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México D.F. Viernes 31 de octubre de 2003

Horacio Labastida

Gobierno contra Estado

Como Estado y gobierno son conceptos políticos cargados de connotaciones diversas, intentaremos precisar los significados que ahora destacamos. El constituyente lo es porque recibe de manera directa la facultad soberana del pueblo para organizar políticamente a la nación, o sea instituirla como Estado, en el supuesto de que esta soberanía estatal se desempeñará en el cauce de las normas jurídicas discutidas y aceptadas durante los debates de los constituyentes. Ahora bien, la soberanía del Estado se ejercerá por la vía de funciones, en nuestro caso ejecutivas, legislativas y judiciales, encargadas a un aparato gubernamental, el gobierno, integrado por los órganos que las ponen en marcha. Parece innecesario señalar que estas funciones en el área de cada órgano gubernamental tienen que acatar siempre las disposiciones supremas que regulan al Estado.

Las anteriores reflexiones acotan lo que intentamos explicar al hablar de Estado y gobierno, y subrayan de manera nítida un deber ser operativo: la imbíbita y necesaria armonía entre el acto gubernamental y el mandamiento estatal que expresa la soberanía del pueblo. Pero desafortunadamente la historia no siempre acredita esta concordia, y de ahí resulta un conflicto de consecuencias imprevisibles para el orden público.

ƑQué es lo que sucede y ha sucedido en la experiencia? No son pocos los politólogos que exhiben cómo la decisión gubernamental se ve infiltrada por las ideas dominantes por medio de las personas de carne y hueso elegidas para dirigir el aparato gubernamental. Lógicamente es imposible que la alta burocracia de un Estado eluda sus propias inclinaciones al suscribir las decisiones públicas. Por necesidad socialmente objetiva estimularán la reproducción y continuidad del statu quo favorable a los sectores hegemónicos. Sobrada razón tuvo Max Weber al escribir en La ética protestante y el espíritu del capitalismo (Barcelona, 1972) que "la economía capitalista... es un inmenso cosmos en el que nace el individuo, y lo... obliga... a someterse a (sus) reglas de acción".

Al imponer a la sociedad los intereses que representan, los gobernantes afectan los sentimientos nacionales que sustancian al Estado, puesto que quebranta sus normas sustantivas al parcializar dichas decisiones en provecho de una clase social y en contra del bien común.

La violación del Estado por su gobierno tiene una larga historia en México. Sin aludir a la burla de nuestra organización federal por parte de Antonio López de Santa Anna y Porfirio Díaz, la era posrevolucionaria, con la excepción de Lázaro Cárdenas, está cargada de perversas transgresiones del Estado, sobre todo en los últimos dos decenios. El Estado constituido en 1917 se sustenta en el trascendental artículo 27 constitucional. Para consolidarlo como democracia justa, se distribuye la riqueza en nacional, social y particular, a fin de que su producción ingrese de manera equitativa en el patrimonio de los individuos y sus familias, concepción ahora casi destruida por los gobiernos y sus hechos. La apertura de nuestro país al neoliberalismo washingtoniano, suscrita por Carlos Salinas de Gortari en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (1993), su grosero cumplimiento durante el zedillato y la actual insistencia de Vicente Fox en autorizar constitucionalmente la entrega de nuestros energéticos al capital trasnacional, han logrado y quieren perfeccionar hoy la desaparición de la propiedad nacional y social y su entrega a la privada, no a la nación, y sí de manera preferente a la burguesía trasnacional del Tío Sam.

Sin riqueza colectiva y social y sin capital nacional, México es en nuestros días un Estado dependiente en lo económico del capitalismo trasnacional estadunidense, y en lo político de la Casa Blanca. El último patrimonio de la nación que aún administra el Estado, petróleo y electricidad, está en grave peligro si el Congreso de la Unión, incompetente de origen para hacerlo, accede a las reformas del código supremo solicitadas por la Presidencia de la República. Si esto llegara a suceder estaríamos ante un escenario trágico: la destrucción del Estado mexicano por su propio gobierno. ƑEstará el pueblo dispuesto a cerrar los ojos al celebrarse la extremaunción del Estado?

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