud por haberlo comisionado a la prisión y comprar "todas las medicinas que necesitamos".

En las celdas recién pintadas hay cobijas, pasta y cepillo de dientes, jabón y champú para cada recluso. Esos artículos están colocados cuidadosamente sobre la cobija doblada que se dará a cada preso y, sospecho, para que nosotros los veamos. El piso del comedor de la prisión ha sido recubierto con azulejos nuevos.

El turismo de la crisis es un pasatiempo del nuevo Irak, pero el paseo del jueves por Abu Ghraib también fue, bueno, un poco extraño. La general Karpinski es evidentemente una dama fuerte: fue oficial de inteligencia en la séptima brigada de fuerzas especiales en Fort Bragg y sirvió como "oficial selector de objetivos" en Arabia Saudita, luego de que Saddam invadió Kuwait. Sin embargo, al principio tuvo algunas dificultades para recordar que hubo un motín en esta cárcel en mayo pasado, cuando las tropas estadunidenses respondieron con "fuerza letal" a prisioneros que arrojaron piedras y pernos de las tiendas de campaña a los policías militares. Los soldados mataron entonces a un recluso adolescente.

Sin embargo, la oficial fue notablemente franca al hablar de otros hechos, como que los estadunidenses en Abu Ghraib son atacados cuatro de cada siete noches con morteros, armas ligeras y lanzagranadas. Es decir, son atacados 16 noches al mes, y eso son muchos ataques.

La mayoría de los detenidos "por razones de seguridad" ųla brigada resalta en público que su responsabilidad es "cuidar" de los prisioneros, más que vigilarlosų se encuentran recluidos en el aeropuerto de Bagdad, donde, según Karpinski, hay hombres que ''podrían ser parte de las fuerzas de resistencia". Nótese que empleó la palabra "resistencia" y no "terroristas". Cuando le pregunté si había prisioneros occidentales, respondió que "hay seis que dicen ser estadunidenses y dos que dicen ser británicos". Es la primera vez que alguien revela este pequeño e interesante dato.

Después nos habló el jefe médico de la prisión de Abu Ghraib, el doctor Majid. Le pregunté cuál era su trabajo cuando Saddam usaba este lugar como centro de tortura y ejecución, y me respondió que fue... mmm, jefe médico de la prisión de Abu Ghraib.

En efecto, la mitad del personal trabajó en el centro médico de la prisión durante el régimen de Saddam. "Jamás presencié ejecuciones", dijo Majid. "No lo habría soportado. Enviaba a médicos que eran mis subalternos a llenar las actas de defunción."

Excepto de noche, claro, cuando llevaban prisioneros políticos para que los ahorcaran. Entonces el doctor Majid recibía la instrucción de "no levantar acta de defunción". Durante el día, según el médico, se ahorcaba a los "asesinos". ƑAsesinos? ƑAsesinos? ƑQué quiso decir con esa palabra?

Los nuevos guardias iraquíes de la prisión de Abu Ghraib han sido capacitados en derechos humanos, incluidos dos que resultaron ser oficiales de la policía del régimen de Saddam. Con razón la general Karpinski aclaró que los estadunidenses no escogieron a los médicos, sino que fue tarea del Ministerio de Salud.

Sí, agentes de la inteligencia estadunidense estuvieron en Abu Ghraib. Pero no, la policía militar no estuvo presente durante los interrogatorios que llevaron a cabo. Sí, la general Karpinski visitó Guantánamo "por unos días", pero no aprendió allá lecciones que esté aplicando en Bagdad. Sólo ha habido un intento de suicidio en la prisión bagdadí, cuando un recluso trató de cortarse las muñecas.

Desde luego, está la visita obligada a la vieja cámara de ejecuciones de Abu Ghriab; ahí se encuentra el doble cadalso donde fue ahorcado el pobre Farzad Bazoft, de la edición dominical del periódico británico The Observer, al igual que miles de iraquíes. La general Karpinski jaló una palanca que abrió la enorme puerta de metal, con un rechinido cuyo eco retumbó en las paredes.

El doctor Majid afirmó que nunca había escuchado ese estruendo metálico y que nunca fue miembro del partido Baaz. Entonces inmortalicemos esto en la historia: el jefe médico de la más horrible prisión de Saddam ųquien ahora es el jefe médico de la más limpia prisión estadunidense en Irakų nunca fue miembro del partido Baaz ni presenció una ejecución.

Claro, hay cosas que sólo dejarían de conmover a quien tenga corazón de piedra, como son las últimas palabras escritas y talladas en las paredes de las asquerosas celdas del pabellón de la muerte, ubicadas a sólo unos metros de las horcas. "Ahmed Qambal 8/9/ 2000", "Ahmed Aziz, del distrito de Al Najaf con Jabah, 2/ 9/ 01", "Abbad Abu Mohamed". Algunos agregaron versos del Corán: "La muerte es mejor que la vergüenza." "La muerte es la vida para un creyente y un elevado honor." Qué valor deben de haber tenido para escribir palabras así: las últimas palabras de su vida sobre la tierra.

Pero había en todo esto algo que era sencillamente demasiado limpio. En comparación con la crueldad de Saddam, cualquier institución se ve reluciente. Y sin embargo, hay mucho en Abu Ghraib que no se ve tan limpio como su nueva cocina. Aún no existe un proceso judicial claro para los supuestos asesinos, ladrones y saqueadores que están detrás de la alambrada de púas. El ejército admite que con la transcripción de nombres árabes ųy teniendo en cuenta todos los errores que cabe esperar de la ortografía originaria de Ellis Island- es posible que las familias nunca encuentren a sus seres queridos.

No se hizo mención alguna ųhasta que sacamos el tema a colaciónų del ataque con morteros que el mes pasado mató a seis prisioneros dentro de sus tiendas de campaña. Los estadunidenses enviaron sicólogos a hablar con los prisioneros después del ataque; los especialistas descubrieron que los reclusos creían ųoh, sorpresaų que los estadunidenses los estaban usando como escudos humanos.

Uno sólo puede imaginar lo que sienten esos mismos prisioneros dentro de sus tiendas cuatro de cada siete noches, cada vez que los morteros vuelven a explotar en los alrededores de la vieja prisión. Esto, desde luego, es una de las razones por las que la general Karpinski quiere que los prisioneros ocupen ya sus flamantes celdas.

©The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

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