Ojarasca 80  dicembre de 2003

panadero2

Don René, panadero
 
 
 
 

Paraíso perdido
 
 

Mahomud Darwish
 

"La historia no puede reducirse a una compensación de la geografía", ha dicho Mahomud Darwish, el poeta nacional de una nación que no existe: Palestina. Pero su poesía existe, inevitablemente... como Palestina. Darwish nació en Birwe, Galilea, en 1942. Cuando tenía seis años, el flamante ejército de Israel ocupó y destruyó Birwe y otras 416 poblaciones palestinas. Para salvarse de la inminente masacre, los Darwish huyeron a Líbano, pero regresaron un año después y se asentaron "ilegalmente" en Dayr al-Asad. El joven Mahomud se convirtió en un "refugiado interno", oficial y orwelianamente considerado "migrante presente-ausente".

Cuando tenía ocho años se atrevió a recitar una lamentación por su pueblo en las celebraciones del segundo aniversario del Estado de Israel. Con ello desató la ira del gobernador israelí. A partir de entonces debió ocultarse cada que aparecía algún representante del nuevo gobierno. Durante sus años de estudiante, y hasta que emigró en 1970, Darwish fue a prisión y sufrió castigos en repetidas ocasiones, siempre por "delitos" relacionados con su poesía y sus viajes de pueblo en pueblo. Años después volvió, y fue recibido por su pueblo como un héroe. En la actualidad vive modestamente en algún lugar de Palestina.



 

Él abraza a su asesino

Él abraza a su asesino. Ojalá conquiste su corazón: ¿Te
enojarías más si sobrevivo?

Hermano... Mi hermano. ¿Qué hice yo para que quieras

destruirme?

Sobre nuestras cabezas vuelan dos pájaros.

¿Por qué no tiras hacia arriba? ¿Cómo ves?

Te cansaste de mi abrazo y de mi olor. ¿No te has cansado

de este miedo dentro de mí?
 
 

Arroja entonces tu arma al río. ¿Cómo ves?

¿El enemigo en la ribera apunta su ametralladora a nuestro
abrazo? Dispara al enemigo,
de modo que evitemos sus balas y nos mantengamos 
a salvo del pecado.

¿Cómo ves? ¿Me matarás para que el enemigo pueda ir a su casa en nuestra casa
y se rebaje otra vez a la ley de la selva?

¿Qué has hecho con el café de mi madre, con el café de la tuya?

¿Cuál fue mi crimen, qué te hice para que desearas mi
destrucción?

Nunca dejaré de abrazarte.

Nunca te liberarás de mí.
 


Los vientos

Los vientos se han vuelto contra nosotros. El viento del sur
sopla con nuestros enemigos. El pasaje se angosta.

Prendemos los anuncios de victoria para que la oscuridad
resplandezca.

Volamos como si cabalgáramos en la grupa de los árboles
de un sueño. ¡Oh confines del mundo! ¡Oh los sueños
difíciles! ¿Continuarán?

Mil veces hemos escrito en el último suspiro del aire.

Morimos para que ellos no prevalezcan.

Corremos tras el eco de nuestras voces. Ojalá encontremos la
luna allí.

Contamos con las rocas. Que ellas se sobresalten.

Grabamos en acero nuestros cuerpos para que se evapore el
río.

Los vientos se vuelven contra nosotros. El viento del norte
con el viento del sur, y clamamos: ¡Dónde nos 
podremos asentar!

Interrogamos mujeres míticas, en busca de parientes que
preferirían vernos muertos.

Un águila anida en nuestros cuerpos, y salimos a la caza de 
los sueños. Ojalá los encontremos.

Ellos nos persiguen para encontrarnos ahí. No hay salida.
 

Vivimos nuestra muerte. Nuestro triunfo es este morir a
medias.
 


 
Poemas fueron traducidos al inglés por Munir Akash y Carolyn Forché, en el volumen Unfortunately, It Was Paradise (Desgraciadamente, era el paraíso) Universidad de California, 2003. (Versión al castellano: Hermann Bellinghausen).
 


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