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E C O N O M I A
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México D.F. Domingo 21 de septiembre de 2003

José Antonio Rojas Nieto

La irracionalidad energética

Tengo la certeza de que la forma como el actual gobierno pretende enfrentar el asunto de la llamada reforma energética es incorrecta. Menos por el énfasis político que le ha dado a su impulso de cambios con la redefinición de personeros responsables del asunto en la Secretaría de Energía. Más por la orientación pragmática de ese impulso. ƑPor qué? Pues porque a toda costa parece buscas los cambios constitucionales que -a su decir y en el orden que su decir se presenta- le den certidumbre al capital extranjero que ya está en el país en los sectores petrolero y eléctrico. Pero también a todo capital que pretenda ingresar para invertir en esos mismos sectores. Sin embargo, hay asuntos de fondo que ni siquiera han sido tocados en el discurso gubernamental. Asuntos que involucran la orientación estratégica que el sector energía de México podría asumir los próximos 10, 20 -šqué digo!- 25 o más años. La naturaleza de sus problemas y retos exige perspectivas de corto, mediano y largo plazos. Sin duda.

Permítaseme señalar al menos tres aspectos que, en absoluto -sí, en absoluto- han sido abordados por la perspectiva gubernamental de hoy: 1) el creciente volumen de energía requerido por la sociedad y la reciente limitación de recursos energéticos; 2) la también creciente dependencia de recursos fósiles y la similarmente creciente contaminación que -sin duda también en aumento- supone e implica el consumo de esos recursos fósiles, en detrimento de las condiciones ambientales, de las condiciones climáticas; 3) la urgencia de una modificación radical de los hábitos sociales respecto al consumo de combustibles y electricidad a la que los dos hechos anteriores obligan. Ciertamente.

Es más o menos obvio que se trata de tres fenómenos profundamente relacionados y que debieran enfrentarse integral y coordinadamente. Pero, Ƒcómo lograr que se satisfagan las mismas o, incluso, más necesidades de combustibles y de electricidad, con la menor cantidad de energía posible cada vez? ƑCómo producir más bienes y servicios o cómo acceder a más satisfactores sociales con menos energía por unidad de producto o con menos energía por persona? ƑCómo lograr, no sólo más bienes y servicios, y más satisfactores sociales con menos energía por unidad, sino aun con un volumen radicalmente menor de emisiones de bióxido de carbono y de óxidos de nitrógeno? ƑCómo lograr, incluso, que esas tendencias virtuosas no lleguen a presentar un gasto personal, familiar y social mayor cada vez? ƑCómo controlar y abatir la factura energética del país? ƑCómo?

Es evidente que el asunto de los energéticos en el México de hoy no se reduce a dar certidumbre al capital externo, por más que esto pudiera ser necesario si, quienes promueven esto, demuestran -špor Dios que aún logran hacerlo!- que no sólo es útil sino imprescindible esa participación externa en nuestro petróleo, en nuestra electricidad. Si ese fuera el caso, se alteraría radicalmente la tradición constitucionalista (me refiero, como siempre y de manera reiterada, a los artículos 25, 28 y 27 de la Constitución). Y se permitiría que los capitales foráneos no sólo ingresaran a nuestras áreas estratégicas sino que participaran de la explotación de los recursos naturales, esos que todavía hoy son propiedad originaria de la nación. Esto, por cierto, implicaría que compartieran con el Estado sus rentas, privilegiadamente la renta petrolera. Por eso el asunto energético y el fiscal van de la mano.

Se trata de una problemática que jamás podrá ser catalogada como menor. No se reduce a legitimar lo que, con base en leyes y reglamentos secundarios, se ha permitido. ƑQué de nuestra anhelada soberanía? ƑNo hay que hablar de ella nunca más? ƑDe veras? Estas son algunas de las razones por las que resulta insuficiente la racionalidad que esgrimen los personeros gubernamentales para concentrar el debate energético en la participación extranjera en petróleo, gas natural y electricidad.

Confieso que a algunos miembros del gobierno les he escuchado blandir una visión más integral, más fina y, acaso por ella, más honesta y profunda. Pero no es la visión gubernamental dominante. No lo es. ƑNo les parece terrible? ƑQué hacer frente a esta irracionalidad energética? ƑQué hacer?

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