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México D.F. Lunes 1 de diciembre de 2003

Los mismos títulos, aunque menos tiraje, fórmula para enfrentar la crisis: editores

Lenta, pero sostenida recuperación de la industria editorial argentina

Representantes de la industria visitan México para mostrar su catálogo de novedades

CESAR GÜEMES

Luego de pasar por una de las crisis más severas en los últimos diez años, la industria editorial argentina encontró una fórmula para mantenerse en el mercado y dar inicio a un proceso de recuperación que coloque de nuevo al país como uno de los bastiones del libro en castellano. Así lo explican Gustavo Canevaro, responsable de le Cámara Argentina del Libro; José Néstor Pérez, presidente de la comisión de comercio exterior del organismo, e Isaac Rubinzal, editor, quienes se encuentran en nuestro país a fin de poner al día las relaciones comerciales con México en el ámbito editorial.

La estrategia, dice Canevaro, se basa en cambiar la política editorial: publicar al menos tantos títulos nuevos como en las mejores épocas, a finales de los años noventa, a cambio de reducir los tirajes: "Nunca dejamos de estar presentes en el mercado aunque antes éramos, editorialmente, los actores principales. Sin duda nuestra industria del libro ha perdido peso relativo. La crisis que acabamos de pasar, sin embargo, nos potenció la creatividad para reinsertarnos en los mercados latinoamericanos, sobre todo en el mexicano que es el más grande. Argentina vivió años de crecimiento entre 1992 y 1999. Mantuvimos cierta estabilidad en el 2000 y hacia finales del 2001 la industria atravesó por un periodo francamente traumático, porque la cantidad de títulos que dimos a conocer cayó por lo menos en 30 por ciento y el volumen de ejemplares en un porcentaje todavía mayor. Pero el año que corre las editoriales argentinas han conseguido resurgir. El tiraje promedio se ha reducido, pero creció el número de títulos, que es por lo menos similar al de 1999, nuestro logro más alto en la época actual. De modo que somos optimistas en el diagnóstico a futuro, porque surgen ahora nuevas editoriales: no sólo estamos en capacidad de exportar literatura, sino textos de muy distintas materias, entre las que se cuenta el libro infantil y juvenil".

-La circunstancia por la que atravesó Argentina era económicamente muy severa: Ƒqué hicieron para recuperar su potencial como editores?

-Primero, esperamos que el país se estabilizara, aguardamos el freno de la inflación, la baja de las tasas de interés y un tipo de cambio tranquilo. A partir de que encontramos las condiciones mínimas para trabajar, apostamos, como única vía de sobrevivencia, a publicar los títulos nuevos que aparecen año con año. Esa es la locomotora que arrastra y guía a nuestras empresas. Entre más títulos de novedad tenemos, mayor es nuestra presencia en el mercado. Claro, el tiraje promedio de los libros se redujo, pero se incrementó la diversidad de títulos. Hasta ahora, nos beneficia privilegiar la oferta variada.

José Néstor Pérez, presidente de la comisión de comercio exterior de la Cámara Argentina del Libro, sopesa la necesidad de que el Estado participe activamente en la promoción de la lectura, tarea a la que, por su parte, se han abocado ya los editores: "Desde hace algunos años comenzamos a hacer campañas de fomento a la lectura, pero estamos al tanto de que no sólo nos corresponde a nosotros, sino al Estado, los ministerios de educación, las secretarías de cultura y la totalidad de las editoriales. Hoy competimos, en el terreno de los lectores más jóvenes, con los videojuegos, la televisión y el uso de la computadora. La única manera de mantenernos en buena forma es reunir esfuerzos con el Estado y sus dependencias".

En Argentina el Estado no edita libros y apenas los compra para distribuirlos. Al respecto dice Néstor Pérez: "Apenas el Estado reinicia la adquisición de algunos títulos, luego de dos años en los que no hubo transacciones de ese tipo. El actual gobierno tiene una nueva política que comienza a apoyar al libro y la cultura. Esto es muy importante para nosotros porque el Estado siempre será, en cualquier país, el comprador más fuerte".

Acota sobre el tema Gustavo Canevaro: "Ese papel asignado al Estado se entendía como ausente o no aplicable, porque en teoría motivaba a la iniciativa privada. Con el cambio de gobierno, que trajo una manera distinta de pensar, nos damos cuenta que no es necesario llegar al extremo de que el Estado no participe editorialmente, sino que se precisa su actividad en la salud y la educación. Una de nuestras campañas está dirigida justamente a relacionar la salud con la cultura: un niño ha de estar sano y al mismo tiempo preparado para que a la vuelta de los años no se convierta en un marginado social. Las personas marginadas de la educación no son consumidores de libros ni de cultura. Con las nuevas iniciativas comenzamos a revertir esa marginación que ya alcanzaba niveles preocupantes".

Uno de los motivos de la visita de los editores argentinos fue la reunión que sostuvieron con bibliotecarios, organismos gubernamentales y lectores en las instalaciones del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, el que se realizará a partir de ahora de forma anual, siempre poco antes de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, a la que acudirán por lo pronto a fin de dar a conocer el catálogo de los títulos publicados por Argentina en el 2003. Ese trabajo se suma a la estrategia de recuperación, dice Isaac Rubinzal, editor: ''Nuestra estancia en México obedece a un antiguo planteamiento que al fin cristaliza: abrir las embajadas a la industria editorial. Esto tiene un doble efecto: mayor inserción de nuestro producto y a su vez el conocimiento de las necesidades del lector, en este caso el mexicano. Al recibir a representantes de universidades, bibliotecarios y organismos de gobierno, nos informamos sobre lo que requieren y elaboramos un proyecto de trabajo tomando en cuenta no sólo nuestra disposición editorial sino la exigencia real del mercado".

El trato que interesa al encuentro no es necesariamente con otros libreros sino con los usuarios, dice Rubinzal: "Estamos en México a fin de conocer al destinatario final de nuestros libros, entenderlo y saber cómo podemos cubrir sus requerimientos".

Finaliza Gustavo Canevaro: "Lo importante de venir a encontrarnos con el lector es que en América Latina comenzamos a diagnosticar las necesidades que tienen en común nuestros países. Un buen método de salir adelante como continente es justamente poner atención en lo que podemos ayudarnos como latinoamericanos".

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