México D.F. Domingo 19 de octubre de 2003
Promete el nuevo presidente boliviano "sanciones
sin venganza" contra los represores
Decidirá el Congreso responsabilidad de Sánchez
de Lozada: Carlos Mesa
Comienzan miles de mineros y campesinos a abandonar
La Paz y principales ciudades del país
Evo Morales ofrece una tregua, mientras Felipe Quispe
ordena mantener bloqueos de caminos
AFP, PL, DPA Y REUTERS
La Paz, 18 de octubre. Miles de mineros y campesinos
comenzaron hoy a abandonar La Paz y otras ciudades de Bolivia, mientras
el nuevo presidente Carlos Mesa inició gestiones para integrar el
gabinete de su gobierno de transición y prometió que "habrá
sanciones sin venganza, pero sin olvido y con justicia" por los casi 90
muertos que dejó la represión del renunciado Gonzalo Sánchez
de Lozada.
Aunque esta capital regresó a la normalidad, aún
persistían los bloqueos de caminos, y mientras el líder cocalero
Evo Morales ofrecía un "respiro" al nuevo gobierno, el dirigente
campesino Felipe Quispe advirtió que la interrupción de ru-tas
continuaría hasta que el Ejecutivo dé una respuesta al pliego
petitorio de su organización.
Mesa, por su lado, busca conformar un gabinete ministerial
sin partidos políticos, por primera vez en la historia del país,
en el que la representación de mujeres e indígenas tendrá
un papel preponderante, según dijo, pero no incluirá a líderes
cocaleros en su gobierno.
El mandatario afirmó en su primer discurso ante
el Congreso, tras ser designado anoche, que llamará a los mejores
bolivianos y bolivianas sin militancia partidaria, para alejar de su gobierno
las "pugnas" por cuotas de poder que inmovilizaron al anterior gobierno
y desataron el repudio ciudadano.
La toma de posesión de su gabinete, prevista para
esta noche, fue postergada para este domingo, informó la oficina
del mandatario, pero medios de prensa locales adelantaron que Mesa tiene
la intención de contar con la colaboración de la periodista
Ana María Romero, ex defensora del pueblo, quien encabezó
a figuras de la clase me-dia en un ayuno para pedir la salida de Sánchez
de Lozada.
Carisma y afabilidad
Mesa,
conocido historiador, ex-perto radial y conductor de influyentes programas
televisivos, quiere gobernar menos de los tres años y 10 meses que
establece la aplicada norma de sucesión constitucional, es decir,
el fin del mandato de Gonzalo Sánchez de Lozada.
En este sentido, dijo que buscará un acuerdo con
el Legislativo para reducir el periodo y llamar a elecciones en un plazo
"razonable".
Entre los compromisos, Mesa dijo que realizará
una consulta po-pular sobre la exportación del gas -el detonante
de las protestas- y prometió revisar la ley de hidrocarburos, para
redefinir la relación esencialmente impositiva del Estado con las
empresas privadas que en 1997 ingresaron al sector.
Asimismo, durante un mitin en la ciudad de El Alto, vecina
a La Paz y donde el pasado fin de semana murieron decenas de personas por
la represión, se comprometió a buscar sanciones para los
responsables de las muertes ocurridas durante la crisis "sin entrar en
venganzas, pero sin olvido y con justicia".
Mesa, que hoy se dio un "baño de pueblo", es un
hombre dotado de un gran carisma y afabilidad -se considera "admirador
de Estados Unidos, pero crítico de algunas de sus políticas"-,
a diferencia de Sánchez de Lozada, empresario educado en Estados
Unidos que habla con dificultad el castellano.
Esta tarde, durante su primera reunión con la prensa,
Mesa dijo sobre la cuestión de la violencia que ordenará
una investigación para deslindar responsabilidades sobre las muertes,
pero precisó que será el Congreso el que decidirá
la responsabilidad que puedan tener el ex jefe de Estado y sus más
cercanos colaboradores.
Agregó que en el plano personal tiene "un profundo
respeto" por Sánchez de Lozada, de quien fue su vicepresidente,
porque su relación con él "fue muy estrecha".
También reiteró que afronta el "desafío
gigantesco" de aplicar una nueva fórmula que consiste en go-bernar
sin partidos pero con apoyo parlamentario, y admitió que corre el
"riesgo del naufragio total".
Insistió además en que el gran tema de su
agenda tiene que ver con la cuestión de la explotación de
gas y la convocatoria a asamblea constituyente. Pero también habló
de mantener una lucha frontal contra el narcotráfico y combatir
los plantíos ilegales de coca.
En entrevista con Reuters, aseguró que protegerá
a los inversionistas a pesar del compromiso de revisar las leyes energéticas,
y que entiende la preocupación de los mercados, pero que los cambios
que se harían no atacarían los capitales invertidos en el
país.
"Lo que tenemos que hacer es dar garantías de que
la inversión que se ha hecho en Bolivia sea útil para quienes
la llevaron a cabo y para el país", indicó.
La asunción de Mesa fue recibida con dispares actitudes
por parte de los principales líderes de la sublevación. El
líder de los campesinos, Evo Morales, afirmó que da-rá
"un respiro, un tiempo" para que atienda las demandas de las organizaciones
sociales.
Morales celebró el compromiso formulado por el
nuevo presidente de prescindir de los partidos políticos, así
como de llevar adelante un referendo vinculante para decidir sobre la exportación
de gas, programada para dejar apenas 18 por ciento de las ganancias al
país.
"Es importante el referendo vinculante, la recuperación
de los hi-drocarburos (en manos de petroleras extranjeras) si quiere servir
al pueblo y transformar de manera pacífica al país", dijo
el ex candidato presidencial.
Continúa huelga indefinida
Pero la Central Obrera Boliviana, que aglutina a casi
todos los trabajadores del país, resolvió continuar la huelga
general por tiempo indefinido hasta que el nuevo gobierno se comprometa
a "no exportar el gas ni por Chile ni por Perú, y a derogar la ley
de hidrocarburos".
Su secretario ejecutivo, Jaime Solares, decidió
no respaldar a Me-sa porque considera que la renuncia de Sánchez
de Lozada sólo cambió una persona y no modificó el
modelo económico.
No obstante, por la noche Mesa se entrevistó con
el líder de esa central, quien señaló, tras la reunión,
que el presidente destacó su interés por impulsar demandas
la-borales como la creación de fuentes de trabajo y que el "salario
sea digno para los trabajadores".
Solares, a su vez, le aseguró que "va a tener nuestro
respaldo siempre que pelee enérgicamente contra la corrupción,
porque le ha hecho mucho daño al país".
Pero la posición más radical fue la del
diputado y líder de la Confederación Sindical Unica de Trabajadores
Campesinos de Bolivia, Felipe Quispe, quien advirtió que no levantará
el bloqueo de caminos hasta que el nuevo mandatario atienda las demandas
de su grupo.
"No vamos a dejar de marchar, no vamos a levantar la huelga
de hambre" hasta que Mesa atienda el pliego de 70 puntos, pendiente desde
abril de 2000.
Por lo pronto, en medio de detonaciones de fulminantes
de dinamita, miles de mineros abandonaban triunfantes hoy La Paz y El Alto,
epicentros de la rebelión, rumbo a sus distritos andinos.
Esas ciudades retornaban a su vez a la normalidad, con
la remoción de barricadas, la reapertura de comercios, bancos y
otras instituciones financieras, y la normalización del tránsito
vehicular.
Lo mismo ocurrió en otras ciudades como Cochabamba,
sede neurálgica de los campesinos cocaleros; Oruro y Potosí,
enclaves mineros, y Sucre, que es oficialmente la capital del país.
Los vuelos comerciales en el ae-ropuerto internacional
de El Alto, que sirve a La Paz, fueron reanudados al mediodía, poniendo
fin a un bloqueo aéreo de una semana, mientras el tránsito
por carreteras se restablecía paulatinamente.
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