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P O L I T I C A
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México D.F. Viernes 3 de octubre de 2003

Desmanes y agresiones de un grupo de jóvenes en calles del Centro Histórico

Castigo a genocidas y que su delito no prescriba, demanda de la marcha

La Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, una burla, afirma Rosario Ibarra de Piedra Pide cárcel para el ex presidente Luis Echeverría

CLAUDIA HERRERA Y GUSTAVO CASTILLO

disturbios_marcha_hxdCastigo a los culpables de la matanza de Tlatelolco y de la guerra sucia, alto a la represión en contra de las escuelas normales rurales y manifestaciones de repudio a las reformas neoliberales, fueron las consignas que unieron a miles en la conmemoración del 2 de octubre.

Treinta y cinco años después de la matanza en la Plaza de las Tres Culturas, los protagonistas de aquellas movilizaciones y las nuevas generaciones de estudiantes corearon juntos sus demandas de justicia que, sin embargo, se vieron opacadas por los desmanes que realizó un grupo de jóvenes.

''Castigo a los genocidas del 68, del 71 y de la guerra sucia'', decía la manta que sostenía el contingente de sesentaiocheros que hizo el recorrido de Tlatelolco a la Plaza de la Constitución.

Esta vez, los integrantes del Comité 68 hicieron un mitin frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), donde exigieron a los ministros que resuelvan que no han prescrito los delitos cometidos durante la guerra sucia, particularmente los que se imputan a Miguel Nazar Haro y a Luis de la Barreda Moreno, ex titulares de la Dirección Federal de Seguridad.

Desde las tres de la tarde, los manifestantes comenzaron a reunirse en la Plaza de las Tres Culturas. En la estela que evoca la tragedia, se colocó una ofrenda y se encendieron veladoras en memoria de los estudiantes asesinados.

Mientras, a las puertas de la iglesia de Santiago Tlatelolco, Rosario Ibarra de Piedra, presidenta del Comité Eureka, continuó con su campaña para el envío de 100 mil cartas al presidente Vicente Fox Quesada en demanda de la liberación de un centenar de desaparecidos y presos políticos.

''šVivos los llevaron, vivos los queremos!'', gritaban las doñas del Comité Eureka. En ese lugar, Ibarra, quien no participó en la marcha, señaló que la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) es una "burla'', porque no ha fincado responsabilidad en contra de los culpables de la época represiva de los años setenta y ochenta.

''La fiscalía especial está cumpliendo su función de engañar, para que crean que está haciendo justicia. No ha encarcelado a Luis Echeverría Alvarez ni a ninguno de los genocidas. Es una burla'', afirmaba Ibarra de Piedra, quien sostenía postales con las fotografías y los nombres de los desaparecidos durante la llamada guerra sucia.

Poco después de las cuatro de la tarde, los ex dirigentes del Consejo Nacional de Huelga del 68 y sus compañeros de lucha iniciaron la caminata en medio de contingentes de alumnos de la Universidad Nacional Autónoma de México, del Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana, la Escuela Nacional de Antropología e Historia, la Universidad Autónoma Chapingo, de organizaciones sindicales y sociales.

En las inmediaciones de Tlatelolco, el poeta Leopoldo Ayala se quejó de que este gobierno no ha cumplido su promesa de castigar a los responsables de los asesinatos. ''El 2003 y el 68 es lo mismo, no hay señal de democracia y de justicia'', advirtió Ayala.

De fondo se escuchaban las consignas de sus compañeros: ''No más impunidad, no más impunidad''.

Este año, los organizadores cedieron la vanguardia a la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), que agrupa a miles de normalistas rurales que luchan por la permanencia de sus 17 escuelas, que están en riesgo de desaparecer.

A ese respecto, Raúl Alvarez Garín, uno de los dirigentes del Consejo Nacional de Huelga (CNH) indicó que la lucha de los normalistas ''debe ser escuchada por el gobierno federal y por todo el pueblo de México, ya que están en una situación que a largo plazo afectará la educación en nuestro país, y las demandas de los normalistas rurales son justas''.

Alvarez Garín, uno de los principales promotores de la denuncia que obligó -por mandamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación- a la Procuraduría General de la República (PGR) a no cerrar el caso del 2 de octubre de 1968, aseguró durante la marcha que ''las puertas de la justicia deben abrirse plenamente en México, y para ello es necesario que el máximo tribunal del país establezca jurisprudencia en torno a la prescriptibilidad de delitos como la matanza de aquel año, porque los tiempos en que un delito deje de ser sancionado deben transcurrir hasta que se tenga la posibilidad de justicia real''.

Respaldo a normalistas rurales

El apoyo a los normalistas rurales llevó a los manifestantes a las puertas de Gobernación, donde los jóvenes exigieron una entrevista con Santiago Creel Miranda, la liberación de estudiantes chiapanecos, la reapertura de la normal de Mactumactzá, en Chiapas, y respeto a sus organización estudiantil.

''La esencia de las normales desde su creación fue y sigue siendo formar a jóvenes de origen campesino'', insistía Mardonio, alumno de Mactumactzá, quien ayudaba a sostener un monigote de cartón con el nombre de Pablo Salazar Mendiguchía, gobernador de la entidad.

Otro tema en el que insistieron los manifestantes fue el repudio a las reformas estructurales para legalizar ''lo que ya está ocurriendo desde hace tiempo'', la apertura de la industria petrolera y eléctrica a los capitales extranjeros, señaló uno de los líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).


Por un lado, demandas; por otro, destrozos y agresión

Entre consignas y saqueos, la marcha del 2 de octubre

Fin a la impunidad, la exigencia principal de estudiantes

CLAUDIA HERRERA Y GUSTAVO CASTILLO

Fueron dos marchas. Una, la de los líderes del 68, acompañados de miles de jóvenes, normalistas, bachilleres y universitarios que de forma pacífica recordaron lo que no están dispuestos a olvidar: la matanza de Tlatelolco. La otra, la de un pequeño grupo de muchachos que protagonizaron hechos de violencia y saqueo aun antes de que partiera el contingente, actos que parecieron pretender desvirtuar el motivo de la conmemoración.

A 35 años de la tragedia estudiantil, el único propósito de ex dirigentes estudiantiles, alumnos normalistas, de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y Autónoma Metropolitana (UAM), y del Instituto Politécnico Nacional (IPN) fue reiterar su exigencia de que se ponga fin a la impunidad. En la marcha de la Plaza de las Tres Culturas al Zócalo ellos estuvieron al margen de aquellos que buscaron opacar los reclamos.

Los integrantes del Consejo Nacional de Huelga y las decenas de miles de manifestantes que marcharon corearon una y otra vez su exigencia de justicia y juicio para el ex presidente Luis Echeverría y los ex titulares de la extinta Dirección Federal de Seguridad, Miguel Nazar Haro y el capitán Luis de la Barreda Moreno.

Como sucede desde hace siete lustros, se pidió respeto a la educación pública. El emblema de esta exigencia fueron los normalistas que marcharon al frente de la manifestación con la demanda de que sus escuelas no sean cerradas y no se repitan actos de represión como los que han ocurrido recientemente en Mactumactzá, Chiapas, y El Mexe, Hidalgo.

Pero mientras ellos alzaban la voz en demanda de justicia, un grupo de jóvenes se dedicó a destruir y robar a lo largo del recorrido, que se inició pasadas las 4 de la tarde y concluyó a las 8 de la noche. Desde las tres y media de la tarde, unos 250 jóvenes, según informes oficiales, iniciaron los actos de violencia.

Los agresores ni siquiera esperaron a que el contingente del Comité del 68, encabezado por Raúl Alvarez Garín, Jesús Martín del Campo, Francisco Martínez Marcué, Enrique Avila, Emilio Reza, Ignacia Rodríguez, Fausto Trejo y Leopoldo Ayala, entre otros, abandonara la Plaza de las Tres Culturas.

Los jóvenes que realizaban los desmanes de manera rápida se lanzaban a causar destrozos con palos, piedras o tubos, y a falta de éstos, con pies y manos. Cuando supuestamente caminaban junto con el contingente de los darketos gritaban sus consignas. Cuando se sumaban a los anarcos, sus gritos eran de "šaaa...alegría... aaalegría... aaanarquía!"

Quienes estaban reunidos en los costados del edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores observaron cómo un grupo de jóvenes asaltaba a un fotógrafo, al cual le quitaron su equipo y los zapatos. No conformes con ello, lo golpearon, y el informador tuvo que ser trasladado al hospital de Balbuena a bordo de la ambulancia 532 del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas. Minutos después, un supuesto porro fue pateado por varios sujetos en la misma plaza.

2ocubre_marcha Los manifestantes partieron hacia el Zócalo minutos antes de las 5 de la tarde. Los integrantes del Comité del 68 se colocaron en medio del contingente, y al igual que la vanguardia de la marcha, que estuvo encabezada por representantes de normales rurales, casi ni se enteraron de lo que sucedía en los edificios de la Procuraduría General de la República (PGR), el Senado, Gobernación, en diarios como La Prensa y El Universal, y en comercios como Oxxo y Seven Eleven.

A kilómetros de distancia del grupo marcharon aquellos que portaron pancartas en las que se pedía justicia para los muertos del 2 de octubre de 1968, y también un cartel que simulaba un naipe en el que resaltaba la fotografía del ex presidente Echeverría y sobre su cabeza el símbolo de un as. Los normalistas caminaban en orden y coreaban sus consignas, algunas de ellas anotadas en cuadernillos que elaboraron para la ocasión. "šVicente Fox decía que todo cambiaría, mentira, mentira, pura porquería!", expresaban muchachos que provenían de 16 estados, como Chiapas, Oaxaca, Michoacán y Chihuahua.

Los normalistas, acompañados de los líderes del 68, continuaron la marcha sin saber lo que estaba ocurriendo.

Los desmanes

Después de las 5 de la tarde, cuando el contingente que iba en la retaguardia cruzaba frente a las oficinas de la PGR, en Reforma y Violeta, comenzó la lluvia de piedras y palos sobre los edificios públicos. Como el grupo de jóvenes no pudo romper los cristales de la procuraduría, se dio a la tarea de realizar pintas.

Luego, al llegar al cruce de Reforma y Basilio Badillo, aparecieron los petardos. Tronaron dos frente a la puerta de avisos clasificados de La Prensa. Metros adelante, rompieron los vidrios de una sucursal del Scotia Bank, que colinda con la Torre del Caballito, donde se ubican oficinas senatoriales. Ahí se gestó el primer conato de enfrentamiento de ese grupo con policías. Dos jóvenes fueron detenidos.

A las 17:50, cuando la mayoría de los miles de jóvenes que integraron el contingente pasó frente a las instalaciones de El Universal, hubo quienes silbaron o aplaudieron. Pero de ahí en adelante, el grupo se dedicó a romper los cristales de un Oxxo, de un Seven Eleven (en Bucareli), y a hacer estallar petardos entre las calles Morelos y Artículo 123.

Fue precisamente a partir del cruce de Morelos y Bucareli cuando el grupo se dedicó por varios minutos a romper los cristales de una sucursal de Bital. Durante una hora causaron destrozos y pánico entre los encargados de los negocios afectados. La sede de la Secretaría de Gobernación tuvo al menos 10 vidrios rotos.

Una vez que la retaguardia llegó al cruce de Bucareli y Doctor Río de la Loza, los objetivos del grupo fueron los tráileres de Televisa: no hubo uno que no fuera pintado, abollado y quedara con algún vidrio roto.

Posteriormente lanzaron piedras contra un edificio de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, y más adelante otro Oxxo fue saqueado. El dependiente sólo atinó a pegarse a la pared mientras al menos una decena de jóvenes penetraron al negocio y arrojaron la mercancía a la calle para que otros la tomaran, mientras que unos más abrieron la caja registradora y se llevaron el dinero.

En el cruce de Doctor Río de la Loza y Vértiz los vehículos que estaban en exhibición en una distribuidora fueron grafiteados, quedaron con las llantas ponchadas y los vidrios rotos.

La mueblería que se localiza en Eje Central y Arcos de Belén fue saqueada. Tostadores, aspiradoras, licuadoras y otros enseres que estaban en los aparadores fueron sustraídos, arrojados al aire y pateados hasta despedazarse.

La protesta en el Zócalo

Los destrozos continuaron mientras los integrantes del Comité del 68 y los contingentes estudiantiles avanzaban por Eje Central hacia la Plaza de la Constitución. Preocupados por los actos de violencia, los líderes prefirieron seguir por República de El Salvador y llegar hasta las oficinas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Ahí, Raúl Alvarez Garín, uno de los dirigentes del 68, pidió que se "abran las puertas de la justicia" y que los ministros declaren que no han prescrito los delitos cometidos durante la guerra sucia, en referencia a la controversia que se inició por los casos de Nazar Haro y De la Barreda Moreno.

Al mismo tiempo, en Plaza de la Constitución, en el techo de una camioneta, los normalistas comenzaron el mitin con su reclamo por la permanencia de sus planteles, del sistema de internado y que no se recorte la matrícula.

Después intervinieron como oradores estudiantes de la UNAM, del IPN, la UAM, la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Uno de los momentos más emotivos se vivió cuando Félix Hernández Gamundi, ex dirigente del 68, exigió justicia y se unieron a él las voces de miles que llenaron el Zócalo.

Los integrantes del Comité del 68 remataron su conmemoración reuniéndose a un lado de la plaza: ahí festejaron la concurrida manifestación, y el hecho de que la mayoría de los participantes hubieran sido jóvenes, universitarios, bachilleres y normalistas que, como ellos, mantienen viva la exigencia de justicia y castigo para los responsables de la matanza.

Pero cerca de las 9 de la noche, otro grupo se organizaba para pedir la liberación de 70 detenidos, sin saber que éstos habían participado en los desmanes. A esa hora quedó claro que este 2 de octubre hubo dos tipos de manifestaciones.


Reporta la policía presencia de 250 "provocadores"

Menores de edad, 50 de los 75 detenidos en la capital

Descarta subprocurador que obtengan libertad bajo fianza

AGUSTIN SALGADO

La conmemoración del 2 de octubre convocó a unos 17 mil jóvenes que marcharon por las calles de la ciudad de México para honrar a los estudiantes que fueron acribillados hace 35 años en la Plaza de las Tres Culturas. Pero debido a un grupo de aproximadamente 250 "provocadores", infiltrados en los diversos contingentes, lo que tendría que haber sido un acto de homenaje se convirtió en un caos.

El saldo final: 75 detenidos -59 presentados ante el Ministerio Público y 16 ante un juzgado cívico-, varios comercios saqueados -entre ellos dos distrubuidoras de automóviles e igual número de sucursales bancarias- y seis personas lesionadas: una de ellas, debido a la gravedad de su herida, tuvo que ser trasladada al hospital de Balbuena. De los 75 aprehendidos, 50 son menores de edad.

Al término de la jornada, el secretario de Seguridad Pública capitalino, Marcelo Ebrard, y el subprocurador de Averiguaciones Previas de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), Renato Sales, ofrecieron una conferencia de prensa en las instalaciones de la 50 agencia del Ministerio Público.

"Hoy (jueves) ocurrió una manifestación en recuerdo de los eventos del año 1968. Estimamos que el número de participantes fue de 17 mil personas, de los cuales unos 250 jóvenes realizaron actos de vandalismo", aseguró Ebrard.

La primera zacapela ocurrió alrededor de las 5 de la tarde en el cruce de Flores Magón y Paseo de la Reforma. Jóvenes con el rostro cubierto y granaderos tuvieron un intercambio de proyectiles. El segundo enfrentamiento sucedió en la explanada de la Torre del Caballito: alrededor de 50 individuos detuvieron su marcha e intentaron ingresar al edificio.

La agresión al Senado

De inmediato un centenar de granaderos resguardaron las instalaciones del Senado pero no pudieron evitar que tres de los ventanales que conforman la entrada principal del inmueble fueran destruidos por jóvenes que utilizaron mascadas y playeras para cubrirse la cara.

Después de controlar la situación, el subsecretario de Seguridad Pública, Gabriel Regino García, aseguró: "Hemos tenido mucha prudencia durante esta movilización. Pero este grupo de revoltosos, que seguramente están financiados por alguien, se infiltraron para alterar el orden de la marcha. Todos los demás contingentes, como el Comité Estudiantil 68, el Frente Popular Francisco Villa y la agrupación de los 400 Pueblos se han conducido con total respeto".

El funcionario agregó: "Pero los revoltosos se dividieron estratégicamente hasta en cinco células, de aproximadamente 40 personas cada una, y han provocado desmanes. Ahora acabamos de detener a dos de los líderes".

Debido a la zacapela la manifestación se dispersó y algunos de los jóvenes optaron por caminar sobre avenida Juárez, otros más se dirigieron hacia Balderas y la mayor parte continuó por Bucareli, como estaba previsto.

En las instalaciones de la Secretaría de Gobernación algunos de los "revoltosos" lanzaron objetos prendidos hacia la dependencia, pero en este punto no se enfrentaron a la fuerza pública, ya que los elementos de la Policía Federal Preventiva optaron por resguardarse dentro del edificio.

Poco antes de la 6 de la tarde la retaguardia de la manifestación ingresó a Doctor Río de la Loza y fue sobre esta avenida donde tuvo lugar el mayor número de saqueos a comercios.

Dos tiendas de autoservicio, un negocio dedicado a la venta de muebles y dos agencias de automóviles fueron asaltados por "el grupo de provocadores".

Además, las entradas de dos sucursales de Bancomer, una ubicada en Eje Central y otra en la calle Madero, fueron destruidas por algunos manifestantes. Ebrard aseguró que el modus operandi de los "grupos infiltrados" consistía en agredir, cambiarse de vestimenta, dispersarse y volver al contingente.

En este punto los cristales del edificio de la Fiscalía para Servidores Públicos de la PGJDF fueron rotos a pedradas y algunos individuos trataron de voltear un vehículo estacionado frente a las instalaciones de Televisa.

En tanto, la mayor parte de los contingentes del Colegio de Ciencias y Humanidades-Sur y de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco gritaban de vez en vez "šfuera porros!", pero en cuanto eran amedrentados por los agresores, optaban por seguir su marcha.

Minutos antes de las 5 de la tarde la vanguardia de la manifestación ingresó por la calle Madero hacia el centro de la ciudad; en ese momento el número de jóvenes se había reducido considerablemente, pero aún así continuaron su marcha y en cuanto llegaban al Zócalo, la mayor parte de ellos optaba por sentarse en los adoquines de la Plaza de la Constitución.

En la conferencia de prensa, que se inició poco antes de las 9 de la noche, Sales informó que de los 75 detenidos, 50 son menores de edad y que a todos se les detuvo en flagrancia.

"Los delitos por los que se presentó a estos individuos efectivamente son graves. Las averiguaciones se iniciarán por robo calificado, lesiones, daños a propiedad privada, y ninguno de ellos admite la libertad provisional bajo caución", aseguró el subprocurador.

Por último, cerca de las 10 de la noche, un centenar de jóvenes se congregaron en la calle Doctor Vértiz para conocer la situación de los detenidos. Ebrard aseguró: "Vamos a resguardar las instalaciones de la 50 agencia del MP con todo el uso de la fuerza que nos da la ley, aquí no se va a liberar a nadie. Tengan la certeza que vamos a proceder conforme a derecho y en el lugar hay aproximadamente 500 elementos para garantizar que no sucedan mayores desmanes".

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