México D.F. Lunes 27 de octubre de 2003
''Es una invitación a releer a un autor
universal''
Celebra Taibo II edición de La Jornada de
El Llano...
La única crítica que puedo hacerle a Rulfo
es por qué no siguió escribiendo; quizá la respuesta
sea su depresión, comenta
MASSIMO CALANDRI ESPECIAL PARA LA JORNADA
Asti, Italia, 26 de octubre. Durante su presentación
en el prestigioso festival literario Claroscuro de Asti -hermosa ciudad
situada al norte de la región del Piamonte-, el escritor mexicano
Paco Ignacio Taibo II habló extensamente acerca de Juan Rulfo, al
recordar el cincuentenario de la publicación de El Llano en llamas,
conmemorado con una edición especial de La Jornada.
Para los románticos que año tras año
se congregan en esta ciudad hay algo misteriosamente mágico y desconocido
que los atrae de manera irresistible a la obra de los escritores latinoamericanos.
Sólo así se explica la veneración que durante una
semana manifestaron por Taibo II y por el argentino Rolo Diez, a quienes
persiguieron, abrazaron y llenaron de elogios, mientras los acosaban decenas
de apasionados periodistas.
''Para
mí, Rulfo es una figura muy especial, algo completamente distinto'',
dijo Taibo II. ''Es un caso muy singular. Un escritor que produce dos libros,
y con éstos se da a conocer en todo el mundo, es un hecho de grandísima
importancia. Y luego no produce nada más. Yo quizá la única
crítica que puedo hacerle a Rulfo es tal vez ésa: ¿por
qué no siguió escribiendo? ¿Por qué un hombre
que fue capaz de hacer dos libros excepcionales no produjo más?"
Con su característica velocidad para hablar, fumando
un cigarrillo tras otro, el autor de Sombra de la sombra responde
a esa pregunta de inmediato:
''Yo creo que Rulfo dejó de escribir por algo que
tiene que ver con cuestiones personales. Me acuerdo de una vieja entrevista
para la televisión en la que Rulfo contaba su infancia y su adolescencia,
muy difíciles, con muchísimos problemas personales y familiares,
el asesinato de su padre, la muerte de su abuelo y de su madre cuando él
era todavía un niño, etcétera. Entonces en un momento
dice: 'todo eso a mí me provocó una gran depresión
anímica y me convertí en un hombre depresivo'. El periodista
le pregunta: '¿y eso hasta cuándo le duró?' 'No, eso
me duró siempre. Yo la depresión no me la quité nunca'.
Era, repito, un personaje muy especial, muy particular".
-¿Usted piensa que los mexicanos deben sentirse
orgullosos de Rulfo?
Taibo II arruga los ojos cuando habla, se inclina desde
la orilla del asiento, lanza una bocanada de humo y echa el cuerpo hacia
atrás, frotando con dos dedos una punta del bigote que muestra la
mancha rojiza del tabaco.
-Por supuesto que todos los mexicanos tienen que estar
orgullosos de un hombre así, dueño de una creatividad tan
asombrosa. Basándose en los campesinos, que son muy especiales en
su forma de ser, de manifestarse, creó un mundo muy especial, le
puso otro lenguaje, pero lo hizo de una manera tal que éste nunca
resultó falsa. El mundo de Rulfo, el México de Rulfo, son
universales, porque parten de la realidad, pero son recreados por el artista
que los afoca de un modo, repito, muy singular.
-Todos los mexicanos dicen que Juan Rulfo es un clásico.
¿Usted también lo considera un clásico?
-A mí el concepto de clásico me molesta.
Parece como si la literatura fuese un cementerio donde hay una serie de
piedras, una serie de tumbas que hay que visitar. Sin embargo, lo más
reverente que puedes encontrar en mí, respecto de la literatura,
es mi relación con Rulfo como escritor. Pedro Páramo y
El Llano en llamas me dejaron tan sorprendido la primera vez que
los leí y me siguen sorprendiendo siempre cada vez que los releo.
Le tengo un respeto místico.
-Por último, ¿qué opina usted de
la edición especial de El Llano en llamas que está
poniendo en circulación La Jornada?
Taibo II se levanta de la silla diciendo -con el lenguaje
corporal de recoger sus cosas, guardarse la cajetilla de cigarros cubanos
en la camisa y dar el último trago a su vaso de cocacola, sustancia
inseparable de su vida- que tiene que irse. Pero responde a la pregunta:
''Todavía no conozco la edición especial
de La Jornada porque llevo algunas semanas viajando, pero conozco
el proyecto desde su origen y me parece muy bueno que al fin se esté
haciendo. Publicar El Llano en llamas en este formato es oportuno,
porque quizá éste sea el momento de una nueva relectura.''
Confortable estancia
Durante su visita al festival de Asti, que se prolongó
una semana, Taibo II y Rolo Diez, acompañados en todo momento por
el editor italiano Marco Tropea, asistieron a una serie de encuentros literarios.
En el primero de ellos, llamado Vi racconto la storia (Les cuento la
historia), participaron junto con el irlandés Colum McCann,
la española Almudena Grandes, el alemán Gisbert Haefs y la
francesa Eliette Abecassis.
Presentado por el conocido escritor chileno Luis Sepúlveda,
Rolo Diez habló en otro foro acerca de la Memoria con el
palestino Sayed Kashua, la chilena Carmen Yáñez y los italianos
Luciana Castellina y Ernesto Ferrero.
Tanto Diez como Taibo se relacionaron sin problemas con
la gente de la localidad, porque ambos pueden expresarse en buen italiano,
y cuando se metían en dificultades fueron auxiliados por el escritor
Bruno Arpaia, que ha traducido algunos de los libros más importantes
de ambos y es también un gran conocedor de la ciudad de México
y de sus colonias, como la Condesa, Coyoacán, Xochimilco y el Centro.
Pero el momento más significativo para Rolo Diez
fue cuando este argentino radicado en México, que se siente "chilango
de corazón", presentó su obra más reciente, Il
passo della tigre (El paso del tigre). Taibo II, por su parte, su mostró
satisfecho por la inminente aparición en Italia de la nueva edición
actualizada de su biografía de Ernesto Che Guevara, título
que en este país ha vendido más de 100 mil copias y le permitió
ganar el importante premio Bancarella.
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