Martí Batres Guadarrama

La deuda del DF la decide el Congreso

Será tal vez la amnesia que les llega a algunos al término de una legislatura o simplemente una demostración de lealtad al señor de Dublín. El caso es que el pasado 17 de septiembre en el Informe del jefe de Gobierno del Distrito Federal llamó la atención la airada indignación de los verdes diputados del Partido Verde Ecologista de México en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en relación con el endeudamiento de la capital.

El coordinador de los verdes locales afirmó ese día en tribuna: "nos preocupa que en su gobierno no exista la capacidad de incrementar los ingresos y se haya recurrido permanentemente al endeudamiento para poder solventar las necesidades de la ciudad. Usted sabe que esto, además de insostenible, es irresponsable...".

Más adelante, al formular su pregunta, otro de los verdes señaló: "Independientemente que usted considere que es de mala fe cuestionar el tema de la deuda pública, creemos que a partir de su gobierno, la deuda se ha aumentado en casi 40 por ciento. Esto tiene que considerarlo usted grave, señor jefe de Gobierno".

Los diputados verdes efectivamente deberían conocer los datos de la deuda del Distrito Federal porque cada uno de los cinco legisladores del Verde Ecologista, hoy locales, fueron diputados federales en la 58 Legislatura. Y precisamente ahí, cada uno apretó con su dedito el botón biométrico del tablero electrónico del salón de sesiones de San Lázaro para aprobar (šsí, aprobar!) la Ley de Ingresos de la Federación, en la que se encuentra contenido también el monto de endeudamiento autorizado al Distrito Federal.

La Secretaría de Servicios Parlamentarios de la Cámara de Diputados señala, documentalmente y a través de Internet, en relación con la votación de la Ley de Ingresos de la Federación para el ejercicio 2001: "Diputados del PVEM que votaron en favor: 16. Diputados del PVEM que votaron en contra: 0. Diputados del PVEM que se abstuvieron: 0. Diputados del PVEM ausentes: 0".

En los registros de las votaciones de la Ley de Ingresos para 2002, y para 2003, se lee lo mismo: todos los diputados verdes votaron en favor, ninguno en contra y ninguno se abstuvo.

Entre esos diputados federales la Secretaría de Ser-vicios Parlamentarios reporta a: Agundis Arias Francisco de Paula, Arévalo González José Antonio, De la Garza Herrera Bernardo y Escobar y Vega Arturo, todos ellos hoy diputados locales que el pasado miércoles 17 de septiembre cuestionaron el endeudamiento que ellos mismos aprobaron.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala en su artículo 73 que es facultad del Congreso: "aprobar anualmente los montos de endeudamiento que deberán incluirse en la Ley de Ingresos, que en su caso requiera el Gobierno del Distrito Federal..."

En efecto, la deuda del Distrito Federal se aprueba junto con la deuda de la Federación. El Distrito Federal es la única entidad federativa que no aprueba su deuda en su órgano legislativo. Por eso, el que decide el monto de endeudamiento de la capital del país no es el jefe de Gobierno del Distrito Federal, sino el Congreso de la Unión.

Incluso el Estatuto de Gobierno del Distrito Federal sólo otorga al jefe de Gobierno de esta entidad federativa, en la fracción XIV del artículo 67, la facultad de: "Someter a la consideración del Presidente de la República la propuesta de los montos de endeudamiento del gobierno del Distrito Federal..." El Ejecutivo Federal hace la propuesta de monto de endeudamiento del Distrito Federal al Congreso dentro de su iniciativa de Ley de Ingresos. Los diputados lo aprueban y luego los senadores. Finalmente, la ALDF establece a qué rubros puede destinarse este recurso.

Incluso, en la más reciente aprobación de la deuda del Distrito Federal, el Congreso estableció un conjunto de candados inéditos: se ordena que el desembolso de los recursos crediticios sólo pueda hacerse para destinarse al pago de aquellas obras que ya hubieran sido adjudicadas. Se establece la obligación de informar, antes de contratarlos y después de ejecutados. Se precisa el formato en que debe rendirse el informe trimestral. Se impone una doble vigilancia, por la Auditoría Superior de la Federación, y por la Contaduría Mayor de Hacienda de la ALDF y se describe rigurosamente el tipo de obras en las que exclusivamente pueden utilizarse esos recursos. En otras palabras: todos los aspectos de la deuda, monto y destino, lo deciden los órganos legislativos.

Resulta entonces falaz insinuar o afirmar que el ejecutivo local pueda caprichosamente, por sí mismo, decidir el endeudamiento de la capital. En todo caso, en el supuesto de que hubiera buena fe, los verdes diputados no deben preocuparse tanto. Lo que han aprobado ha sido con responsabilidad.

La tendencia es a la disminución del crecimiento de la deuda capitalina, cuyo techo anual aprobado por el Congreso pasó de 6 mil millones en el año 2000 a 5 mil 500 millones en 2001; 5 mil millones en 2002 y 3 mil millones para 2003. En tanto, los ingresos propios crecieron de más de 35 mil 500 millones en 2001 a más de 38 mil millones en 2002 y con una tendencia hacia 40 mil 400 millones en este año.