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P O L I T I C A
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México D.F. Viernes 3 de octubre de 2003

Luis Javier Garrido

El acuerdo

El pacto Fox-Salinas para entregar el control estratégico del país a Washington constituye un desafío no sólo para los miembros de los partidos políticos, que se pretende que voten una nueva contrarreforma constitucional, sino para todos los mexicanos, de ahí que en el debate y las movilizaciones que se ven venir para impedirla esté en buena medida el futuro de la nación.

1. Carlos Salinas de Gortari ayudó a Fox para que pudiera llegar a la Presidencia modificándole en su sexenio el artículo 82 constitucional que se lo impedía; lo apoyó de manera clara a lo largo de su campaña electoral; lo ha estado respaldando con todo su poderío económico y el del narcopoder a lo largo de su gobierno, y no es desde luego una sorpresa que ahora se manifieste con su fuerza relativa en el interior del PRI buscando inclinar el priísmo a favor de la "reforma estructural" del foxismo.

2. El acuerdo de Vicente Fox con Carlos Salinas para entregar la industria eléctrica de México al capital trasnacional, a espaldas y en contra de los intereses de la nación, entrañaría, de salirse éstos con la suya, gravísimas consecuencias para el destino del país, pues además de que a) le permitiría a Fox satisfacer las exigencias de la administración Bush que pretende apoderarse de los recursos estratégicos de México, y de que b) sería un negocio de dimensiones incalculables tanto para el grupo foxista como para el salinista, como ha acontecido con todas las privatizaciones, c) representaría un retroceso histórico de incalculables dimensiones económicas y sociales para el pueblo que vería agravada su miseria, y d) perdería la esperanza de tener un desarrollo propio y autónomo, generándose de paso entre otros efectos políticos uno que muchos priístas pretenden no advertir, ya que e) abriría una nueva crisis en el interior del PRI, que muy difícilmente podría levantarse de esta nueva traición de su dirigencia a los principios partidistas.

3. Las dimensiones de la campaña propagandística de Los Pinos sobre este asunto, destinada tanto a lograr el apoyo de la dividida cúpula priísta a la privatización del sector energético como a confundir a los mexicanos haciéndoles creer que tamaña decisión podría tener algún beneficio para el pueblo, no hacer ver más que una cuestión primordial: que en la llamada "reforma estructural" se está jugando también, y sobre todo, el destino del régimen foxista, y en particular el de Vicente Fox.

4. Los "acuerdos" buscados afanosamente por Fox se presentan, por lo mismo, como todo mundo sabe, como una supuesta tabla de salvación para la llamada "pareja presidencial" que gobierna el país, que cree perversamente que haciéndole tal favor a Washington y al capital trasnacional lograría alcanzar un mayor respaldo de Estados Unidos que le pudiera ayudar a salvarse del naufragio. De ahí la obsesión de Fox -que raya en la desesperación y que no puede ocultar- por alcanzar dicha privatización de las industrias eléctrica y petrolera, sin importarle las consecuencias deplorables que tendrían para el futuro de México.

5. Las maniobras de Carlos Salinas para ayudar a Fox, y que él mismo se empeña en poner de relieve -como lo hizo en sus declaraciones a los medios mexicanos el 22 de septiembre en Washington, y que pasan lo mismo por su ascendencia sobre Roberto Madrazo, Elba Esther Gordillo y un número significativo de líderes sindicales, como por su enorme poder en los medios masivos de comunicación-, tienen, además de los económicos, objetivos políticos personales muy claros para él: desde el de congraciarse con la Casa Blanca vendiéndole la idea de que las privatizaciones se hicieron gracias a su intermediación, hasta el de fortalecer su estatuto de impunidad y lograr, por la injerencia del gobierno foxista, una reducción significativa de la pena que está purgando su hermano y que le permita salir del reclusorio a finales del sexenio.

6. Las modificaciones constitucionales, y en especial la del artículo 28, que establece en su cuarto párrafo que el Estado debe ejercer de manera exclusiva la generación de electricidad, no podrían ser aprobadas desde luego si en el largo proceso que se quiere iniciar no las votan los legisladores federales y locales del PRI, de tal suerte que el Institucional se halla situado por lo mismo ante una decisión crítica. En los acuerdos de Fox con la cúpula formal del priísmo encabezada por Salinas subyace una paradoja, pues si un sector mayoritario del Institucional en las cámaras federales y en las legislaturas locales acude a rescatar a un gobernante desesperado por salvar su imagen histórica y los intereses económicos que representa, estaría dándole al mismo tiempo un golpe a su propio partido y cancelando las ya escasas posibilidades que éste tiene para el 2006, haciéndose el harakiri.

7. Un cambio constitucional de esta dimensión, y que es además notoriamente contrario a los intereses nacionales, no puede hacerse sin embargo de manera legítima, al igual que se hicieron las últimas contrarreformas neoliberales implementadas por los regímenes tecnocráticos de De la Madrid, Salinas y Zedillo entre 1982 y 2000, o como Fox lo hizo con la contrarreforma indígena de 2001: sin abrir un debate democrático sobre el texto que se pretendía imponer, buscando engañar al país y corrompiendo la vida parlamentaria. Las consecuencias de estos cambios legales han sido funestas para la mayoría de los mexicanos, que se han visto despojados por las mismas de derechos fundamentales, y para la nación, que se ha visto menguada en sus derechos, y esto no debe repetirse.

8. En ningún país de los que hoy día se asumen como "democráticos" se pueden modificar las leyes fundamentales si no es mediante un mecanismo de democracia semidirecta como el referéndum, y esa debería ser una exigencia nacional para el futuro inmediato. La actual 59 Legislatura de la Cámara de Diputados carece, por otra parte, de la representatividad necesaria para abocarse a un cambio de esta envergadura, pues como todo el país sabe en virtud del elevado abstencionismo en las elecciones del 6 de julio sus integrantes fueron elegidos por una minoría de mexicanos, y en consecuencia, de aprobar una contrarreforma así, la misma carecería de legitimidad.

9. El "cambio constitucional" del que hablan con tanta ligereza los voceros de Fox y de Salinas da la impresión de que no tiene más obstáculos en su proceso legislativo que el de vencer la resistencia de una serie de legisladores del PRI, entre los que destacan los senadores encabezados por Manuel Bartlett, como lo confirmaba el secretario Creel al decir que ante la falta de disciplina en el PRI y los consecuentes problemas del CEN priísta para controlar a sus legisladores, el gobierno ya no va buscar "el consenso" sino "la mayoría" (1Ɔ de octubre), y esto no puede ser así. Las diversas fuerzas sociales del país también pueden ser actores fundamentales en ese proceso legislativo como se vio tras la manifestación del SME del día primero.

10. El acuerdo Fox-Salinas para privatizar el sector energético de México, hecho en nombre de los intereses de "la globalización", busca satisfacer intereses trasnacionales privados y someter plenamente la economía mexicana a Estados Unidos, cancelando la viabilidad de México como una nación independiente, y por ello se urgente oponerle un acuerdo más amplio: el de los sectores mayoritarios del país, que le digan un "no" rotundo a quienes buscan seguirlo depredando.

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