304 ° DOMINGO 19 DE OCTUBRE  DE 2003
 Biblioteca Social Reconstruir
“Libertad
y no violencia"

TANIA MOLINA RAMIREZ

La Biblioteca Social Reconstruir es una de las mayores especializadas en anarquismo en América Latina, y ha servido como espacio de encuentro de anarquistas, punks y anarcopunks durante 25 años. Los anarcopunks que han sido estigmatizados recientemente –en una generalización maniquea– como los violentos de las manifestaciones. Toby, uno de los encargados de la biblioteca, echa luces sobre por qué no todos los jóvenes que pintan una A encerrada en un círculo quieren echar pedradas

EN LA PUERTA DE MADERA hay un letrero pegado con cinta adhesiva que dice: "Libertad y no violencia". Se nota que lleva tiempo ahí. Es la entrada a la Biblioteca Social Reconstruir, hogar de uno de los mayores acervos especializados en anarquismo en América Latina y punto de encuentro de anarquistas, punks y anarcopunks del Valle de México, e incluso de otros lugares de la República.

La biblioteca, que ocupa dos cuartos en el segundo piso de un viejo edificio en la calle Morelos, a unos pasos de Bucareli, fue fundada en 1978 por Ricardo Mestre, un exiliado anarquista español. Quienes lo conocieron lo describen como un hombre que, a pesar de haber vivido la guerra civil española y de haber estado en un campo de concentración, nunca se dio por derrotado. Al contrario, se mostraba animoso, en extremo generoso y con esperanza en el futuro. Probablemente fue esta esperanza y generosidad la que lo llevó a creer necesario formar una biblioteca.

Reconstruir es, hoy, un referente obligado del anarquismo. Desde Francia, Alemania, Estados Unidos y más países, cuenta el anarcobibliotecario Toby, llegan investigadores y académicos a Morelos 45 interior 206 en busca de información.

En los estantes descansan raros ejemplares, libros que no volvieron a ser editados. Entre las joyas, que Toby muestra con orgullo, se encuentran, Ricardo Flores Magón. El apóstol de la revolución mexicana, de Diego Abad de Santillán, publicado en 1925; La pornocracia, de Pedro José Proudhon, editado en 1892; y ejemplares de periódicos de la guerra civil española y de la publicación magonista Regeneración.

Tras la muerte de Ricardo Mestre, el lugar quedó a cargo de Toby y Marta, dos anarquistas de larga trayectoria. Hoy, ambos luchan por mantener vivo el espacio. Y no es tarea fácil. Los donativos que antes recibían de los amigos intelectuales de Mestre dejaron de llegar tras su muerte. La renta del local subió tanto que tuvieron que reducir a la mitad el espacio que originalmente ocupaba la biblioteca. Para poder pagar la luz, el teléfono (ahora suspendido por falta de pago sólo recibe llamadas) y la renta (deben como seis meses), Toby y Marta organizan conciertos, realizan colectas y venden en el tianguis del Chopo lo que producen en su taller de serigrafía.

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La Biblioteca Social Reconstruir no es una biblioteca convencional. No sólo acuden a ella quienes buscan leer a Bakunin, Proudhon y Flores Magón. Cuando Ricardo Mestre vivía, platicaba con quien entrara a la biblioteca, recomendaba lecturas, contaba sus experiencias, escuchaba las inquietudes del visitante. Y, al paso del tiempo, la biblioteca se convirtió en un punto de encuentro para anarquistas, punks y anarcopunks de Ecatepec, Naucalpan, Ciudad Neza, DF y lugares más alejados en la República.

Hoy, varios colectivos se reúnen aquí para hacer sus asambleas y estudiar, sobre todo historia y teoría anarquista. Muchos de los integrantes de estos colectivos forman parte de la Caravana Libertaria Carlo Giuliani, señalada por varios medios de haber participado en los actos violentos durante la marcha del 2 de octubre.

La Caravana Giuliani se formó para realizar acción directa no violenta durante la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, en Monterrey, en marzo del 2002. En la agrupación había de todo: maestros, antropólogos, músicos, obreros, estudiantes, sociólogos; y de muchas partes: DF, Guadalajara, Hermosillo, Tampico, Toluca, Oaxaca. "Lo que nos unifica es que somos anarquistas y la mayoría son punks", explica Toby. Además, aglutina a personas que reivindican distintas variantes del anarquismo: anarcosindicalismo, pacifista, individualista (busca un cambio a nivel individual, que uno pueda vivir en libertad), colectivista (una de sus vertientes es el comunismo libertario, que lucha por una transformación radical de la sociedad, donde cada quién trabaje según sus capacidades y consuma según sus necesidades).

La caravana "no es sólo un grupo de acción en la calle; también es de estudio". En la capital regiomontana recorrieron escuelas, barrios, mercados y otros lugares públicos, dando información. Todas sus protestas fueron pacíficas.

Tras Monterrey, los colectivos que habían participado en la caravana decidieron volver a unirse para las protestas en Cancún. Mientras, siguieron trabajando en sus propios proyectos. Y es que, más allá de sus 15 minutos de fama televisada tras la marcha del pasado 2 de octubre, muchos de los colectivos anarcopunk llevan años trabajando en proyectos en coordinación con otros sectores sociales, como en la sierra poblana en un proyecto de producción de café, en la creación de cooperativas (en Naucalpan acaban de inaugurar un taller de costura) y formando círculos de estudio en escuelas citadinas. "Ese es el anarquismo que ha predominado", afirma Toby.

"La caravana tiene el planteamiento de construir. La violencia puede traer beneficios momentáneos, pero a la larga desarticula, enfrenta a los integrantes de una organización (cuando hay diferencias en cuanto a qué tácticas emplear)", sigue Toby. La Giuliani busca lo opuesto, pretende "mostrar que las ideas anarquistas son viables, para poder tener una base social más amplia".

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Hubo punks que participaron en el vandalismo el pasado 2 de octubre, reconoce Toby. Fueron algunos jóvenes que siguieron a los porros. Y esto le preocupa, ya que desde que surgió el punk en México –a principios de los ochenta–, nunca había visto "tal magnitud de violencia".

El bibliotecario calcula que unos 300 punks participaron en la manifestación, de los cuales sólo conocía como a 50. "Sabíamos que eran del movimiento por la ropa, por las consignas". Al platicar con algunos de ellos "nos dimos cuenta que eran compañeros que estaban comenzando, simpatizantes del anarquismo". Primerizos y "desesperados", admite Toby: "La violencia es una urgencia de querer cambiar las cosas ya". Y ve en estos jóvenes un gran potencial: "Tenemos que hablar (con ellos) porque traen nuestras ideas, se identifican con el movimiento (...) Después de estos actos instintivos de violencia, pueden aportar mucho al movimiento de creación constructiva".

Toby cree que el movimiento anarcopunk tendrá que plantearse cómo convivir con gente que emplea la acción violenta: "El movimiento no se va a dividir por algo así (...) Somos tan pocos que no podemos darnos (ese) lujo". (En el valle de México calcula entre 5 y 7 mil punks, "no todos anarquistas, pero sí simpatizantes".) Sin embargo, "(si continúan realizando actos violentos) de manera individual, irresponsable, egoísta, y pretenden lograr sólo sus objetivos (particulares) y dañar a los demás, en asamblea determinaríamos si rompemos con ellos". Y es que para Toby y para quienes reivindican un anarquismo constructivo, "no podemos hacer violencia si no vamos a ganar; primero debemos tener una estructura en todos los ámbitos –laboral, económico, campesino–, como para poder aspirar a transformar la sociedad".

Por otro lado, el encargado de la biblioteca cree necesario reanudar los encuentros sobre el movimiento punk, que durante 14 años se llevaron a cabo en el Museo del Chopo, "para explicar qué es el punk y el anarquismo, porque entrevistaron a gente en el tianguis del Chopo que tenía conocimientos erróneos sobre el anarquismo y muy vagos sobre el punk. Asocian punk con droga, anarquismo con vandalismo, con destrucción". Y, la biblioteca, como centro de estudio y de documentación, juega un papel fundamental en explicar estos temas y ayudar a los jóvenes punks, que en su mayoría "viven en la miseria, en hogares con violencia familiar", a que se transformen en "personas responsables, que se comprometan a transformar el mundo".